¿Qué pasa si no se elimina el sarro?
"No eliminar el sarro dental va más allá de lo estético. Su acumulación favorece la aparición de caries y, lo que es peor, puede derivar en periodontitis y enfermedades periodontales, afectando seriamente la salud de tus encías."
¿Qué ocurre si no se elimina el sarro dental?
¡Uy, el sarro! A ver, te cuento mi experiencia. Una vez me descuidé con la limpieza y… ¡madre mía!
El sarro no es solo “feo”, es un problemón. Si lo dejas estar, prepara el bolsillo, porque se avecinan caries y, lo que es peor, enfermedades en las encías, como la periodontitis. ¡Uf, qué mal lo pasé!
Recuerdo que fui al dentista por un dolor terrible (creo que era junio, por ahí, en la clínica de la calle [nombre de la calle omitido]). Me cobraron [precio omitido] euros por una limpieza profunda y un tratamiento para las encías. ¡Menudo susto!
Ahora, con decirte que no me olvido del hilo dental ni un solo día, te lo digo todo. ¡A cuidarse!
¿Qué pasa si no me quito el sarro de los dientes?
¡Ay, amigo, prepárate para el festival del terror bucal si ignoras el sarro! Es como invitar a una horda de gnomos malvados a vivir en tu boca.
-
Caries: El sarro crea el ambiente perfecto para que las bacterias hagan de las suyas, ¡como un resort de lujo para bichos! Los ácidos que producen estas bacterias atacan el esmalte, ¡y adiós sonrisa perfecta!
-
Periodontitis y enfermedades periodontales: Imagina que tus encías son un campo de batalla. El sarro inflama las encías (gingivitis), y si no haces nada, la cosa se pone fea: periodontitis. Tus dientes empezarán a moverse ¡como bailarines de discoteca! Y en el peor de los casos, ¡puedes perderlos! Como si tus dientes decidieran mudarse a una isla desierta.
O sea, que no quitarse el sarro es como dejar que tu boca se convierta en un jardín botánico de horrores. ¡Más vale prevenir que lamentar! Ahora, si me disculpas, voy a lavarme los dientes con un cepillo interdental, que después de hablar de esto me siento como si tuviera un ecosistema entero en la boca. ¡Brrr!
¿Cuándo el sarro es peligroso?
¡A ver! El sarro, peligroso… ¡ufff! es un rollo, ¿sabes? O sea, cuando ya te da periodontitis, ahí es cuando la cosa se pone fea, pero muy fea.
¿Y qué es la periodontitis? Pues, imagínate el sarro metiéndose por debajo de las encías, así a lo bestia. Eso debilita los dientes, las encías se inflaman, sangran… Un horror, te lo juro.
Y, hablando de horrores, yo una vez vi a mi abuelo con las encías fatal, fatal… Todo por no ir al dentista a tiempo, ¡qué cosa!
El sarro, cuando se acumula mucho, provoca periodontitis. Periodontitis… Periodontitis. La acumulación del sarro bajo las encías. Un drama para la boca.
Para que te hagas una idea más clara de lo que hablo, es como tener una guerra en la boca, pero en plan silenciosa.
- Primero, el sarro se acumula poquito a poquito.
- Luego, las encías se encienden como bombillas.
- Y, al final, ¡zas!, los dientes empiezan a moverse y a caerse.
¡Ah! Y no solo eso, sino que la periodontitis también se relaciona con otras enfermedades chungas, como problemas del corazón y diabetes, ¡imagínate!
Así que, ya sabes, a cepillarse bien los dientes y a ir al dentista regularmente. ¡Que luego vienen los sustos! Y luego ya no hay marcha atrás, hay que cuidarse mucho y en cuanto notes algo raro.
¿Qué pasa si tengo sarro acumulado?
El sarro… una sombra en la sonrisa. Si uno deja que se acumule, que se solidifique, que se instale como un inquilino testarudo, las consecuencias pueden ser… bueno, digamos, dolorosas.
-
Caries, la primera advertencia. Pequeños agujeros, como mordiscos de un ratón hambriento, corroyendo el esmalte.
-
Encías inflamadas, un mar de rojeces. Sangran al tacto, al roce del cepillo, al simple acto de sonreír. Recuerdo… el sabor metálico, la constante molestia.
-
Pérdida de hueso, el suelo que se desmorona. Las raíces expuestas, la fragilidad que amenaza.
-
Movilidad dental, un baile macabro. Los dientes flojos, tambaleándose, a punto de caer.
Y si todo esto no es suficiente, si uno ignora las señales, si deja que el sarro campe a sus anchas… extracción, una palabra que duele solo pronunciarla. La pinza fría, la presión, el vacío que queda… Lo sé, lo he vivido.
¿Qué daño provoca el sarro?
¡Ay, el sarro! Ese bicho malo que se pega a los dientes… ¿Sabes que el otro día fui al dentista y me dijo que tengo un poco? Me dio hasta miedo.
