¿Quién no puede consumir sal marina?
"La sal marina debe evitarse si sufres de hipertensión arterial, tienes problemas renales o sigues una dieta baja en sodio. Controlar el sodio es clave para tu salud."
¿Quiénes deben evitar la sal marina?
A ver, yo creo que la sal marina, en el fondo, es sal. Y la sal, pues ya se sabe, no es buena si tienes la tensión alta. Me acuerdo de mi abuela, que tenía hipertensión y el médico le dijo que nada de sal. Ni marina ni de la otra. Ella le echaba una pizquita a todo, decía que sin sal no sabía a nada… Le costó horrores, la verdad.
También recuerdo a mi tío, que tenía problemas de riñón. Estuvo ingresado en el Hospital Ramón y Cajal en Madrid en marzo del 2017, y ahí la dieta era súper estricta. Nada de sal, nada de fritos, nada de nada. Y él, que era un glotón… Pobrecito. La sal marina, aunque parezca más “natural”, no deja de ser sal.
En definitiva, si te han dicho que reduzcas el sodio, pues reduce el sodio. Da igual que sea sal marina, sal rosa del Himalaya o la sal que uses habitualmente.
¿Quiénes deben evitar la sal marina?
Personas con hipertensión, problemas renales o que siguen una dieta baja en sodio.
¿Qué produce la sal marina en el cuerpo humano?
Aquí, a estas horas, todo se siente más pesado. La sal… siempre pensé que era un ingrediente más, como el azúcar. Ahora sé…
La sal marina, sí. Eleva la presión, como un globo que inflas demasiado.
- Ataques al corazón… Un aviso silencioso.
- Accidentes cerebrovasculares… De repente, todo se oscurece.
Cáncer…
- Estómago… Un nudo que no se deshace.
- Colon… Una sombra persistente.
Ménière, ese vértigo… El mundo girando sin control. Osteoporosis, huesos frágiles. Como el cristal. Obesidad, un peso extra. Una carga constante.
Y yo que pensaba que solo le daba sabor a mis patatas fritas… ¿Qué más da?
¿Qué pacientes no pueden consumir sal?
Hipertensión: Límite de sodio crucial: 1500 mg diarios. Caso de mi tía Elena, control estricto. Riesgo de exacerbación.
Insuficiencia cardiaca, hepática, renal: Restricciones severas. Reducción drástica, monitoreo médico. Mi abuela, diálisis y dieta sin sal, 2023. Obligatorio.
Otras patologías: Evaluación individual. Médico define ingesta. Siempre consultar. No hay margen para el error. Recordemos que la sal influye en la retención de líquidos.
Aclaración: Estas son pautas generales. 2300 mg de sodio diario para adultos sanos. La ingesta real depende de cada individuo. Revisar con profesional médico. Recetas bajas en sal, si es necesario. Olvida la sal, en casos graves.
- Control médico esencial. No improvisar. Revisar periódicamente.
- Dieta personalizada. Ajuste según necesidades. Ingredientes específicos.
- Información precisa. Fuentes médicas confiables. No automedicarse.
¿Qué tan saludable es la sal marina?
El mar… esa inmensidad salada, ¿tan saludable su reflejo en un grano de sal? La sal marina, engañosamente pura, no es la panacea. Me recuerda a esas tardes en la costa de Málaga, el sabor del aire, la piel salada… pero la realidad es cruda.
Sí, contiene trazas, migajas de potasio, hierro, calcio… casi nada. Un susurro mineral apenas perceptible. El cloruro de sodio, el rey implacable, domina. Siempre el mismo. Como la arena entre los dedos, se escapa. Se esfuma.
El año pasado, mi médico, el doctor Álvarez, me lo explicó con claridad: el exceso es veneno. Presión arterial disparada, corazón cansado… una pesadilla latente en cada pizca extra.
Piénsalo:
- El engaño de lo natural. La imagen idílica del mar… pero la química es implacable.
- El cloruro de sodio, el gran dictador. Su presencia masiva minimiza los beneficios de esos otros minerales.
- Moderación: la única verdad. Un puñado de sal sobre mi tortilla de patatas, de vez en cuando… Eso es todo.
Recuerda: el consumo excesivo de cualquier tipo de sal, incluso la marina, puede ser perjudicial para la salud. Este año, he reducido su uso drásticamente en mi dieta, tras una conversación larga con mi nutricionista, la señora Martín. Ha hecho maravillas por mi salud. La moderación es clave, y siempre lo será.
¿Cómo afecta la sal a la tensión arterial?
La sal sube la tensión porque el corazón tiene que bombear con más fuerza. Además, a la larga, las venas se estrechan.
Te cuento:
Fue este verano, en la costa de Cádiz. Estábamos en Zahara de los Atunes, ¡qué sitio más bonito!. Recuerdo que el atún rojo, espectacular, pero ¡saladísimo!. Yo pensaba “bah, un poco de sal no mata a nadie”. Error.
A la mañana siguiente, me levanté con un dolor de cabeza… ¡terrible!. Parecía que me estallaba la cabeza. Me tomé la tensión y… ¡madre mía!, por las nubes. Normalmente la tengo perfecta, pero ese día…
- Tensión arterial: 150/90 (normalmente 120/80)
- Dolor de cabeza: Insoportable, punzante.
- Sensación: Aturdimiento, como si estuviera flotando.
