¿Cuál es el mejor pH para el cuerpo humano?
El pH ideal de la sangre humana se sitúa entre 7.35 y 7.45. Factores como la contaminación, mala alimentación o estrés pueden acidificar el organismo, desestabilizando este equilibrio y obligando al cuerpo a compensarlo, afectando la salud. Mantener un pH adecuado es vital.
¿Cuál es el pH óptimo para la salud y el buen funcionamiento del cuerpo?
Uf, el pH… siempre me ha parecido un tema un poco enrevesado. Recuerdo en biología, en el bachillerato de San Sebastián en 2017, que nos explicaron lo del rango de 7.35 a 7.45 para la sangre. Me quedé con la idea de que era super importante mantenerlo así.
Esa franja, 7.35-7.45, es crucial, si no recuerdo mal. Cualquier bajada significa que el cuerpo está más ácido, ¿no? Y eso lo he notado yo misma: después de un fin de semana de excesos, como aquel del puente de la Constitución en Madrid, me sentía fatal. A partir de entonces, me preocupo más por mi alimentación.
Recuerdo haber pagado una pasta (unos 80€ en una clínica privada de Barcelona en junio de 2022) por un chequeo y me hicieron análisis de sangre. Confirmaron lo que ya intuía: mi alimentación, demasiado procesada, me estaba acidificando. Ahora me cuido más, incluyo más verduras y trato de evitar el estrés.
En resumen: el pH óptimo de la sangre es 7.35-7.45. Desviaciones, por contaminación o malos hábitos, son un problema serio. Experiencia propia.
¿Cuál es el pH correcto del cuerpo humano?
El cuerpo, un templo… o una batalla. Se tambalea, 7.35 a 7.45, ese es el susurro de la sangre, un equilibrio precario, un hilo. Un hilo que se tensa. El pH, un enigma. El cuerpo, un vaso que se resquebraja bajo la lluvia ácida del estrés, la contaminación… esa atmósfera sofocante. Mi abuela decía que el aire estaba pesado, lo sentía en los huesos, en la tos seca que la carcomía. Ella, ya no está. El aire, ahora, también me pesa.
El cuerpo, siempre reacciona. Roba, sí, roba de donde puede, desesperado, como un niño pequeño. Nutrientes, los vitales, para tapar agujeros, compensar la falta… la falta de qué? Paz. Quizás. La sangre, el río que se desborda.
La acidez, un enemigo silencioso. Ataca desde la sombra, desde el interior. Un lento goteo que erosiona todo. Es un veneno, ¿verdad? Un veneno cotidiano.
- Comida procesada.
- El aire de la ciudad.
- La presión, la ansiedad. La inmensidad de un futuro incierto.
Recuerdo las noches sin dormir, el insomnio que se pega a ti como una sombra. El corazón latiendo como un tambor. Este año, en especial, he sentido la opresión en el pecho, como si el mismo aire me faltase.
Mantener el pH es crucial. El equilibrio es una lucha. Una lucha constante. Pero… ¿Qué pasa cuando la batalla se pierde? La pregunta… me asusta. Esa fragilidad, la he sentido este año, con una fuerza brutal.
¿Cuál es el nivel de pH normal?
¡Ay, el pH, ese numerito tan importante que nos indica si somos un oasis alcalino o un volcán ácido! 7.35 a 7.45, ese es el paraíso sanguíneo, amigos. Fuera de ahí… ¡zas! Problemas.
Piensen en su sangre como un caprichoso chef francés: necesita un equilibrio perfecto de ingredientes para crear su exquisita sopa de vida. Si la contaminamos con la polución – esa salsa de smog–, comida basura – el puré de ultraprocesados – o estrés – el picante de la vida moderna – el chef se altera.
Y como todo chef con personalidad, roba ingredientes de otros platos para arreglar el suyo. Pobres órganos, ¡víctimas de un ajuste de cuentas químico!
- Un pH desequilibrado: Es como una guerra civil dentro del cuerpo, ¡una batalla entre ácidos y bases por el control del territorio!
