¿Cómo se usa el agua con sal para desinflamar?
"El agua con sal reduce la inflamación de pies y tobillos gracias a que mejora la circulación. Además, suaviza callos, previene y ayuda a curar uñeros y pequeñas heridas. ¡Un remedio casero sencillo y efectivo!"
¿Cómo usar agua salada para desinflamar?
¡Uy, qué buena pregunta! Recuerdo que el 15 de junio del año pasado, después de una larga caminata por la playa de Cancún (¡qué calor hacía!), mis pies estaban hinchados como globos.
Estaba leyendo sobre los baños de agua salada y sus beneficios. Dicen que la sal de Epsom, en concreto, es un clásico. Yo usé un puñado generoso, disuelto en agua tibia, no hirviendo, ¡que me quemo!.
Me sumergí los pies durante unos 20 minutos. La verdad, la sensación fue bastante agradable, un alivio. Noté una mejora, sí, aunque no fue una magia instantánea. La inflamación bajó un poco, eso sí.
No es una solución mágica, eh. Depende mucho de la causa de la inflamación. Para problemas serios, hay que ir al médico. Para pequeños malestares, puede ayudar. El agua salada es económica y se consigue fácilmente.
Q&A:
- ¿Cómo usar agua salada para desinflamar? Disolver sal (Epsom preferiblemente) en agua tibia y sumergir la zona afectada.
- ¿Beneficios? Mejora la circulación, desinflama, suaviza callos.
- Precauciones: No para heridas abiertas; consultar médico para inflamaciones severas.
¿Cómo hacer agua con sal para desinflamar?
Aquí está mi intento, espero que encaje con lo que buscas:
¿Cómo hacer agua con sal para desinflamar?
Sal y agua tibia. Media cucharadita por taza.
…
Es curioso cómo algo tan simple puede calmar tanto. Media cucharadita de sal en agua tibia… Lo usaba mi abuela para todo. Úlceras, encías… Me recuerda a ella, fumando en la cocina, la radio puesta a todo volumen.
- Para las aftas: Al menos, eso decía.
- Después del dentista: Dicen que ayuda, yo no sé, no me va a quitar el miedo al dentista.
- Dolor de garganta: No funciona tanto como dicen, pero algo alivia, eso sí.
Quizás es el efecto placebo. O quizás, en la simplicidad está la cura. No sé. A veces me siento así, como una mezcla de sal y agua, intentando disolverme en algo más grande. Fracasando.
¿Qué hace el agua caliente con sal?
Agua con sal. Reduce inflamación. Punto.
Calienta el agua. Añade sal. Simple. La sal, un viejo conocido. Nada nuevo bajo el sol.
- Deshincha. Efecto inmediato.
- Calma. Como un respiro. Un engaño efímero.
- Exfolia. Brutal.
- Contra hongos. Efectividad discutible. Mi experiencia, nula.
- Reduce el dolor. Placebo sofisticado.
El cuerpo, un misterio. Siempre buscamos soluciones fáciles.
El agua caliente con sal, una receta de abuela. ¿Remedio o ritual? Indiferente. Sólo observo.
2024, misma historia. Igual que en 2023, 2022… y así.
Mis pies, por ejemplo, prefieren agua fría. Un capricho. Prejuicio, quizá.
La vida es breve. Elige tu ritual.
¿Qué hace la sal para desinflamar?
La sal desinflaman absorbiendo agua. Como una esponja sedienta, pero en vez de agua, absorbe la inflamación… o al menos el líquido que la causa.
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Ósmosis: La clave es la ósmosis. Si fuera una película, la sal sería la protagonista y el agua, su eterna coprotagonista. La sal atrae al agua como un imán invisible. A mayor concentración de sal, mayor atracción acuática.
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Aplicaciones: Baños de pies en agua con sal… ¡adiós tobillos hinchados! Compresas de agua salada tibia… para cuando te pica una abeja y pareces el primo lejano de un elefante. Aclaro, un elefante con alergia al polen.
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Precaución: Ojo, que mucha sal es mala. Como comerse un kilo de helado de golpe. Sabe bien al principio, pero luego… tragedia. En este caso, la tragedia es más hinchazón. Ironía, ¿no?
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Mi experiencia personal: El otro día me hice un esguince de tobillo jugando al pádel (sí, soy un peligro hasta para mí mismo). Baños de agua con sal, mi santo remedio. Funcionó de maravilla. Digo, mi tobillo seguía como una berenjena, pero una berenjena ligeramente menos hinchada.
