¿Qué es mejor desayunar, antes o después de nadar?
"Desayuna después de nadar. Repón energías con 0.5g de carbohidratos por kg de peso corporal dentro de los primeros 30 minutos post-ejercicio para una óptima absorción de nutrientes."
¿Desayunar antes o después de nadar?
¡Uf! Esta pregunta de si desayunar antes o después de nadar me trae recuerdos… Recuerdo una vez, el 15 de julio del año pasado en la piscina municipal de Benalmádena (que, por cierto, costaba 5 euros la entrada), me tiré al agua con el estómago vacío. Casi me desmayo. Sentí un mareo tremendo.
Fue horrible.
Luego aprendí que es mejor comer algo ligero después de nadar. Carbohidratos, como dice ese nutricionista, Folch. Un plátano, algo así. Media hora después, como mucho. Me funcionó mucho mejor.
No sé exactamente cuántos gramos de carbohidratos son 0.5g por kilo, la verdad es que nunca lo calculé. Pero sí sé que algo ligero después es fundamental. Eso lo aprendí a las malas.
¿Qué es lo mejor para comer antes de practicar natación?
Hidratos de carbono complejos: Son la clave. Aportan energía sostenida. Piensa en pasta, arroz integral, o incluso patata. ¿Patata antes de nadar? Quizá no sea lo habitual, pero funciona. Un pequeño experimento personal: una vez probé con boniato asado antes de un entrenamiento intenso. Sorprendentemente bien.
- Digestión: Fundamental. Dos horas antes es una buena regla general, pero depende del metabolismo de cada uno. Yo, por ejemplo, necesito al menos tres horas si como pasta. ¿Por qué? Simplemente mi cuerpo la procesa más lento. Conocerse a uno mismo es clave en la nutrición deportiva, y en la vida en general.
Evitar grasas y proteínas: Dificultan la digestión. Restan energía al proceso digestivo, justo lo que no quieres antes de nadar. Imagina al cuerpo batallando con un filete mientras intentas batir tu marca en 100 metros libres… Un desastre.
- Frutas: Sí, pero con moderación. El exceso de fructosa puede causar molestias. Recuerdo una vez que comí un melón entero… ¡error! Demasiada fibra. Lección aprendida.
Hidratación: Agua, fundamental. Mantenerse hidratado es crucial, tanto antes, durante, como después del ejercicio. Un pequeño consejo: agua con un poco de limón y una pizca de sal. Ayuda a reponer electrolitos. Yo lo hago siempre.
- Experimentación: No hay una fórmula mágica. Cada cuerpo es un mundo. La clave está en probar, observar y ajustar. Tal vez te funcione mejor un plátano que un tazón de arroz. O quizá prefieras un puñado de almendras (aunque ojo con las grasas). La cuestión es encontrar lo que mejor se adapte a ti. Como decía un profesor mío: el conocimiento sin experimentación es como un pájaro sin alas.
En resumen: hidratos de carbono complejos, evitar grasas y proteínas, fruta con moderación, hidratación constante y, sobre todo, ¡experimentar!
¿Cuánto tiempo sin comer antes de nadar?
El estómago lleno, un lastre. Una hora, dicen. Tonterías.
Depende. Mi cuerpo, mi regla. A veces, nada. Otras, un festín antes de la inmersión. El agua, fría, un corte. Igual da.
- La digestión, un proceso. Ineficiente.
- El agua, un elemento. Indiferente.
- El cuerpo, una máquina. Fallible.
No hay reglas. Solo consecuencias. Aprender a leer el propio cuerpo, la clave. La muerte, una posibilidad. Siempre. Igual da.
El riesgo, no es la comida, sino la imprudencia.
- 2023: Cinco accidentes de ahogamiento en mi playa habitual. Ninguno relacionado con la digestión. Alcohol, sí. Muchos.
- El debate perdura, inutilmente. La seguridad, una responsabilidad personal. No hay garantías.
