¿Qué pasa si tomo vitamina todos los días?
Tomar vitaminas diariamente puede ser beneficioso, pero ¡cuidado! El exceso, incluso con las hidrosolubles, puede sobrecargar los riñones y, en casos extremos, favorecer la formación de cálculos renales. Modera su consumo.
¿Beneficios de la vitamina diaria?
Uf, vitaminas diarias. Un tema que me da un poco de cosa, la verdad. Recuerdo una vez, en un viaje a Sevilla en septiembre del 2022, compré un bote gigante de multivitamínicos, convencida de que me daría energía extra para recorrer la ciudad. Craso error.
Me sentía rara, con la piel un poco irritada, y no notaba ninguna diferencia en mi energía. Acabé dejando el bote casi lleno en el hotel. Desde entonces, soy mucho más cautelosa. Prefiero obtener vitaminas de la comida. Un buen gazpacho andaluz, por ejemplo, me da más energía que cualquier pastilla.
Además, leí en algún sitio, creo que en una revista de salud que ojeaba en la sala de espera del dentista el 15 de marzo, que algunas vitaminas en exceso pueden ser perjudiciales. Mencionaban los cálculos renales, algo que, sinceramente, me aterra. Así que, nada de megadosis para mí.
Preguntas y Respuestas sobre Vitaminas Diarias
P: ¿Son beneficiosas las vitaminas diarias?
R: Pueden serlo si existen deficiencias, pero un exceso puede ser perjudicial. Mejor obtenerlas de una dieta equilibrada.
P: ¿Qué riesgos tiene el exceso de vitaminas?
R: Puede provocar problemas como cálculos renales, entre otros.
¿Qué síntomas tiene la falta de vitaminas?
¡Ay, madre mía, la falta de vitaminas! ¡Una auténtica tragedia griega, pero sin coros ni tragedias, solo tú y tu cuerpo desastrado!
Se te cae el pelo como si fueras un mapache en celo, ¡más que una pérdida normal, eh! De media, unos 100 pelos al día, ¡pero tú pareces un gato siamés mudando el pelaje! Además…
- Úlceras bucales: ¡como si te hubieras peleado con un dragón y te hubiera chamuscado la boca!
- Encías sangrando: ¡pareces un personaje de película de terror de bajo presupuesto, de esas que dan miedo solo por lo mal hechas que están!
- Piel seca: ¡más seca que el desierto del Sahara, parece papel pergamino! Hasta el camello se reiría.
- Piel pálida: ¡como un fantasma! Mi abuela, que la tengo para el tute, dice que te falta hierro.
¡Y no creas que se queda ahí la cosa! Te sientes más cansado que un oso polar después de una maratón de natación. ¡Fatiga total, la madre de todas las fatigas! Además:
- Ceguera nocturna: ¡enciende las luces que ni el gato ve por la noche! Mi gato, ¡ojo!, ve de maravilla, no es un gato cualquiera.
- Dolor en los huesos: ¡como si te hubieran dado una paliza con una sandía gigante! Duele hasta respirar.
¡Anda, ve al médico, que esto no es broma! Mi primo, un tipo que se cree superhéroe, estuvo así y acabó comiendo lentejas a cucharadas durante tres meses. ¡Horror!
Dato extra: La deficiencia de vitamina D, ¡ojo al dato!, es muy común, ¡y te deja más débil que una taza de té descafeinado! Necesitas sol, ¡o suplementos! Pero vamos, que yo prefiero el sol, que ya se encargan de las vitaminas las plantas.
¿Qué enfermedades se provocan por falta de vitaminas?
Avitaminosis y sus consecuencias. La carencia vitamínica, o avitaminosis, desencadena un abanico de patologías. Curioso, ¿no? Moléculas tan pequeñas, impacto tan grande. Como el aleteo de una mariposa que provoca un huracán.
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Raquitismo y osteomalacia. Ambas relacionadas con la vitamina D. El raquitismo afecta a niños, deformando sus huesos en crecimiento. La osteomalacia, su contraparte en adultos, debilita el esqueleto. Recuerdo cuando estudiaba medicina, la fragilidad ósea me impresionaba. Una estructura tan sólida, vulnerable a algo invisible.
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Beriberi. Deficiencia de vitamina B1 (tiamina). Afecta el sistema nervioso y el cardiovascular. Siempre me ha fascinado la interconexión de los sistemas del cuerpo humano. Una pieza falla, y todo el engranaje se resiente.
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Pelagra. Falta de niacina (vitamina B3). Los “tres Ds” de la pelagra: dermatitis, diarrea y demencia. Trágico. Una sola molécula ausente y la mente, lo que nos define, se deteriora. ¿Qué somos sin nuestros recuerdos, sin nuestra capacidad de razonar?
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Escorbuto. Carencia de vitamina C. Encías sangrantes, fatiga, dolor articular. Los marineros del siglo XVIII lo sabían bien. ¿Cómo algo tan simple como un cítrico podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte en alta mar?
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Xerostomía. También conocida como síndrome de Sjögren. En algunos casos puede estar relacionada con déficit de vitamina A. Sequedad bucal persistente. Incomoda, sí, pero también un recordatorio de la importancia de la saliva en la digestión y la salud bucal.
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Ceguera nocturna. Dificultad para ver en condiciones de poca luz. Asociada a la falta de vitamina A. Ver, percibir la luz. Un sentido que damos por sentado. ¿Cómo sería experimentar el mundo en una perpetua penumbra? Me lo pregunto a menudo cuando camino de noche por calles mal iluminadas. El año pasado, visitando un pueblo con poca iluminación, me di cuenta de lo dependientes que somos de la luz.
