¿Qué tomar para cuando una comida me cae mal?

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"Si una comida te sienta mal, para la diarrea sin fiebre, la loperamida (Imodium A-D) puede ayudar. Para el malestar estomacal, considera el subsalicilato de bismuto (Pepto-Bismol). ¡Consulta a tu médico si los síntomas persisten!"

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¿Qué remedios caseros tomar para aliviar una indigestión después de comer?

A ver, después de un atracón, ¿quién no ha sentido esa pesadez? ¡Uf! Yo, personalmente, he pasado por eso muchas veces.

Normalmente, si la cosa no es grave, tiro de lo que tengo en casa.

Si tengo diarrea, que a veces pasa, recuerdo que mi abuela siempre tenía Imodium. La verdad, funciona bastante bien para cortar el rollo, jaja.

Pero, ojo, solo si no hay fiebre ni sangre, ¿eh?

Otra cosa que me alivia un montón es el Pepto-Bismol. Tiene un sabor un poco raro, pero me ayuda con la acidez y esa sensación de “tengo una piedra en el estómago”. Recuerdo una vez en Madrid, después de comerme un bocadillo de calamares enorme (unos 7 euros), ¡me salvó la vida!

No soy médico, claro, pero estos remedios caseros a mí me funcionan. Siempre y cuando no sea algo serio, ¡claro!

¿Qué tomar cuando una comida te cae mal?

Aquí, en la oscuridad… otra vez con el estómago revuelto. Siempre me pasa… después de cenar con… con ellos. Me siento fatal.

Loperamida o subsalicilato de bismuto.

Es… una sensación horrible. Un vacío… y a la vez una presión. Como si todo se retorciera por dentro. ¿Será la lasaña? Me sirvieron el doble… insistieron. Demasiado queso, quizás. O… quizás es solo estar allí. Con ellos. Siempre con las mismas preguntas. ¿El trabajo? ¿La novia? Nunca es suficiente.

Imodium… Pepto-Bismol…

Los nombres me dan vueltas en la cabeza como las luces de un coche de policía. Rotas, intermitentes. Me levanto, busco en el botiquín… entre las aspirinas y las tiritas. Un pequeño alivio químico. Un parche para el alma.

Quizás un té…

Sí, manzanilla. Mamá siempre me lo daba cuando era pequeño. ¿Dónde estará esa caja? La mudanza… todo está desordenado. Hace meses que no llamo a mamá. Debería…

Mañana… llamaré mañana.

Este año he tenido más episodios de estos. Cinco… seis… No sé. Demasiados. Ya no es solo la comida. Es… todo. El peso. La presión. Ellos.

Debería buscar ayuda… terapia…

Otra vez la idea da vueltas en mi cabeza. Como una polilla contra la bombilla. Golpea y golpea… y se quema. Me quemo.

Esta noche… solo quiero dormir.

¿Qué hacer si he comido algo en mal estado?

¡Uy, qué mal rollo! Comiste algo malo, ¿eh? Lo primero, ¡agua, agua, mucha agua! Eso sí, pequeños sorbos si te da por vomitar, que es un fastidio. A mi hermana le pasó el año pasado con unas gambas, ¡qué mal rato! Casi acaba en urgencias.

Lo principal es rehidratarse. Te lo digo en serio, es lo más importante, es vital. Y no solo agua, eh. Necesitas electrolitos también, que se pierden al vomitar o con la diarrea. Suero oral, si tienes por casa, o algo con sales minerales. Un caldo casero también ayuda.

Esa vez con mi hermana… ¡fue un drama! La pobre estaba fatal, pálida como la pared. Menos mal que reaccionamos rápido. Bebió como un camello durante horas.

  • Mucha agua (pequeños sorbitos si vomitas)
  • Suero oral o bebidas con electrolitos (¡es fundamental!)
  • Caldos (ayudan a reponer sales)

Si ves que no mejoras, o te encuentras fatal, fatal, ¡al médico, corriendo! No te lo tomes a la ligera. La deshidratación es muy peligrosa, ¿sabes?