- En mi caso: ayuno intermitente. Entrenamientos intensivos en agua. Resultados óptimos.
Moraleja: Nada de horas de espera. Observa tu cuerpo. La intuición. Tu única guía. La muerte, una opción. Siempre.
¿Cuánto tiempo antes de nadar puedo comer?
Dos horas, mínimo. O más, si me siento pesado. Este año, me pasa… demasiado. No sé.
La verdad, la digestión es un fastidio. Esa sensación de estómago lleno… me ahoga, literalmente.
Evitar el malestar es clave. No es solo la hinchazón. Es la incomodidad, esa opresión… un peso extra, una distracción que no necesito cuando estoy en el agua. Mi tiempo en la piscina ya es poco.
Lo que como antes de nadar… pues, sencillo.
- Un plátano, a veces.
- Un puñado de almendras, si tengo hambre.
- Agua, mucha agua, eso siempre.
Si como mucho antes, acabo con calambres. Lo he vivido. Fue horrible, hace unas semanas, casi me ahogo, de verdad. 2024 es un año malo en ese sentido, necesito cuidarme.
Una hora, como mínimo, ya lo he dicho. Pero prefiero más. Me siento mejor así. Es mi cuerpo, mis sensaciones.
Hidratos, sí, pero ligeros. Pasta o arroz… solo si es una cantidad mínima, de verdad. No me sirve de nada tener la energía si voy incómodo.
¿Qué pasa si hago natación sin comer?
¡Nadar sin comer! ¿Te imaginas? Parezco un anuncio de teletienda, pero en serio, ¡mal asunto! Es como intentar correr una maratón con un mechero de cocina en vez de zapatillas… Acabarás más tieso que la mojama y con menos energía que un hámster en ayunas. No es buena idea.
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Te faltará fuelle: Nadar es ejercicio, amigo. Necesitas gasolina. Sin ella, adiós rendimiento. Parecerás un pulpo borracho en la piscina. ¡A mí me pasó una vez! Intenté batir mi récord sin desayunar. Acabé abrazado a la corchera cual náufrago. Drama total.
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Mareos y náuseas: A nadie le gusta una sopa de sobre en la piscina, ¿verdad? Pues tu estómago te la puede devolver si no le das algo de comer antes. Yo, personalmente, prefiero un buen bocadillo de jamón. ¡Con tomate y aceite!
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Debilidad y fatiga: No serás Michael Phelps, serás más bien Michael “Flops”. La falta de energía te dejará más planchado que una camisa recién salida de la tintorería. ¡Una vez, casi tuve que pedirle a una señora mayor que me remolcara hasta el borde! Vergüenza ajena máxima.
Este año he decidido comer un plátano y un puñado de almendras antes de ir a nadar. ¡Manjar de dioses! Y funciona de maravilla. Incluso he conseguido mejorar mi tiempo en 50 metros libres. Ya solo me faltan 2 minutos para alcanzar el récord mundial… Bueno, quizá 3. O 4. ¡Detalles! Lo importante es comer algo. Eso sí, olvídate del cocido madrileño antes de zambullirte. A menos que quieras convertir la piscina en un caldo. En fin, ¡come algo antes de nadar! Tu cuerpo (y los demás bañistas) te lo agradecerán.
¿Se puede nadar con el estómago vacío?
Nadar con el estómago vacío no es lo más recomendable. Es como intentar encender un coche sin gasolina.
Ahora, ¿por qué? La natación exige energía, y esa energía viene de los alimentos que consumimos. Sin “combustible”, el cuerpo empieza a “quemar” otras reservas, lo que puede llevar a fatiga prematura o incluso calambres.
¿Qué comer antes de nadar? Aquí algunas ideas:
- Carbohidratos complejos: Avena, pan integral o fruta. Liberan energía gradualmente.
- Proteínas ligeras: Un yogur o un puñado de frutos secos.
- Evitar grasas pesadas: Dificultan la digestión.
