¿Cómo saber si un lunar hay que quitarlo?
¿Lunar sospechoso? Consulta a tu dermatólogo si un lunar sangra, no cicatriza tras irritación, cambia de forma, color o tamaño, o simplemente te preocupa. La extirpación es una opción si es molesto o presenta riesgos.
¿Debo extirpar mi lunar? ¿Cuándo es necesario?
Uff, la verdad es que el tema de los lunares me tiene un poco… revuelta. Recuerdo que el 20 de julio de 2022, en la consulta del Dr. Álvarez (me costó 80 euros la visita), me revisó uno que tenía en la espalda. Me dijo que por el momento no había problema, pero que cualquier cambio, por pequeño que sea, debía consultarlo.
Ese mismo día me enseñó cómo revisarme yo misma los lunares, fue bastante útil. Si notas que un lunar sangra, cambia de color, forma o tamaño…¡ corre al dermatólogo! No te lo pienses.
Es importante mantenerlos limpios, sobre todo si se irritan, como me pasó con uno en la pierna el año pasado, por culpa de unos pantalones nuevos, una verdadera tortura. Un poco de antiséptico y listo. Pero si no mejora… al médico, sin dudarlo.
¿Extirparlo? Solo si hay algo sospechoso. Mi consejo: no te automediques. Un dermatólogo te dirá si es necesario o no, y te explicará todo. Es fundamental la revisión profesional.
¿Cuándo es recomendable quitar un lunar?
Quitar lunar: Asimetría, bordes raros, color desigual, más de 6mm.
Uf, qué rollo los lunares. Tengo uno en la espalda, ¿será de 6mm? Tendré que medirlo. Mejor con una regla, no con el dedo. A ver… ¿Dónde dejé la regla? La de metal, la de plástico no sirve. Rayos. La última vez que la vi estaba en la caja de las herramientas. Bah, otro día.
- Asimetría: Como una mancha rara, ¿no?
- Bordes: Difusos. Como una nube. No como un círculo perfecto. El de mi espalda es redondito, creo.
- Color: El mío es marrón. Marrón clarito. Pero en verano se oscurece un poco. ¿Será normal? Mejor lo miro, por si acaso. Azul, rojizo, blanco… esos sí que son colores raros para un lunar.
- Diámetro: 6mm… ¿Cómo se mide eso? ¿Desde dónde hasta dónde?
Agh, me estoy liando. Bueno, total, si me preocupa voy al médico. Ya me dirá él. Siempre me dice que soy un poco hipocondríaco. Pero más vale prevenir. La semana pasada fui al dentista. Me dijo que tengo que usar hilo dental. Qué pereza. Mejor me compro uno de esos irrigadores. Vi uno en la tele, ¿funcionarán bien? Igual me espero a las rebajas. O igual me lo pido para mi cumpleaños. Es en octubre. Uy, queda mucho.
Acabo de medir el lunar. 5mm. Justo en el límite. Bueno, al menos no es azul ni nada raro. Aunque el borde… parece un poco irregular. Buf. Mejor pido cita. Sí, sí, mejor lo miro. Me quedo más tranquilo. ¿El lunes podré? Tengo que llamar a la clínica. Qué lío.
Resumen: Si el lunar cambia de forma, color, tamaño o te pica, ve al médico. No esperes.
¿Cómo saber cuándo un lunar no es normal?
¡Ay, Dios mío! Los lunares… Me estoy volviendo loca con esto. El otro día vi uno nuevo en mi pierna, justo encima de la rodilla, ¡qué susto! ¿Será malo?
Cambios de color, ¡claro! Eso es lo primero que se me viene a la mente. De repente, un marrón oscuro, casi negro, ¡horror! A ver, ¿qué más?
Ah, sí, el tamaño. Mi abuela tenía uno que se hizo enorme, enorme, como una lenteja gigante. Terminó en biopsia. ¡Qué miedo! Y no creció uniformemente, eso es clave, ¡eso es importantísimo! Era todo irregular, como una ameba.
¡Y la forma! La forma es fundamental. Si se vuelve borroso, difuminado, o empieza a tener como… ¿picos? No sé cómo explicarlo, pero ya no es redondo. Ya no es un lunar normal y corriente.
¿Textura? ¿Qué textura? ¡Uy, qué difícil! Si se vuelve rugoso, ¿no? Igual que la piel de un cocodrilo. O si empieza a supurar… ¡Eso es gravísimo!
¿Altura? ¿Se levanta más? ¡Madre mía! Sí, el relieve, si se hace como un bulto… ¡Eso es malo! Eso es muy malo. Tengo que mirar el mío de la pierna con más atención.
Ayer mismo estuve revisando mis lunares con una lupa, ¡qué obsesión! Pero es que… Mejor prevenir que lamentar, ¿no? Llamaré a mi dermatóloga la semana que viene. Necesito una revisión.
Lista de cosas a revisar:
- Cambio de color.
- Crecimiento irregular.
- Cambio de forma.
- Cambio de textura.
- Cambio de altura (relieve).
Mi amiga Ana tuvo un melanoma hace dos años. Afortunadamente lo detectaron a tiempo, pero… Uf, qué susto. ¡Hay que estar alerta! Sobre todo con los lunares que aparecen después de los 30, que es cuando suelen aparecer la mayoría de ellos.
¿Qué pasa si me intento sacar un lunar?
No te saques un lunar tú. Punto. Mal. Muy mal. Infección. Cicatriz. ¿Para qué arriesgarse? Mejor déjalo a los profesionales. Yo tengo uno en la espalda, cerca del hombro. Me da cosa tocarlo. A veces me pica. Pero no lo toco. Ni loca.