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La ciencia detrás: La sal crea un medio hipertónico (sí, saqué la palabra científica. Impresiona, ¿verdad?). Esto significa que fuera de las células hay mayor concentración de sal que dentro. Entonces, el agua de las células sale para equilibrar la fiesta, reduciendo así la hinchazón.
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Dato curioso: No toda la sal es igual. La sal refinada no tiene los mismos minerales que la sal marina. Yo uso sal del Himalaya. ¡Rosa y fashion! Aunque mi tobillo sigue sin estar a la altura de Brad Pitt.
¿Qué tipo de sal se usa para desinflamar?
Sales de Epsom.
Uf, las sales de Epsom… ¡Qué alivio cuando me duelen las piernas! Me acuerdo perfectamente, hace un par de semanas, después de la caminata brutal que me marqué por el Sendero de los Siete Picos, en Guadarrama. Subimos al Nevero, un palizón.
Llegué a casa que no me tenía en pie. Mis gemelos gritaban auxilio. Encima, el pequeñajo, que se empeñó en que le llevara a caballito un buen rato… ¡Imagínate!
Así que, directamente a la bañera. Siempre tengo un bote de sales de Epsom en el armario del baño. Las compro en la farmacia de al lado de casa. No son caras y cunden un montón.
Añado un par de puñados al agua caliente, un poco de aceite esencial de lavanda (que siempre me relaja) y me sumerjo. El calorcito y la sal hacen magia.
Lo del magnesio y el sulfato, la verdad, lo leí en internet, no te voy a engañar. Pero que me funciona, ¡vaya que sí! Noto como el dolor se va disipando poco a poco.
Y sí, vienen de Epsom, Inglaterra. Siempre me hace gracia pensar que algo tan sencillo como sal venga de tan lejos. Es como… curiosidades del mundo, ¿no?
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Beneficios que noto yo:
- Alivio del dolor muscular.
- Relajación general.
- Mejor calidad del sueño (después de la caminata, dormí como un tronco).
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Precauciones:
- No usar si tienes alguna herida abierta.
- Consultar al médico si tienes problemas de riñón.
- No ingerir, ¡por favor! Que no es sal de mesa.
Una cosa que sí te digo, ¡la diferencia es brutal! Cuando no tengo sales y solo me doy un baño normal… pues no es lo mismo, ¡ni de lejos!
¿Cómo preparar agua con sal?
Aquí, sentada en la oscuridad… otra vez. Dándole vueltas. Pensando en… en nada y en todo. En cómo se prepara el agua con sal. Parece una tontería, ¿verdad? Pero en la quietud de la noche, hasta las cosas más simples adquieren un peso extraño.
Media cucharadita de sal… por cada taza de agua. Lo recuerdo de mi abuela. Ella siempre decía que el agua con sal era buena para… no sé. Para muchas cosas. Dolor de garganta, malestar estomacal… Para la vida, quizá.
- Media cucharadita. No una pizca más, no una menos.
- Agua. Del grifo, hervida… daba igual.
- Sal. Común, de mesa. La que siempre estaba en el salero, con ese agujerito tapado que yo destapaba con un palillo. Ese sonido… ras, ras, ras. Ahora mismo lo escucho en mi cabeza. Tan claro…
Era una receta para todo. Como si la sal pudiera purificar, limpiar… no solo el agua, sino también… algo dentro de ti. Un ritual casi. Y yo, aquí, repitiéndolo mentalmente. Como un mantra. Una forma de aferrarme a algo… en la oscuridad.
Hoy llamé a mi hermana. Después de meses. No me contestó. A veces pienso que la sal, en vez de curar, escuece. Como mis recuerdos. Como esta noche. Y sigo aquí, pensando en agua con sal. Qué absurdo.
Este año ha sido duro. Perdí mi trabajo en la biblioteca en mayo. Los libros… siempre fueron mi refugio. Ahora, me rodean en mi pequeño apartamento, pero no me ofrecen el mismo consuelo. Supongo que busco consuelo en cualquier parte, incluso en la simpleza del agua con sal.
- Mayo. Despedida.
- Libros. Silencio.
- Soledad. Noches largas.
¿Qué pasa si revuelves agua con sal?
Al revolver agua con sal, la sal se disuelve.
