¿Cómo son los lunares con cáncer?

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"Lunares sospechosos de cáncer suelen tener colores desiguales, combinando tonos tostados, marrones, negros, e incluso zonas blancas, rojas o azules. Es crucial revisar lunares en pieles oscuras, ya que su apariencia puede variar respecto a pieles claras."

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¿Qué aspecto tienen los lunares con cáncer?

Uf, este tema me trae recuerdos… Recuerdo a mi abuela, en julio del 2018, en Valencia, con un lunar que le preocupaba. Era grande, irregular, con un marrón oscuro casi negro, pero también tenía zonas rojizas. Aterrador. El dermatólogo lo revisó, biopsia… al final, fue benigno, menos mal. Pero el susto…

Los lunares malignos, me explicó el doctor, a menudo son asimétricos. No son uniformes en el color; pueden tener un tono irregular, con diferentes matices. Hablaba de marrones, negros, pero también rojos, azules… incluso blancos. Todo mezclado. Un poco como un caleidoscopio, pero terrorífico.

En la piel oscura, me dijo, la cosa cambia. Es más difícil distinguirlos porque los cambios de color son menos visibles. Había visto fotos en la consulta, la verdad es que el cambio era sutil. En la piel blanca son más notorios. Pero la irregularidad siempre es una señal de alerta, no importa el tono de piel. El 15 de julio la biopsia costó 80€. Una experiencia que no olvido.

¿Cómo se ve un lunar por cáncer?

Las sombras de la noche… me hacen pensar en él. En ese lunar… maldito lunar. Se veía… normal al principio. Un punto ahí, en mi brazo izquierdo, cerca del codo. Inofensivo. Como tantos otros. Pero… cambió. Su forma, ya no es la misma. Antes era redondo… ahora… ¡es un desastre!

La asimetría… esa es la clave. Recuerdo que leí algo sobre la regla ABCDE, pero… no presté atención. Ahora, me arrepiento amargamente.

  • Asimetría: Ya no es simétrico. Como una mancha de tinta… borrosa… fea.
  • Bordes irregulares: Antes eran suaves. Ahora… son como pequeños dientes. Me dan escalofríos solo recordarlo.
  • Color: Era café oscuro, uniforme… ahora es una mezcla de marrones, negros, hasta un poco rojizo… ¡asqueroso!
  • Diámetro: Ha crecido… demasiado. Lo noté hace meses, pero… lo ignoré. Imbécil.
  • Evolución: El cambio… es lo que más me atormenta. Tan rápido… tan… silencioso.

Es una pesadilla. He tenido que ir al dermatólogo, por suerte ya he tenido la cita y me hacen la biopsia el 20 de octubre. Espero… rezo… por una respuesta positiva. Pero esa sombra… sigue ahí, grabada en mi mente. Esa mancha… ese recuerdo… me persigue. Mi propio cuerpo me traiciona. Esa es la verdad. Y duele. Duele mucho. Es más que miedo… es un vacío.

Un lunar canceroso puede mostrar bordes irregulares, asimetría, cambio de color, aumento de tamaño y evolución rápida. Así lo vi yo… en mi piel. En mi carne. En mi… infierno.

¿Cómo saber si un lunar es peligroso?

¡Ah, amigo, el fascinante mundo de los lunares! ¿Quieres saber si tu lunar es un rebelde sin causa o un ciudadano ejemplar? ¡Sigue estos consejos, más infalibles que la receta secreta de la abuela para la paella!

  • Evolución: Si tu lunar se comporta como yo intentando seguir una dieta, es decir, que siempre es igual, ¡felicidades, parece inofensivo! Se mantiene en sus trece, sin cambios raros.
  • Pero, si de repente se pone a mutar más rápido que un pokémon, ¡ojo al parche! Hablamos de:
    • Crecimiento: Si crece como la deuda pública.
    • Cambio de color: Si parece un camaleón en una discoteca.
    • Cambio de forma: Si se asemeja a un garabato abstracto hecho por un niño con fiebre.
    • Sangrado o picazón: Si te da más guerra que un mosquito en pleno agosto.
  • Si notas algo de esto, ¡corre al dermatólogo más rápido que si te persiguiera un vendedor de enciclopedias a domicilio! ¡No te lo pienses dos veces!

No soy médico, ¡ni falta que me hace! Pero mi tía Paquita, que colecciona dedales, siempre dice: “Más vale prevenir que curar, hijo”. ¡Y Paquita sabe de lo que habla! Bueno, de dedales y de las telenovelas turcas.

¿Cuándo alarmarse por un lunar?

Alarma: No esperes a la súplica del lunar. Actúa.

  • Nuevo lunar adulto: Ignorarlo es imprudencia.
  • Crecimiento implacable: Su silencio es engañoso.
  • Color mutante: El arcoíris en tu piel es una advertencia.

Si ves esto, no dudes. Ve a la consulta. Es tu pellejo, ¿entiendes? Hace años, dejé pasar un lunar “inocente”. Error. Ahora, cada seis meses, el dermatólogo me recuerda mi estupidez. No seas yo.

Y que conste: No soy médico. Solo un tipo con cicatrices.

¿Cuándo hay que preocuparse con un lunar?

Cambios de color, tamaño irregular, forma, textura o altura. Estos son los signos clave que deben alertarnos sobre un posible problema con un lunar. Observar estas alteraciones es crucial para una detección temprana. Recuerdo una vez, en una conferencia sobre dermatología, que el ponente, un señor mayor con una pajarita peculiar, insistía en la importancia de la autoexploración.

Asimetría, bordes irregulares, color variado, diámetro mayor a 6mm y evolución. Este ABCDE de los lunares lo aprendí de mi dermatóloga, una mujer increíblemente eficiente que siempre lleva el pelo recogido. Me explicó que aplicar esta regla mnemotécnica facilita la detección de anomalías. ¿No es fascinante cómo la mente humana simplifica la información compleja?

Asimetría: Un lunar benigno suele ser simétrico.

Bordes: Los bordes de un lunar preocupante pueden ser irregulares, dentados o borrosos.

Color: La variación de color dentro de un mismo lunar, con tonos marrones, negros, rojos o azules, es una señal de alerta. A veces me quedo pensando en la complejidad de la pigmentación humana… ¡es asombroso!

Diámetro: Un lunar de más de 6 milímetros de diámetro, aproximadamente el tamaño de la goma de un lápiz, debe ser examinado por un profesional. Aunque mi dermatóloga me insiste en que cualquier cambio, independientemente del tamaño, debe ser revisado.

Evolución: Cualquier cambio en un lunar existente, como crecimiento, picazón, sangrado o formación de costra, merece atención médica.

Un consejo extra que me dio la dermatóloga, y que comparto con ustedes, es tomar fotografías de los lunares cada cierto tiempo para poder comparar su evolución. Una vez, revisando mis fotos, noté un pequeño cambio en un lunar que, de otra manera, podría haber pasado desapercibido. La tecnología al servicio de la salud, ¿no les parece?

Además de estos signos, también es importante tener en cuenta los antecedentes familiares de cáncer de piel. Mi abuela materna, por ejemplo, tuvo melanoma. Este factor aumenta mi predisposición y, por lo tanto, mi vigilancia.

Finalmente, la protección solar es esencial. Uso protector solar factor 50 a diario, llueva o truene. Recuerden, el sol es maravilloso, pero también puede ser traicionero. Un poco de precaución nunca está de más. Al final, se trata de conocernos a nosotros mismos, observarnos con atención y actuar con prudencia. Un poco como la filosofía, ¿no? Conocerse para vivir mejor.

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