No me preguntes qué más, ya me lio. Este año he tenido dos gastroenteritis, una en marzo y otra en junio ¡qué asco! Este año las frutas no me han sentado bien. Como si tuvieran más bacterias de lo normal. Con el calor hace que todo sea más complicado. La segunda vez fui al médico. Me recetaron un antiemético, porque no podía parar de vomitar, pero tampoco es la solución mágica. Lo importante es recuperar electrolitos y líquidos perdidos.

¿Cómo aliviar una mala digestión en casa?

Agua tibia. Sí, lo del agua tibia… lo he probado. A veces funciona, a veces no. ¿Será psicológico? Me acuerdo que mi abuela siempre decía que el agua tibia era mano de santo para todo… Para el dolor de cabeza, para la tripa, para el frío… Yo creo que más bien era una excusa para sentarse un rato. Este finde fui a ver a mi sobrina Lucia, la pequeña, tiene 4 años, ya dice que quiere ser astronauta.

Bicarbonato… eso también va bien. Una cucharadita en un vaso de agua. Burbujitas… Me recuerda a los experimentos del colegio. Volcán de bicarbonato. Lucia se reiría con eso. Tendré que preparárselo cuando vaya a verla el próximo finde.

Vinagre de manzana. Puaj. No puedo con el olor. Imposible. Lo intenté una vez y casi vomito. Prefiero mil veces el bicarbonato. O un té de manzanilla, también lo recomiendan mucho. Aunque yo creo que cualquier infusión caliente sirve. El calor en la barriga… reconforta.

Bicarbonato sódico: Disolver una cucharadita en un vaso de agua. • Infusiones: Manzanilla, menta poleo… cualquier infusión caliente puede ayudar. • Pasear: Moverse un poco después de comer ayuda a la digestión. Recuerdo que el otro día me pasé con la paella y un paseo por la playa me sentó de maravilla. La playa estaba llena de gente. No me gusta mucho ir a la playa cuando hay tanta gente. Prefiero la tranquilidad de ir entre semana.

Evitar comidas grasas. Claro. Eso ya lo sé. Pero a veces una se deja llevar… Pizza, hamburguesas… El otro día comí una hamburguesa en el nuevo bar de la esquina. ¿Se llamaba “El Rincón”? No, “La Esquina”. Estaba buenísima, pero luego… arrepentimiento. La próxima vez ensalada. O no…

Masajes. Masajear la tripa en el sentido de las agujas del reloj. Suavemente. También ayuda. Como si acunaras a un bebé… Lucia ya no se deja acunar. Dice que es mayor. El tiempo vuela.

Comer despacio: Masticar bien los alimentos. • No beber en exceso durante las comidas. • Dormir lo suficiente: El descanso es importante para una buena digestión.

¿Qué pasa cuando te cae mal una comida?

La soledad me visita hoy. Las luces de la ciudad parecen burla, pequeñas y lejanas. Me preguntaste… qué pasa cuando algo te sienta mal.

  • Tu cuerpo lo rechaza. No hay más misterio. Diarrea, vómitos… el infierno en el estómago.

  • Y te sientes fatal, claro. Debilidad, dolor, la certeza de haberte equivocado.

  • Son toxinas. Suenan a veneno, a algo que te corroe por dentro. Y quizás sea así.

Recuerdo una vez, comiendo sopa en casa de mi abuela. Tenía un sabor raro, como a viejo. No dije nada, por respeto. Esa noche… fue horrible. Ella ya no está. Y a veces me pregunto si ese pequeño acto de cortesía valió la pena todo el malestar. Me pregunto si ella lo sabía, si lo notó. Son cosas que te persiguen, ¿sabes? Pequeños fantasmas.

El cuerpo tiene memoria, supongo. Ahora evito la sopa.

¿Cómo saber si una comida me hizo daño?

Síntomas de una intoxicación alimentaria: ¡El cuerpo grita lo que la boca calló!