Uf, me acuerdo… este año en la playa, en Cádiz, ¡qué calor hacía! Estaba intentando hacerme un suero casero porque me sentía fatal, deshidratadísimo. Cogí una botella de agua de la nevera del chiringuito –¡estaba congelada, menos mal!– y un sobrecito de sal que encontré en el bolso de mi madre.
Intenté echar la sal con cuidado, pero el sobre se rompió y… ¡zas! Media playa dentro de la botella. Empecé a remover con una pajita. Al principio, veía los granitos ahí, como arena en suspensión, pero poco a poco, iban desapareciendo. Desaparecieron del todo.
- La pajita era roja de plástico, de esas que ya no se pueden usar (o sí, no lo sé, un lío).
- La botella tenía la etiqueta despegada por el sol.
- Mi madre me miraba con cara de “qué desastre eres”.
Me bebí el mejunje ese salado… puaj. Horrible. Pero al rato, me sentí mejor. Quizás fue la sal, quizás fue el placebo, quizás fue el susto de haber bebido agua saladísima… quién sabe. Pero la sal, ¡se disolvió en el agua!
Y ahora que lo pienso, en casa tengo sal marina en escamas, de esas que se usan para decorar los platos. Mañana la pruebo en agua para ver si tarda más en disolverse. A lo mejor cambia algo, no sé… ¡la ciencia!
¿Cómo crear una solución salina?
¡Ay, Dios mío, crear una solución salina! ¡Como si fuera a lanzar un hechizo! Menos mal que no necesito invocar a ningún espíritu del agua salada.
Lo básico es facilísimo, ni que fuera rocket science:
- Una taza de agua tibia (que no esté hirviendo, ¡cuidado con las quemaduras!). Como la que uso para mi té de manzanilla, pero sin manzanilla, claro.
- Media cucharadita de sal. La de mesa, la de siempre, la que uso para mis patatas fritas. No uses sal de Epsom, ¡eso es otra cosa!
Mezclas esto, lo dejas enfriar un ratito (que se temple, como decimos en mi pueblo) ¡y listo! Ya tienes tu solución salina para hacer gárgaras dignas de un cantante de ópera o, lo que es peor, para un enema. ¡Qué asco!
Cosas importantes, que si no lo haces mal, ¡te lo digo yo!:
- El agua tiene que ser tibia, no fría, ni caliente, ¡que no se te ocurra echar agua hirviendo!.
- Media cucharadita, no más. Si echas más, te sale una sopa salada que hasta a un marinero le parecería demasiado. ¡Y si le echas menos, pues no sirve para nada!
- Deja que se enfríe antes de usarlo. No te la juegues, si no quieres que te explote la boca o…ya sabes.
¡Ah! Se me olvidaba: Yo, para mis enjuagues bucales, suelo usar un vaso de los de toda la vida. No hace falta un tazón de cristal de esos de los chefs de Masterchef. ¡Qué ostentación!
Bonus track: En 2024, mi abuela, experta en remedios caseros (más que yo, claro), me recomendó usar sal marina, dice que es más pura y mejor para la piel. Pero bueno, yo sigo usando la de mesa que es la que tengo a mano. ¡Y funciona igual de bien, oiga!
¿Qué efecto tiene la sal con el agua?
La sal… La maldita sal. Siempre la sal.
Me acuerdo de mi abuelo, preparando el marisco, sus manos llenas de esa misma sal… que ahora, a estas horas, me sabe a lágrimas. A este silencio pesado que ahoga.
La sal en el agua… le cambia todo. La hierve más despacio, retarda su ebullición. Eso es lo que recuerdo, de las clases de química, hace tanto tiempo… una vida. A veces siento que mi vida se está evaporando como el agua salada en una sartén.
Es raro, ¿no? Como si cada grano de sal robara un poco del calor. Como si cada recuerdo, cada pena, le quitara algo a la vida. Como si…
- Aumenta el punto de ebullición. Lo aprendí, lo sé… pero no siento que lo entienda.
- Disminuye la capacidad calorífica específica. ¿Qué significa eso? Que necesita menos calor para calentarse, pero mantiene más el calor una vez caliente.
¿Es la vida así? ¿Te quema más despacio, pero te calienta por más tiempo? No sé… no lo sé.
Mi abuela siempre decía que la sal curaba todo, menos el olvido. Y mira, ahora… el olvido es lo único que me queda. El olvido y la sal. La maldita sal.
Nota: Hoy es 27 de octubre de 2023. Recuerdo perfectamente este día.
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