¿Cómo subir rápidamente la vitamina D?

¡Ay, la vitamina D! Madre mía, ¡qué guerra tengo con ella! Parece que mi cuerpo se resiste a absorberla o a mantenerla en niveles decentes. Y digo yo, ¿por qué será tan difícil? ¿No podríamos tener un botón de “vitamina D ON” y olvidarnos del tema? ¡Ojalá! Pero no, la realidad es que no hay atajos, y ya me gustaría a mí encontrar uno.

Claro, leo por ahí que el salmón y el atún son buenísimos. ¡Y a mí que me encantan! Intentar meterlos un par de veces a la semana es una buena idea, aunque a veces, con la rutina, se me olvida por completo.

El sol… Ay, el sol. ¡Bendito sol! Recuerdo cuando era pequeña y mi abuela siempre nos decía: “Niños, salid a jugar al sol, que os da vida”. Y cuánta razón tenía la abuela. Ahora, eso sí, con protección solar, ¡que la piel hay que cuidarla! Unos minutitos al día, a primera hora de la mañana o al atardecer, me dan un subidón de energía y, espero, de vitamina D.

Y luego, el queso… ¡Quién le dice que no a un buen trozo de queso! No es que me ponga a comer queso a todas horas, ¡eh!, pero de vez en cuando me permito ese pequeño placer. Y los champiñones… ¡Uf! Si los veo en el mercado, ¡no me puedo resistir! Unos champiñones a la plancha con un poco de ajo y perejil… ¡Deliciosos y beneficiosos!

Pero al final, creo que la clave está en la constancia. No es una pastilla mágica, ni un alimento milagroso. Es un poquito de todo, día tras día. Escuchar a tu cuerpo, darle lo que necesita y ser paciente. Porque, vamos a ser sinceros, ¿qué cosas buenas de la vida son fáciles de conseguir? ¡Ninguna! Y la salud, desde luego, no es una excepción. Así que, ¡a seguir luchando por esa vitamina D!