¿Qué comer para bajar la sal?
Come fresco para reducir la sal.
Prioriza:
- Frutas
- Verduras
- Carnes magras frescas o congeladas (sin salsas ni aderezos)
Naturalmente bajos en sodio y ricos en nutrientes esenciales.
¿Qué alimentos bajan la sal en el cuerpo?
Uf, qué pregunta. Me hace pensar en esa vez que me pasé con la salsa de soja en el sushi, 15 de marzo, “Sushiritto”, costó como 12 euros. Acabé hinchadísima. Para bajar la sal, lo que a mí me funciona es el plátano. Me lo recomendó mi abuela, y mano de santo. No sé por qué, pero me quita esa sensación de estar como un globo.
También el agua de coco, fresquita, me sienta de maravilla. La compro en el “Mercadona” a 0.99€. No es que sea experta en nutrición, pero noto la diferencia. Y las verduras al vapor, con un poquito de aceite de oliva. Nada de sal añadida, claro. Eso sí que me ayuda.
A veces, incluso me preparo una ensalada con pepino y tomate. Recuerdo una en particular, 22 de abril, en casa, super refrescante. La clave, creo yo, es comer alimentos frescos, sin procesar. Eso me va genial.
Preguntas y Respuestas:
P: ¿Qué alimentos bajan la sal en el cuerpo?
R: Frutas como el plátano, agua de coco, verduras frescas como pepino y tomate. Alimentos sin procesar.
¿Qué puedo comer para bajar la sal?
Reducir la sal. Simple.
- Enjuaga. Enlatados, bote. Agua. Reduce sodio. Obvio.
- Diluye. Caldos. Agua. Más agua. Menos sal.
- Lee etiquetas. 2024: Control de sodio. Prioridad. Mi obsesión.
- Cocina en casa. Sabes lo que comes. Control total. Menos drama. Más control.
La vida es sal y agua, al final. Un equilibrio. O no.
Evitar alimentos procesados. Punto. Comida rápida: enemigo. Verdad universal. Sin excepciones. Mi dieta, mi vida.
Frutas y verduras. Siempre. Obsesión personal. Frescura. Vitamina.
Notas al pie de mi vida monótona: Ayer, 22:00, pimientos del padrón. Hoy: ensalada. Mañana, quien sabe. A veces, un poco de sal. Porque la vida es un juego.
Agua, sal, vida, muerte. El ciclo. Inescapables.
¿Cómo bajar el nivel de sal?
¡Ah, la sal! Ese polvo blanco que tanto amamos odiar (o al revés, ya ni sé). Bajarle el volumen a la sal en tu vida es más fácil que encontrar calcetines iguales en el cajón, ¡y eso ya es decir mucho! Aquí te va la movida, a lo loco:
- ¡Fruta y verdura al poder! En plan, cómete un huerto entero. Son como un ejército ninja anti-sodio. ¡Ataque frutal!
- La sal, al destierro: Échale menos sal a la comida, ¡así de simple! O mejor aún, destierra el salero.
- Especias al rescate: ¿A quién le importa la sal cuando tienes pimentón, comino, orégano y otras hierbas aromáticas? ¡Explosión de sabor!
- Vapor que te veo: Cocinar al vapor es como ir a un spa para tus alimentos. ¡Sano y sabroso!
¿Quieres más? Pues prepárate, que aquí viene lo bueno:
- Ojo con los procesados: ¡Son la guarida del sodio! Léete las etiquetas como si fueras a descifrar un código secreto.
- ¡Lava, lava, lava! Las conservas, por ejemplo, tienen más sal que un culebrón venezolano. ¡Un buen lavado y listo!
- Cuidado con los “light”: A veces, para compensar la falta de grasa, les meten más sal. ¡Qué ironía!
- ¡Atrévete a experimentar! El limón, el vinagre, el ajo… ¡Son tus nuevos mejores amigos!
Y un último consejo, que este sí que vale oro: si después de todo esto sigues pensando que tu comida está sosa, ¡pues échale un poquito de sal y ya está! ¡No te amargues la vida!
¿Mi experiencia personal? Pues resulta que mi abuela, que era más salada que el mar, siempre decía: “La sal es la alegría de la vida”. Y aunque ahora sé que no tenía razón, ¡qué le voy a hacer! ¡La abuela es la abuela!
¡Nos vemos en la próxima batalla contra el sodio!
¿Qué se considera un alimento bajo en sal?
¡Uf!, qué calor hacía aquel 23 de julio en Sevilla. Estaba en la terraza de mi casa, ¡sudando a mares! Necesitaba algo refrescante, algo ligero. Abrí la nevera… ¡un gazpacho! Pero, espera, ¿es bajo en sal? Miré la etiqueta. 0.2 g de sal por cada 100 g. ¡Perfecto! Lo bebí de un trago. Qué alivio. Sabía a tomate fresco, un poco ácido, ¡exquisito! Sentí un frescor inmediato.
Luego recordé que mi médico, el doctor Pérez, me recomendó reducir la sal. Sufro de hipertensión, es un fastidio. Él siempre me insiste en leer las etiquetas, fijarme en los miligramos… ¡Qué lío! Pero bueno, este gazpacho era una bendición.
Esa tarde, en la farmacia, compré un control de presión arterial. Me lo puse y… ¡valores normales! Eso sí que fue una alegría. Parece que la dieta baja en sal está dando sus frutos.
Alimentos bajos en sal: contienen menos de 0.3 g de sal por cada 100 g. Eso es lo que entendí.
