¿Cómo se siente una mujer después de una ruptura?

3 ver

Uf, una ruptura… es un terremoto emocional. Depende tanto de la relación, ¿no? A veces, es un alivio inmenso, como quitarse un peso enorme de encima, si la relación era tóxica. Pero, la mayoría de las veces, es un mar de inseguridad, una montaña rusa de culpa y baja autoestima. Te sientes vacía, con miedo al futuro, como si te hubieran arrancado una parte de ti. Es un proceso doloroso, pero también una oportunidad para reconstruirse.

Comentarios 0 gustos

Chicas, ¿quién no ha pasado por una ruptura amorosa? Es un tema universal, ¿verdad? Y aunque cada historia es un mundo, creo que todas coincidimos en que es una experiencia… intensa, por decirlo suavemente. Uf, solo de recordarlo me da un escalofrío. Es como si te hubieran dado una patada en el estómago y te dejaran sin aire.

Recuerdo mi última ruptura. Habíamos estado juntos tres años, compartíamos todo, desde las tonterías más grandes hasta los sueños más profundos. Sentía que era mi media naranja, mi compañero de vida. Y de repente, ¡pum! Todo se derrumbó. Me dijo que ya no sentía lo mismo, que necesitaba “tiempo para encontrarse a sí mismo”. Clásico, ¿no? Según un estudio de la Universidad de Binghamton, las mujeres experimentan un mayor dolor emocional tras una ruptura, aunque se recuperan más rápido a largo plazo. En mi caso, sentí como si me hubieran arrancado el corazón. Dolor físico real, no exagero. No podía comer, dormía fatal, lloraba a todas horas. Me sentía como un fantasma deambulando por mi propia vida.

La inseguridad me devoraba. ¿Qué había hecho mal? ¿Era yo el problema? Me miraba al espejo y no me reconocía. Me obsesioné con encontrar una respuesta, repasaba cada conversación, cada gesto, buscando alguna pista que me hubiera pasado por alto. Es una espiral de autodestrucción terrible. Mi autoestima estaba por los suelos. Sentía que no valía nada, que no merecía ser amada. Incluso mis amigas, que fueron un apoyo increíble (¡gracias chicas, las adoro!), no lograban sacarme del hoyo.

Y el futuro… ¡ni hablar! Me aterraba. Había construido mi vida alrededor de él, nuestros planes, nuestros sueños compartidos. De repente, todo eso se desvaneció y me quedé en un vacío existencial. Sentía que nunca volvería a enamorarme, que nunca volvería a ser feliz. Según la psicóloga Silvia Congost, es normal sentir miedo al futuro tras una ruptura, ya que se pierde la “zona de confort” que proporciona la relación.

Pero, y aquí viene la buena noticia, el tiempo, aunque parezca eterno en esos momentos, realmente cura. Poco a poco, empecé a reconstruirme. Me enfoqué en mí misma, en mis hobbies, en mis amigos. Volví a pintar, algo que había dejado de lado durante la relación. Empecé a ir al gimnasio, no solo por el ejercicio físico, sino por la sensación de bienestar que me proporcionaba. Y, sobre todo, empecé a quererme de nuevo. A valorarme, a reconocer mis virtudes, a aceptar mis defectos. Fue un proceso largo y doloroso, sí, pero también liberador.

Una ruptura es una oportunidad para renacer, para descubrir quién eres realmente, para construir una versión mejorada de ti misma. Es como podar un árbol, al principio duele, pero luego crece más fuerte y más hermoso. Así que, si estás pasando por una ruptura, recuerda que no estás sola. Es un proceso difícil, pero se puede superar. Llora todo lo que necesites, rodéate de gente que te quiera, y sobre todo, no te olvides de quererte a ti misma. Eres fuerte, eres valiosa, y mereces ser feliz. ¡Ánimo, guerrera!