¿Qué beneficios tiene la sal marina?

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"La sal marina, rica en potasio y sodio, ayuda a mantener el equilibrio celular y la homeostasis en el cuerpo. Además, es un ingrediente clave para preparar suero casero, ideal para una hidratación saludable."

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¿Beneficios de la sal marina para la salud?

Uf, la sal marina… Recuerdo ese verano en Galicia, 2018, comprando sal en un pueblito cerca de la playa, olía increíble, a mar puro. Cinco euros el kilo, una fortuna para mi entonces, pero valía la pena.

Me dijeron que era buenísima para la salud, algo de potasio y sodio, que ayuda al cuerpo, ¿no? La usaba para todo, en las ensaladas, en el pescado… ¡qué rico todo!

Siempre he creído que un poco de sal marina, en su justa medida, es mejor que la refinada. Me sentía mejor, con más energía incluso, aunque esto es más una impresión personal que algo científico.

Preparé un par de veces suero casero con ella, cuando estaba con una gastroenteritis, por ejemplo. Funcionaba, sí, hidrataba bastante bien. No es que lo hiciera con mucha precisión, era algo muy casero.

Beneficios de la sal marina:

  • Equilibrio electrolítico (sodio y potasio).
  • Hidratación (suero casero).

¿Qué diferencia hay entre la sal yodada y la sal marina?

Yodada: aditivada. Marina: natural. Simple.

Diferencia principal: el yodo. Esencial. Ausente en la marina (generalmente).

  • Yodada: yoduro o yodato potásico añadido. Previene bocio. Obligatorio en muchos países. Yo lo uso.
  • Marina: evaporación agua de mar. Minerales. Más cara. Uso ocasional. Me gusta en pescado.

Texturas. Distintas. Marina, más gruesa. Yodada, fina, disuelve rápido. Relevante en cocina.

Este año compré 5 kg de yodada. Suficiente. Marina, solo 1 kg. La uso con moderación. Demasiados minerales afectan el sabor. Mi abuela, de Cádiz, siempre usaba marina. Decía que la yodada era “química”. Yo prefiero la yodada por el yodo, claro.

¿Qué tipo de sal es más saludable?

¡Ay, la sal! Ese tema me trae recuerdos de mi abuela, en su cocina de Toledo, en 2023, con ese olor a pimentón y ajo… siempre usaba sal gorda, la de toda la vida. A mi me gustaba más la fina, la de mesa, esa que venía en el botecito azul.

La sal, al final, es sal. Mi doctora, la Dra. Ruiz, me lo dejó clarísimo en mi última revisión, en junio de 2023. Lo importante es el consumo, no el tipo. Demasiada, da igual de dónde venga, es mala para la presión arterial, ¡uf! Y eso sí que lo sé por experiencia. Mi tío, ¡pobre!, tuvo problemas serios con eso.

Sí, la sal marina o esa rosa del Himalaya suenan a más sano, a chic, con sus minerales y tal. Pero… ¿realmente cambia tanto? Mi opinión, después de leer un montón de artículos en la web de la Sociedad Española de Nutrición este año, es que no.

  • Sal marina: Más cara, a veces un poco más húmeda.
  • Sal rosa del Himalaya: Bonita, pero, a veces, sobrevalorada en su precio.
  • Sal de mesa: Barata, fácil de usar.

¡Menos es más!, eso sí que es clave. La moderación es fundamental. Y, ¡eh!, no nos olvidemos del sabor. Si una sal te gusta más y te anima a cocinar sano… ¡pues adelante! Pero sin pasarse, eh.

El sodio es el enemigo común, venga de donde venga la sal. Así que, elijas la que elijas, con cabeza. Yo, al final, sigo alternando… ¡lo que me apetezca! ¡Qué más da! Lo importante es no pasarse.

¿Qué efectos tiene el yodo en el cuerpo?

Yodo. Tiroides. Siempre me dicen que tengo la tiroides perfecta en los análisis. ¿Será por el pescado? Como bastante pescado. Atún, sobre todo. ¿Llevará mucho yodo?

  • Hormonas tiroideas: Esenciales, ¿no? Regulan el metabolismo. Crecimiento también. Imprescindible en el embarazo, me dijo la doctora. Para el desarrollo del cerebro del bebé. Tomé suplementos cuando estuve embarazada de Lucas.
  • Demasiado yodo. Malo. Puede dañar la tiroides. Me suena que mi tía tuvo problemas de tiroides. Hipotiroidismo, creo. ¿Tendría algo que ver con el yodo? No sé…

Este año, en la revisión médica, preguntaré específicamente sobre el yodo. A ver qué me dice el médico. Siempre se me olvida algo. Tengo que apuntarlo en la libreta. La libreta… ¿dónde la habré metido? La uso para todo. Lista de la compra, citas médicas… Un desastre.

  • Sal yodada: Casi toda la sal de mesa lo lleva.
  • Algas: Ricas en yodo. Me encantan las algas en ensalada. Pero no las como muy a menudo.
  • Marisco: También contiene yodo. Gambas, mejillones… Me encantan. Pero, como con las algas, no las como tan a menudo. Suelo comer más pescado.

Efectos beneficiosos: producción de hormonas tiroideas, desarrollo fetal, metabolismo.

Efectos perjudiciales: daño a la tiroides si hay exceso.

¿Qué pasa si se consume sal sin yodo?

¡Ay, madre mía, la sal sin yodo! ¿Eso existe todavía? Parece cosa del siglo pasado, como los walkmans o los pantalones campana. Si te pasas a la sal “desyodada”, prepárate para un viaje al pasado… ¡pero no uno precisamente divertido!

  • Cansancio nivel “oso perezoso en hibernación”: Te arrastrarás más que una tortuga con reuma.
  • Desánimo que ni la canción más triste de Paquita la del Barrio: Verás la vida en blanco y negro, como una peli antigua.
  • Piel más seca que el desierto del Sahara: ¡Necesitarás litros de crema hidratante!

Y ojo, ¡que la cosa se pone seria! El bocio (ese bultazo en el cuello que parece que te has tragado una pelota de tenis) y problemas más chungos como abortos… ¡Uf, mejor no tentar a la suerte!

¿Mi consejo? ¡Yodo, yodo y más yodo! Que no te falte en la sal, ni en el marisco, ni en las algas… ¡Lo que sea con tal de evitar el “drama del yodo perdido”!

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