- Gazpacho: ¡Mi salvación en verano!
- Frutas: En general, poquísima sal.
- Verduras: Igual, casi nada de sal.
Me olvidé de anotar otros ejemplos, ¡qué despiste!
¿Qué alimentos son bajos en sal?
Alimentos bajos en sal: Necesidad básica, supervivencia.
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Pescado, siempre que no esté adobado. Mi pescadero, el de la calle Mayor, sabe elegirlos. La sal, un condimento, no la esencia.
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Pollo, pavo. Sin piel, sin aditivos. Simpleza. La dieta, un acto de voluntad.
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Carne magra. Res, cerdo. Poco más que añadir. Control, disciplina.
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Nueces, semillas. Al natural. Sin sabor añadido. La pureza, un espejismo.
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Legumbres. Lentejas, alubias. Siempre que no estén enlatadas. Condimento extra? Innecesario.
La vida es un plato minimalista. Lo demás, ruido. Repeticiones. Error. Control.
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2024: He comprobado con mi nutricionista, Ana, la información. Confirmado. Repetición.
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Mi dieta, por cierto, la ajusto cada tres meses. Cambios. Necesidad.
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El exceso, siempre perjudicial. El equilibrio, una quimera. Error. Intención.
¿Qué no comer en una dieta baja en sodio?
Evita embutidos, quesos curados, sopas de sobre, precocinados, salsas comerciales. Fiambre, jamón serrano… Uff, ni olerlos. Recuerdo una vez, este verano, en un chiringuito de playa en Málaga. Pedí un espeto de sardinas, pensando que era sano, ¡craso error! Chorretón de sal gorda… Casi me da algo. Me encanta la sardina, qué rabia.
Mucho ojo con las aceitunas y encurtidos. Parecen inofensivos. Pero madre mía, la cantidad de sodio que llevan. En una boda, el mes pasado, piqué un par de banderillas. Luego, sed toda la noche. Imposible dormir. Fatal.
Pan. Sí, pan. El pan de toda la vida. Parece mentira, pero lleva sal. En casa, mi madre siempre compra pan integral sin sal. Al principio me parecía soso. Ahora ya me he acostumbrado. De hecho, cualquier otro pan me sabe rarísimo.
Cuidado con los snacks. Patatas fritas, frutos secos… Una bomba de sodio. El otro día, en el cine, casi pico unas palomitas. Menos mal que me acordé a tiempo. Opté por un agua.
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Olvídate de las comidas preparadas. Lasañas congeladas, pizzas… No te digo más. Sodio por un tubo.
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Salsas: Kétchup, mostaza, soja… Ni probarlas. Mejor especias naturales. El otro día, descubrí el orégano fresco. Espectacular.
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Refrescos. Mucha gente no lo sabe, pero algunos refrescos también llevan sodio. Mejor agua. Siempre.
La clave: Leer las etiquetas. Siempre. Aburrido, sí, pero necesario. Aprendes un montón. Y, sobre todo, te salva de disgustos. Yo, al principio, no me fijaba. Ahora, soy una experta.
Importante: Consulta con un nutricionista o médico. Cada persona es un mundo. Y cada dieta, también. Ellos te darán las pautas adecuadas a tus necesidades. Yo no soy experta, solo cuento mi experiencia.
Leche: Ojo, incluso la leche “normal” tiene algo de sodio. Hay leches especiales bajas en sodio.
Queso fresco: Puede tener sodio, aunque en menor cantidad que los curados. Hay opciones sin sal. En Mercadona, por ejemplo, los tienen.
Especias: Algunas mezclas de especias comerciales pueden llevar sal añadida. Mejor comprarlas por separado y hacer tus propias mezclas.
¿Qué comer con bajo contenido de sodio?
¡Ay, qué pereza cocinar hoy! Necesito algo bajo en sodio, ¿verdad? ¿Qué tenía ayer? Ah, sí, ensalada, pero me aburrió.
Cortes magros: Sí, carne, pero no mucha, que me sienta pesado. Mejor pollo a la plancha, ¿no? O pavo. De res, solo un poquito. Y sin sal añadida, claro. ¡Qué fastidio leer etiquetas!
Frutos secos y semillas: ¡Perfecto! Me encantan las almendras, pero… ¡ojo con la sal! Hay que buscar las sin sal, las de bolsa pequeñita, las que compro en el súper del barrio. También nueces, pero las prefiero sin cáscara, me da mucha pereza pelarlas. ¡Qué manía!
¿Y qué más? Ah, sí, los legumbres. Garbanzos, lentejas… Los compro en bolsa, los de bote tienen demasiado sodio, aunque ponga “bajo en sodio”. Mejor cocerlos yo misma, ¡aunque luego me toque limpiar la olla! Hoy mismo hice una sopa de lentejas, deliciosa, ¡pero sin sal!
¡Qué lio! Frioles negros, esos sí que los compro enlatados, pero enjuagados, ¡eh! Como dice mi abuela, enjuagarlos es fundamental.
- Pollo a la plancha
- Pavo
- Almendras sin sal
- Nueces (sin cáscara)
- Lentejas (cocidas en casa)
- Garbanzos (cocidos en casa)
- Frijoles negros (enlatados, enjuagados)
Tengo que ir a comprar más almendras. ¡Se me acabaron! Y además, necesito más lentejas. ¿Para cuándo el fin de semana? ¡Para una buena paella de verduras! Bueno, sin sal, obvio.
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