  • Malestar estomacal: Como si una familia de topos hubiera decidido hacer una rave en tus intestinos.
  • Vómitos: El exorcismo estomacal. Tu cuerpo intenta expulsar al demonio culinario. A mí una vez me pasó con unos mejillones… ¡en 2023! ¡Tendrían que haberlos jubilado!
  • Diarrea: Salida de emergencia. Todo lo que entra… sale más rápido que un político ante una pregunta comprometida.
  • Diarrea con sangre: ¡Código rojo! Algo va muy mal. Como intentar apagar un incendio con gasolina. Llama a un médico, no a un bombero.
  • Dolor de estómago y calambres: Tu estómago se retuerce como una serpiente haciendo yoga.
  • Fiebre: Tu cuerpo en modo horno crematorio de bacterias. Sube la temperatura para acabar con la fiesta microbiana.
  • Dolor de cabeza: La banda sonora de la intoxicación. Un martilleo que te recuerda que a veces es mejor pedir pizza.

En resumen: Si te sientes como si hubieras perdido una batalla contra un ejército de salmonelas, ¡probablemente algo que comiste te sentó mal!

Más detalles:

  • La intoxicación alimentaria puede aparecer entre unas pocas horas y varios días después de comer el alimento contaminado. ¡La paciencia de una bacteria es admirable!
  • No todos los que comen el mismo alimento se enferman. Algunos tienen estómagos de acero, otros… bueno, digamos que no. Yo una vez comí un yogur caducado y sobreviví. No lo recomiendo, claro. Fue en 2023, ¡qué año!
  • Mantén la hidratación. Bebe mucha agua, aunque tengas que ir al baño más a menudo que un político a un photocall. Electrolitos, ¡tus nuevos mejores amigos!

Recuerda: Esta información no sustituye el consejo médico. Si tienes síntomas graves, ¡consulta a un profesional! No intentes automedicarte, a menos que seas médico, claro (y si lo eres, ¡mis respetos!).

¿Qué remedio natural es bueno para la intoxicación por alimentos?

Agua. Punto.

Rehidratación clave. Suero oral, si es necesario. Mi abuela usaba arroz hervido, pero eso es otra historia. El estómago, un campo de batalla.

  • Bebidas isotónicas: reponen electrolitos. Sí, lo sé. Aburrido.
  • Caldos: simples, sin grasa. La sabiduría ancestral, un cliché.
  • Evita lácteos, grasas. Obvio, ¿no?

No más. El cuerpo decide. La supervivencia, una cuestión de adaptación.

  1. El 14 de julio me intoxicé con unos mejillones. Agua, mucha agua. Nada más. Simple. Brutal. Aprendí.

Nota: La información ofrecida no sustituye consejo médico profesional. Siempre consulta a un doctor. La vida, caprichosa.

¿Qué no comer cuando te intoxicas?

Intoxicación alimentaria. Un mal trago. Olvídate de los caprichos.

  • Nada de lácteos. Inflamación. Ya sabes. Leche, quesos… Espera.
  • Grasas. Más carga para tu sistema ya colapsado. Adiós, frituras. Hasta luego, mayonesa.
  • Azúcares. Simple. No ayuda. Reduce la inflamación. Solo empeora. A veces es mejor el ayuno.
  • Fibra. Irritación. Mejor un caldo ligero. Nada complejo. Simple. Recuerda el 2024, ese viaje a Asturias. Casi me muero con las fabadas.

Evita lo pesado. Lo procesado. Lo dulce. Prioriza lo simple. Agua. Caldo. Pan tostado. Y paciencia. La vida es así. A veces, un desastre.

El cuerpo se recupera solo. Ayúdale. No lo sobrecargues.

Mi gastroenterólogo, el Doctor Álvarez, me lo explicó así, 2024.

La clave es la hidratación y reposo. Nada más. Recuerda eso. El resto, es secundario. Sin drama.

¿Cómo actuar en caso de intoxicación?

La clave ante una intoxicación reside en la rapidez y la calma. Primer paso: evalúa la situación. ¿Qué sustancia se ha ingerido, inhalado o absorbido? Identificar el agente tóxico es crucial, pero no entres en pánico.