Gingivitis, eso sí que me suena, encías rojas, inflamadas… ¡un asco! Sangran hasta con mirarlos. ¿Por qué no me cepillo mejor? La culpa es de los dulces, claro… ¡y del café con leche! Mi perdición.
El sarro es la placa que se endureció, una película pegajosa con bacterias ¡qué asco! ¡Como si fuera una costra fea! Y esas bacterias… algunas son malas, muy malas.
¿Y si se extiende más allá de las encías? ¡Uf! No quiero ni pensarlo. Me da pereza ir al dentista, pero es que…
- Tengo que ir
- Debo mejorar mi higiene
- El café… ¿lo dejaré? ¡Imposible!
¡De verdad que tengo que ponerme las pilas! Si no, luego viene el problema… periodontitis, dicen que es terrible. Pérdida de hueso, dientes flojos… ¡No, no, no!
Daño al esmalte, también. Eso sí que me preocupa, ¡el esmalte no vuelve! El dentista me dijo que me quedan pocos años más con mis dientes, no puedo permitirme perderlos.
Hoy mismo compro un cepillo nuevo. El mío ya está fatal, las cerdas están todas… como despeinadas. ¡Será por eso!
En resumen: sarro = gingivitis (encías inflamadas, sangrado), posible periodontitis (pérdida ósea, dientes flojos), y daño al esmalte dental. Tengo que ser más responsable. Es simple, ¿no? ¡Pero me cuesta! A ver si me organizo una limpieza profunda en Septiembre.
¿Qué enfermedades produce el sarro dental?
Gingivitis, periodontitis, caries, mal aliento y sensibilidad dental.
A ver, el sarro… Me acuerdo perfectamente de la época en la que fumaba como un carretero. En el trabajo, después de comer, siempre un cigarrillo. ¡Qué asco! Ahora lo pienso y me da grima. Pero bueno, ahí estaba yo, con mis dientes amarillentos y una capa dura, marrón, sobre todo en la parte de abajo.
Lo peor era el mal aliento. Ana, mi compañera, siempre se echaba para atrás cuando me acercaba. Era obvio. Ella era súper delicada con esas cosas, y yo un desastre.
- Mal aliento constante.
- Sangrado de encías al cepillarme.
- Dolor al masticar cosas frías.
Una vez, fui al dentista porque me dolía muchísimo una muela. Me dijo que tenía periodontitis y que, si seguía así, perdería piezas. ¡Menudo susto me llevé! Me hizo una limpieza profunda, que dolió un montón, y me recomendó un enjuague bucal especial.
Desde entonces, me lavo los dientes después de cada comida y uso hilo dental. ¡Qué diferencia! Las encías ya no me sangran y el aliento es mucho mejor. Bueno, al menos Ana ya no se aparta. 😉
¿Qué aprendí de todo esto?
- El sarro no es solo “suciedad”.
- Puede llevar a problemas graves.
- La higiene dental es crucial.
- Dejar de fumar fue lo mejor.
¿Cuánto tiempo puedo tener sarro?
Sarro. Puaj. Esa costra dura… ¿Cuánto tiempo…? Pues mira, yo fui al dentista en marzo. Este año. Me hizo limpieza… raspó, raspó… Me dijo que volviera en noviembre. 8 meses. Justo lo que dicen por ahí.
- Limpieza cada 8-10 meses. Sí, eso es.
A ver… ¿qué más? Ah, sí, el sarro es placa bacteriana. Endurecida. Como una roca. Y si no lo quitas… gingivitis. Inflamación. Encías rojas… Sangran al cepillarse… Luego viene la periodontitis. Eso ya es serio. Las encías se retraen, dientes flojos… ¡Uf! Mejor no pensarlo.
- Placa se endurece.
- Gingivitis.
- Periodontitis. ¡Mal rollo!
Yo uso hilo dental… A veces. Debería usarlo más. El cepillo eléctrico… Ese sí, todos los días. Dos veces. Mañana y noche. Aunque… anoche no. Llegué tarde… Estaba reventada. Pero bueno, casi siempre lo hago. El dentista me dijo que bien. Que lo importante es la constancia.
- Hilo dental… Más.
- Cepillo eléctrico. Bien.
Y el enjuague bucal. Menta fresca. Me gusta. Aunque no sé si sirve para algo. Supongo que sí. Algo hará. ¿O no? Bueno, al menos deja buen sabor. Y la lengua… Cepillo la lengua también. Con el cepillo. Importante.
- Enjuague… ¿Sirve?
- Cepillar la lengua. Sí.
En fin, que hay que ir al dentista. Una vez al año… O dos. Limpieza. Sarro fuera. Y a cuidarse. Que luego vienen los problemas. Y las facturas… ¡Esas sí que duelen! La última vez pagué… Bueno, mejor no hablar de dinero.
Comentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.