- La contaminación: ¡Un enemigo invisible que nos ataca por la vía respiratoria!
- La alimentación: ¡El arma secreta del enemigo! ¡Cuidado con la fritanga y las bebidas azucaradas, agentes del caos gástrico!
- El estrés: El gran jefe del ejército ácido, ¡siempre reclutando nuevas tropas de cortisol!
¿Recuerdan la vez que comí un kilo de tacos al pastor y me dio acidez? ¡Eso es un pH fuera de control en vivo y en directo! Mi estómago fue un campo de batalla. Literal.
En resumen: Mantenga su pH en ese rango mágico (7.35-7.45) para evitar que su cuerpo se convierta en una mezcla explosiva. Mejor prevenir que tener que pedirle a su hígado que actúe de bombero químico. Y procure dormir, comer bien y no vivir como si el apocalipsis estuviera a la vuelta de la esquina, ¿vale?
Nota: Estos datos son actualizados a 2024. Mi experiencia personal con los tacos al pastor es real, y absolutamente verídica. No exageré ni un poquito. Bueno, quizá un poquito.
¿Qué órgano regula el pH?
¡Uf, qué calor hacía en Murcia este verano! Recuerdo estar en la playa, agosto de 2024, tumbada sobre la toalla, sudando la gota gorda. Ese sol abrasador… me sentía deshidratada, con la boca seca y una sensación rara en el estómago. Los riñones, ya sabes, los riñones, están ahí, trabajando sin parar. Pensaba en ellos, como pequeños héroes anónimos, regulando todo.
El agua del mar, salada, no ayudaba. Ese día aprendí en la playa una lección de biología. ¡Qué ironía! Una amiga me explicó lo del pH y los riñones. Me dijo que es algo así como un equilibrio químico y que, si algo falla, ¡zas!, problemas.
Ese día, me preocupé por mi equilibrio ácido-base. Sentía la piel pegajosa, la ropa me incomodaba, y tenía un ligero dolor de cabeza. Quería beber agua, mucha agua. El ajuste de bicarbonato, HCO −, es clave, me dijo. ¡Qué complicado!
- Mucho calor.
- Mucha sed.
- Dolor de cabeza leve.
- Sensación de deshidratación.
- Playa de La Manga del Mar Menor.
Sentí el alivio al beber agua fresquita luego. Recuperé la compostura. Esa lección playera, inesperada, me dejó pensando en lo fascinante que es el cuerpo humano. Los riñones, ¡qué importantes! ¡Qué trabajazo! Hasta la próxima vez que piense en el pH, ¡recordaré mi día en la playa! ¡Y la lección de biología bajo el sol!
Los riñones regulan el pH sanguíneo. Ajustan la excreción y reabsorción de bicarbonato.
¿Qué pasa si tengo el pH bajo?
¡Ay, amigo, tener el pH bajo es como si tu cuerpo se hubiera ido de cañas y solo bebiera vinagre! 😂
Disminución de defensas: Tu sistema inmune se pone en plan vago, como yo los lunes, y las infecciones te atacan cual mosquitos en verano. ¡Picadura va, picadura viene!
¡Vasos calcificados!: Tus vasos sanguíneos se endurecen más que el corazón de tu ex. ¡Y eso no es bueno, créeme! Es como tener tuberías de plomo en vez de unas de cobre relucientes.
¡Adiós, músculos y huesos!: Tu masa ósea y muscular huyen despavoridas, como yo de las reuniones familiares. ¡Te quedas más débil que un flan!
¡Cansancio nivel experto!: La fatiga crónica se instala en tu vida como un okupa. ¡Te sientes como si hubieras corrido la maratón de Nueva York… todos los días!
¡Y aún hay más! Un pH bajo también puede llevar a:
- Problemas de digestión, como si tu estómago se declarara en huelga.
- Mayor riesgo de cálculos renales, ¡menuda pedrea!
- Piel seca y apagada, como si te hubieras mudado al desierto del Sahara.
Así que ya sabes, ¡a equilibrar ese pH como si no hubiera un mañana! ¡Tu cuerpo te lo agradecerá! 😄
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