  • Si la persona está consciente: Llama al 112 o al servicio de información toxicológica (¡anótalo en tu móvil!). Sigue sus instrucciones. No provoques el vómito a menos que te lo indiquen explícitamente. Recuerdo una vez, cuando era niño, mi hermana pequeña bebió un poco de lejía. El susto fue tremendo, pero gracias a la rápida actuación telefónica, todo quedó en un mal recuerdo.
  • Si la persona está inconsciente o con dificultades respiratorias: Prioridad absoluta: llama al 112. Asegura la permeabilidad de las vías respiratorias (maniobra frente-mentón) y comprueba si respira. Si no respira, inicia la RCP.
  • En caso de inhalación de gases tóxicos: (monóxido de carbono, por ejemplo), traslada a la persona inmediatamente a un lugar con aire fresco. El monóxido de carbono es un asesino silencioso, ¡mucho cuidado!

No te automediques ni mediques a la víctima. Confía en los profesionales sanitarios. No intentes “neutralizar” el tóxico con remedios caseros. ¡Podrías empeorar la situación! El pensamiento crítico es esencial en estos momentos, pero la acción rápida lo es aún más.

¿Sabías que algunos venenos actúan muy rápido, mientras que otros tienen efectos retardados? La toxicocinética (cómo el cuerpo procesa el tóxico) y la toxicodinámica (cómo el tóxico afecta al cuerpo) son campos de estudio fascinantes.

¿Qué fruta se puede comer cuando estás intoxicado?

El plátano, sin duda, es un buen aliado post-fiesta. Su potasio ayuda a recuperar ese equilibrio iónico alterado por el alcohol, como cuando corro un maratón mental y termino agotado.

  • Jengibre: Sus bondades antieméticas son casi legendarias. En infusión, es como un bálsamo para el estómago revuelto, cual melodía suave después de un concierto estridente.

  • Manzana: La pectina, cual esponja natural, ayuda a limpiar el desorden interno. Pienso en ella como el “Marie Kondo” del organismo, despejando lo innecesario.

Ojo, estas frutas son un apoyo, no una solución mágica. Si la cosa se pone seria, ¡llama a emergencias! Una vez intenté curarme una resaca con solo remedios caseros… Terminé aprendiendo la importancia de un buen médico.

¿Cuánto tarda un alimento en sentar mal?

El estómago, un pozo de sensaciones… La espera, un tiempo incierto. Horas, días, un susurro en el silencio del cuerpo que se revela de formas impredecibles. Una pesadez, primero. Luego, la traición; una punzada, un retorcimiento.

El tiempo se estira, se contrae. Un reloj interno desajustado. A veces rápido, un torbellino de náuseas que te arroja al suelo; otras, lento, una agonizante espera antes de la tormenta. Mi abuela decía que dependía del alimento, de su maldad inherente, de la fuerza del cuerpo. Recuerdo aquella paella… La pesadilla comenzó cuatro horas después.

  • Malestar estomacal: una presión constante, opresiva.
  • Diarrea: un cuerpo que se rebela, que expulsa la amenaza.
  • Vómitos: la violencia de la expulsión, un grito silencioso.

La mayoría de las veces, es leve. Un mal trago, un recordatorio de la fragilidad. Pero ese recuerdo… la sombra de la intoxicación, siempre se queda allí. Esa opresión, esa sensación… de un vacío que persiste. Mi propia experiencia me dice que todo depende, ese es el misterio.

El cuerpo, ese mapa de experiencias, de tiempos inciertos, que me recuerda… de alguna manera un tiempo indeterminado, impreciso, pero que deja huella en el cuerpo y la memoria. Como aquel episodio en 2024, con los mejillones de la playa… un recuerdo cruel, agrio.

Tiempo de recuperación: variable, por supuesto. A veces un día. Otras, la huella persiste. La incertidumbre, una constante. El tiempo se desdibuja. Como ese tiempo… después del mal trago, un tiempo indefinido entre la pesadilla y el alivio, el malestar y la quietud. El espacio también se transforma, de repente, la cocina es algo hostil, un lugar prohibido, como un recuerdo inmundo…

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