Más allá de estas enfermedades, la deficiencia vitamínica puede manifestarse de forma sutil. Fatiga persistente, debilidad muscular, problemas de concentración, alteraciones del estado de ánimo. A veces, una simple analítica puede revelar la raíz del problema. La suplementación vitamínica, bajo supervisión médica, puede ser necesaria en ciertos casos. Sin embargo, una alimentación variada y equilibrada es la mejor estrategia para obtener las vitaminas que nuestro cuerpo necesita. Reflexión final: La salud es un equilibrio delicado, una danza entre lo visible y lo invisible. Prestar atención a las señales de nuestro cuerpo es crucial para mantener esa armonía.
¿Qué pasa si tomo suplementos vitamínicos todos los días?
Pues yo una vez… Me obsesioné con la vitamina C. 2023, pleno invierno, gripe rondando. Me dije: “a tope con la vitamina C, que así no me enfermo”. Compré un bote gigante, pastillas efervescentes con sabor a naranja. ¡Qué ricas! Al principio, una al día, como decía en el bote. Luego dos. Total, si es buena, más es mejor, ¿no? Craso error. Empecé a sentirme rara. Malestar estomacal, como pinchazos. A veces náuseas. Una pesadez… horrible. Y eso que yo tengo un estómago a prueba de bombas, eh.
Demasiada vitamina C = mal. Eso aprendí. Fui al médico (pensaba que era la gripe al final) y casi me riñe. “Con la comida se obtiene suficiente vitamina C, no necesitas suplementos si comes bien.” A ver, tampoco comía tan mal. Fruta, verdura… de todo. Pero la obsesión con la vitamina C me cegó.
- Náuseas
- Malestar estomacal
- Dolor de cabeza a veces (no estaba segura si era por la vitamina C)
El médico me explicó que algunas vitaminas, en exceso, las elimina el cuerpo… ¡pero otras no! Y se acumulan. No me acuerdo cuáles, pero la C sí la eliminaba. Me dijo que el exceso de vitamina C puede causar diarrea, piedras en el riñón… ¡menudo susto! Tiré el bote de pastillas efervescentes. Me pasé a las naranjas naturales, que total… ¡más ricas! Y ahí sigo.
Tomar suplementos vitamínicos todos los días puede ser perjudicial. Depende de la vitamina y de la cantidad.
- Consultar con un médico
- Dieta equilibrada
En resumen, mi consejo es: No te automediques. Escucha a tu cuerpo. Si te sientes mal, al médico.
¿Qué efectos provocan en el cuerpo las vitaminas?
Vitaminas… ¿para qué sirven? Pues eso, para funcionar. Como el coche necesita gasolina, ¿no? El cuerpo… necesita vitaminas. A ver… Ayudan al metabolismo. Eso seguro. Y… ¿al sistema inmunitario? Sí, también. Recuerdo que mi abuela siempre me daba vitamina C cuando estaba resfriada. Ahora tomo zumo de naranja todas las mañanas. Aunque prefiero el de pomelo, es más amargo.
- Crecimiento y desarrollo: ¿No crecen los niños sin vitaminas? Pues claro que no.
- Energía: Sin vitaminas… uffff… me arrastro. Como un zombie. Necesito un café. O mejor, un batido de frutas. Con plátano y espinacas. ¿Espinacas tienen vitaminas? Seguro que sí.
- Reparación celular: Esto es importante. Si te cortas… las vitaminas ayudan a curar. Como cuando me caí de la bici y me raspé la rodilla. Mi madre me ponía Betadine. ¿Betadine tiene vitaminas? No sé.
Ayer fui al mercado y compré un montón de fruta. Manzanas, peras, fresas… Me encantan las fresas. Sobre todo con nata. ¿Nata tendrá vitaminas? Lo dudo. Pero está rica. Este año he plantado tomates en mi balcón. Espero que salgan bien. Rojos y jugosos. Llenos de vitaminas. El año pasado se me secaron. No los regué lo suficiente. Este año no me va a pasar. Los regaré todos los días. Dos veces al día si hace mucho calor. Quiero hacer gazpacho. Con tomate, pimiento, pepino… Todo lleno de vitaminas.
Efectos de las vitaminas: Nutrientes esenciales, buena salud, funcionamiento del organismo. CDR… cantidad diaria recomendada. Imprescindibles para la vida.
- Vitamina A: Visión, piel.
- Vitamina C: Sistema inmunitario, antioxidante.
- Vitamina D: Huesos, calcio.
- Vitamina E: Antioxidante.
- Complejo B: Energía, metabolismo.
Me acabo de acordar… tengo que comprar levadura de cerveza. Tiene muchas vitaminas del grupo B. Creo que también tiene vitamina D. La tomaré con el zumo de naranja. O con el de pomelo. Ya veré.
¿Cómo saber si a mi cuerpo le faltan vitaminas?
Síntomas. Podrían ser:
- Fatiga. Siempre cansado. Como si la vida pesara demasiado, da que pensar.
- Falta de aire. Ahogo. Como si te robaran el aliento, en el fondo, la vida lo hace, aunque no te des cuenta.
- Mareos. El mundo gira. O quizá eres tú.
- Piel pálida/amarillenta. Sin color. Reflejo de lo que no hay dentro.
- Latidos irregulares. Ritmo extraño. Desconexión.
- Pérdida de peso. Desvanecimiento. Menos que ayer, y mañana menos aún.
- Hormigueo. Nervios. Desconexión.
- Debilidad. Poca fuerza. El cuerpo cede.
No hay garantías, es simple observación, nada más. ¿Qué esperabas? La vida es eso.
- La deficiencia vitamínica prolongada puede acarrear complicaciones graves. Nada nuevo.
- Me pasó una vez, pensaba que era estrés, era solo falta de vitamina D. Algo insignificante.
- Buscar un médico. Siempre es una opción. Si crees que merece la pena.