¡Me asusté muchísimo!. Llamé a mi hermana, que es enfermera, y me dijo: “¡Deja el atún con sal, hombre! Y bebe mucha agua”. Ella, siempre tan directa.
Lo que hice:
- Bebí agua, mucha agua.
- Evité la sal a toda costa durante un par de días.
- Descansé.
Poco a poco, el dolor de cabeza se fue y la tensión volvió a la normalidad. ¡Menudo susto me llevé!. Ahora tengo mucho más cuidado con la sal, te lo aseguro.
Información extra (que he aprendido a raíz del susto):
- El sodio: Es el principal componente de la sal y el que afecta a la tensión.
- Retención de líquidos: La sal hace que retengas líquidos, lo que aumenta el volumen de sangre y, por tanto, la presión.
- Daño a largo plazo: El exceso de sal puede dañar los riñones, el corazón y el cerebro. ¡Cuidado!
- Alternativas a la sal: Hierbas aromáticas, especias, zumo de limón… ¡Hay muchas opciones!.
- Leer las etiquetas: Muchos alimentos procesados llevan una cantidad enorme de sal oculta.
¿Qué es más malo, la sal o el azúcar?
Azúcar.
Uf, Madrid, agosto 2023. Ola de calor infernal. Recuerdo estar tirada en el sofá, sudando como si me hubieran tirado un cubo de agua. Tenía una sed… Me levanté a por un refresco, de esos bien azucarados, y me bebí casi la botella entera del tirón. Luego otra. Me sentía fatal, mareada, con el estómago revuelto.
El azúcar es una droga. Literalmente. Te engancha y te pide más. Y qué mal sienta cuando te pasas… Ese día me tiré toda la tarde con dolor de cabeza, sin poder pegar ojo por la noche. Me arrepentí muchísimo.
• Dolor de cabeza horrible. • Mareo que no se iba. • Malestar general.
La sal, en cambio, nunca me ha dado esa sensación. Bueno, una vez comí unas patatas fritas con muchísima sal en la playa y me dio muchísima sed, pero nada que ver con el azúcar. Me bebí agua y ya.
• Mucha sed. • Eso es todo. Sin más.
Demasiada sal te sube la tensión, eso sí. Pero vamos, que el azúcar te destroza el hígado, te da diabetes… Es mucho peor.
Ahora intento controlar mucho más lo que como. Y el azúcar es mi enemigo número uno. Menos refrescos, menos bollería industrial… En fin, una lucha constante. El otro día vi un documental donde decían que el azúcar es peor que muchas drogas. Y me lo creo totalmente.
¿Qué personas no pueden comer sodio?
Medianoche. Otra vez la insomnio. Me taladra la cabeza, como un eco sordo… el sodio. Recuerdo a mi abuela… su salero siempre a mano. No podía vivir sin él. Decía que la comida sabía a… nada sin una pizca.
Hipertensos, decía el médico, tajante. Mi abuela lo era. Y ahí seguía, con su salero. Como un acto de rebeldía minúsculo contra el mundo.
• Retención de líquidos. Inflamación. También le pasaba. Los tobillos hinchados, los anillos apretados en sus dedos. Pero la sal… era su vicio.
-
Úlceras. Dolor. Eso nunca lo dijo, si lo sufría. Se lo guardaba todo dentro. Como si el dolor la definiera. Quizás por eso la sal… un pequeño placer culpable.
-
Varices. Las recuerdo, azules, marcadas en sus piernas cansadas. Una vida de pie, trabajando… y la sal, siempre presente.
518 mg por cada 100 gramos. Una barbaridad. Lo leía en la etiqueta del jamón serrano, el que tanto le gustaba. Su perdición. El jamón… y la sal.
Este año la perdí. No por la sal, directamente… pero contribuyó, seguro. Ahora, cada vez que veo un salero, la recuerdo. Su sonrisa, sus manos arrugadas espolvoreando la comida… con sal. Demasiada sal. Y me duele.
¿Qué es mejor, la sal marina o la sal común?
¡Ay, Dios mío! Esta pregunta de la sal… ¡qué lío! ¿Marina o común? Mi suegra, siempre con la marina, ¡dice que es más pura! ¿Será cierto?
La sal marina, dicen, tiene más minerales, pero… ¿cuántos más? Necesito investigar eso. Me suena a cuento de la lechera, ¿no?
La sal común, la de toda la vida, la que uso yo. Es barata, práctica… pero, ¿es tan mala como dicen? Será que la marina sabe mejor, ¿eh? ¡Eso sí que lo noto!
En el mercadona venden sal marina en grano grueso, otro fino y ¡hasta en escamas! ¡qué locura! Me gusta más la fina para cocinar, eso sí.
¿Sodio? ¡Uf! Eso sí que da miedo. Ambas tienen sodio, eso sí que lo sé. Ya me da pereza pensar tanto en eso. Mejor que no lo haga. Me voy a comer una tortilla…
- Sal marina: Grano grueso, fino, escamas… ¡qué variedad!
- Sal común: La de siempre, la barata.
- Ambas tienen sodio, ¡claro! Eso no lo podemos evitar.
Mi vecina, Ana, jura que la sal marina le da menos hinchazón. ¿Será psicológico? Tendré que preguntarle a mi médico, qué lío, ya tengo una cita pendiente con él… Necesito un café.
En resumen, nutricionalmente igual, pero hay diferencias de sabor y textura. A mí me da igual. Uso la que pillo.
Comentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.