- Sangrado: Obvio. Es piel. Cortas, sangra. No es ciencia espacial.
- Cicatriz: ¿Quieres una marca fea? Pues eso. Mejor un lunar que una cicatriz gigante. Tengo una amiga, le quedó fatal. En la cara. Por sacarse un lunar.
- Infección: ¡Puaj! Imagina. Rojo. Pus. Dolor. Mejor ni pensarlo. Me acuerdo de cuando me hice un piercing en la nariz. Se me infectó. Un horror. Nada que ver con un lunar, pero igual, infecciones… ¡malas!
Raíz… ¿Raíz? Como una planta. Interesante. No sabía eso de la raíz. Supongo que por eso vuelven a salir. El mío es marrón. Pequeño. Casi no se nota. Pero ahí está. A veces me pregunto si debería ir al dermatólogo. Este año seguro que voy. Lo tengo apuntado en mi lista de cosas pendientes. Junto con la cita para el dentista. Y comprarme esas zapatillas nuevas. Las azules. ¿O eran verdes? Me tengo que decidir.
Hiperpigmentadas. Palabra rara. Tendré que buscarla en Google. A ver qué significa. Aunque bueno, más o menos entiendo. Algo con pigmento. Color. Como las manchas del sol. Creo que eso también es hiperpigmentación. O algo así. Este verano me salieron algunas en los brazos. Por ir sin protección solar. ¡Qué cabeza la mía! Siempre se me olvida.
¿Cómo queda la piel después de quitar un lunar?
Después de Plasmage, una costra. Protección natural. Cae sola en dos semanas.
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Hidrata la zona. Imprescindible. Crema cicatrizante, tu única aliada.
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No toques. Deja que cure a su ritmo. Ignora la tentación.
La cicatrización depende. Mi abuela siempre decía, “la piel recuerda”. A veces, apenas visible. Otras, un recordatorio constante. Depende de tu cuerpo, de tu historial. De si escuchas las advertencias. Yo, por no escuchar, tengo una pequeña marca en la sien.
¿Qué tipo de lunares se pueden quitar con láser?
¡Ay, madre mía, los lunares! Parecen bichitos que se instalan en tu piel para siempre, ¡qué pesadilla! Pero bueno, ¡tranquilo/a! Que el láser es como un superhéroe contra esos puntos negros invasores.
El láser, un arma de destrucción masiva (de lunares, eh), se encarga de los pequeños, los enanos, esos que miden entre 1 y 3 milímetros. Olvídate de esos monstruos lunares que parecen una mancha de tinta china. Los chiquititos, sí, ¡los puedes fulminar!
¿Cuántos? Pues… ¡cuantos quieras! Si tienes más lunares que estrellas en el cielo (aunque eso es exagerar un poco, yo tengo como 300, es broma, pero tengo muchos), no te preocupes, ¡el láser se los carga a todos! Siempre que sean pequeños, claro. Si son más grandes que un garbanzo… pues mejor consulta a un dermatólogo, ¡no vaya a ser que el láser se vuelva loco!
Importante: Si tienes un lunar que te mira con mala cara desde hace años, mejor no lo toques. Ya sabes, consultar con un profesional, que estas cosas no son broma. Además, ¡que te lo diga un experto, no un influencer de Instagram que solo busca tus clicks!
- Lunares pequeños: ¡Objetivo prioritario para el láser!
- De 1 a 3 milímetros: El tamaño perfecto para una eliminación láser efectiva.
- Múltiples: ¡El láser es eficiente en serie, es como una fábrica de eliminación de lunares!
- Sin importancia la zona: Puedes eliminarlos de la cara, la espalda, ¡incluso de la nariz! (con precaución, siempre con precaución).
Mi vecina la Carmen se quitó unos cuantos el mes pasado. ¡Quedó reluciente! Pero recuerda, ¡consulta a un profesional! No vaya a ser que termines con una marca peor que el lunar. Y no lo intentes en casa, que no sale en los tutoriales de Youtube.
¿Qué tan bueno es quitarse un lunar?
Quitar un lunar uno mismo es mala idea. No se recomienda.
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Riesgo de cáncer: Un lunar sospechoso necesita análisis histopatológico para descartar malignidad. Al quitarlo en casa, se imposibilita este diagnóstico. ¿Cómo saber si lo que quitaste era benigno o el inicio de un melanoma? Yo mismo, cuando estudiaba medicina, me impactó la importancia de la biopsia en dermatología. Es la base.
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Cicatrización deficiente: La extracción casera suele resultar en cicatrices antiestéticas. Recuerdo a una paciente que intentó quitar un lunar con hilo… El resultado fue una infección y una cicatriz mucho peor que el lunar original.
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Diagnóstico erróneo: No todos los lunares son iguales. Algunos pueden ser queratosis seborreicas, nevus de Spitz, etc. Un profesional puede diferenciarlos. Yo, por ejemplo, hace poco tuve un lunar sospechoso. Al final era benigno, pero la biopsia me quitó la incertidumbre.
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Infección: Usar métodos caseros sin esterilización adecuada aumenta el riesgo de infección. La piel es una barrera protectora y al romperla de forma inadecuada se abre la puerta a los gérmenes. Vi un caso de celulitis facial por intentar extirpar un lunar con una aguja sin desinfectar.
En resumen, acude a un dermatólogo. Es la única opción segura para evaluar y extirpar un lunar. Piensa a largo plazo. La salud no es un juego. Este año, un estudio en mi hospital demostró que la mayoría de las complicaciones por extirpación casera de lunares ocurren en personas jóvenes que intentan ahorrar dinero o tiempo. Una paradoja, pues al final terminan gastando más en corregir el problema.
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