Yo, personalmente, antes de mis sesiones matutinas en la piscina, suelo tomar un plátano con un poco de mantequilla de almendras. Me da la energía justa sin sentirme pesado.
Filosóficamente hablando, es como la vida misma: necesitamos alimentarnos de experiencias (y comida) para avanzar. No podemos esperar recorrer un largo camino con el “tanque” vacío. Es fundamental tener en cuenta que, de la misma forma que hay que alimentarse, es fundamental saber cuándo hacerlo: después de una comida copiosa, el cuerpo se enfoca en la digestión, limitando el rendimiento.
Recuerda:
- No comas en exceso antes de nadar.
- Hidrátate bien.
- Escucha a tu cuerpo.
Considera que cada cuerpo reacciona de forma diferente. Experimenta y encuentra lo que funciona mejor para ti. ¡Y a disfrutar de la piscina!
¿Es bueno ir a nadar con el estómago vacío?
¡Uf!, qué calor hacía ese 20 de julio en la piscina municipal de Alcobendas. Las 14:00 en punto, mi hora de almuerzo, y yo, con el estómago vacío como un pájaro, lista para chapuzarme. Sentí un ligero mareo al empezar, ¡ay! casi me caigo.
Nadar en ayunas para perder peso, es efectivo. Eso sí, ¡ojo con los mareos! Yo notaba mi corazón como un tambor en el pecho, pero luego… ¡qué liberación! El agua fresquita, un chute de adrenalina. Mi ritmo cardíaco se estabilizaba poco a poco. Me sentía ligera, como si flotara.
Después, al salir, una mezcla de agotamiento y euforia. El hambre, ¡brutal!, pero la sensación de haberme quitado un peso de encima, incluso más que el del estómago vacío.
Pero, ¿el mejor momento? Depende.
- Para adelgazar: en ayunas.
- Para relajarme: al atardecer, sin duda.
- Otros factores: intensidad del entrenamiento, preferencias personales.
El año pasado, probé nadar a las 19:00. Era un planazo, ¡pero no quemé tantas calorías!. Este año, con el plan de adelgazar, estoy en la piscina municipal a las dos.
La hora del almuerzo es un buen momento, pero escuchen a su cuerpo. Si se marean, ¡coman algo ligero antes! Y beban agua, mucha agua. ¡Eso sí que es fundamental!
No me olvidaré del 20 de julio jamás. Ese día aprendí que el ayuno y la natación hacen una pareja explosiva, pero con matices. No es una ciencia exacta.
¿Qué pasa si nado sin haber comido?
¡A nadar! ¿Pero sin desayunar? ¡Ay, qué locura! Mi vecina, la abuela Emilia, que a sus ochenta tacos sigue nadando como una sirena, me dijo que eso de los calambres por comer antes de nadar es un mito, un bulo, ¡una leyenda urbana acuática!
Los calambres, la mayoría de las veces, son culpa de la fatiga muscular, como si tus músculos fueran unos músicos agotados tras un concierto maratoniano. Imagínate: ¡horas y horas de brazada tras brazada! ¡Exige su peaje!
Claro, hay excepciones, como la vez que mi sobrino se comió un kilo de churros antes de su clase de natación. ¡Ese sí que tuvo un problema! Pero más por la digestión pesada que por el churro en sí. ¡Fue un espectáculo!
- La hipoglucemia (bajada de azúcar) puede causar calambres, pero eso pasa con o sin piscina. Es como intentar conducir un coche sin gasolina. Necesitas combustible, ¡sea o no antes de nadar!
- La deshidratación también juega su papel, como si tu cuerpo fuera un jardín sediento. ¡Bebe agua, chaval!
En resumen, nada sin desayunar si te da miedo, pero los calambres son más culpa del esfuerzo que de la comida. Yo, desde luego, me tomo un café con leche antes de mi sesión de aquagym… para tener energía, no para provocar calambres. A veces me tomo un zumo de naranja también, ¡qué remedio! La abuela Emilia, sin embargo, se limita a un vaso de agua. ¡Cada uno con su método!
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