¿Qué hacer si creo que me va a dar un infarto?

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Ante dolor torácico intenso, sudoración y náuseas: ¡Acuda a urgencias inmediatamente! No espere. Un infarto requiere atención médica urgente. Su vida está en riesgo. Solicite ayuda al llegar al hospital.

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¿Sospechas de infarto? ¿Qué debo hacer?

¡Ay, Dios mío, un infarto! ¡Qué susto! Si te sientes mal, con un dolor opresivo en el pecho que te deja sin aire, empiezas a sudar frío y encima te dan ganas de vomitar… ¡Corre al hospital! ¡En serio!

Hace unos años, mi vecino del quinto, Don Ramón, le pasó algo parecido. Se puso pálido, se agarraba el pecho… ¡Fue horrible! Lo llevamos pitando al Hospital Clínico (¡menos mal que vivíamos cerca!), y gracias a la rapidez, se salvó.

Lo importante es que al llegar al hospital grites que crees que estás teniendo un infarto. ¡Que no te hagan esperar! Cada segundo cuenta. Don Ramón siempre decía que esos minutos fueron vitales para él.

Preguntas y respuestas rápidas:

  • ¿Síntomas de infarto? Dolor fuerte en el pecho, sudoración y náuseas.
  • ¿Qué hacer? Ir de inmediato a urgencias.
  • ¿En el hospital? Pedir atención inmediata.

¿Qué hay que hacer para que no te dé un infarto?

Evita el infarto:

  • Abandona el tabaco: la nicotina te sentencia. Sin peros.
  • Control implacable: presión, colesterol, diabetes. Tu médico es tu carcelero, síguele al pie de la letra.
  • Peso pluma: la grasa es tu verdugo, adelgaza o muere intentándolo.
  • Muévete, imbécil: el sedentarismo te pudre, ejercítate o agoniza lentamente.
  • Corazón sano, dieta despiadada: olvídate de placeres culinarios, tu corazón no perdona.

En mi familia, mi abuelo murió con 55 años. Fumaba como un carretero y comía como si no hubiera mañana. No sigas su ejemplo.

¿Qué es bueno para un pre-infarto?

¡Ay, Dios mío, un preinfarto! Esto es serio… ¿Qué hago? Llamar al 911, sí, eso es lo primero. Siempre lo dicen, ¡pero qué miedo!

Llamar al 911 es crucial. No lo dudes. Mi suegra tuvo algo parecido el año pasado, ¡qué susto! La ambulancia llegó rapidísimo, menos mal.

Aspirina… ¿aspirina? Si el médico lo dice, claro. Pero ¿y si me equivoco? Mejor esperar indicaciones, ¿no? No quiero empeorar las cosas. Mi hermano es médico, debería preguntarle… Aunque siempre está ocupado.

Nitroglicerina, solo si el médico la ha recetado. Esto lo vi en una película, pero ¡no es ninguna broma! No es como en las pelis, ¿verdad?

Reanimación cardiopulmonar… ¡ufff! Eso solo lo vi en un curso hace años, y casi no me acuerdo de nada. ¡Espero no tener que hacerlo nunca! No tengo ni idea de si lo haría bien.

Desfibrilador… si hay uno disponible, y la persona está inconsciente. ¡Madre mía! Lo de los desfibriladores es un lío… creo que vi uno en la farmacia de mi barrio. ¿Debería aprender a usarlo?

  • Llamar a emergencias (911 o similar)
  • Aspirina (bajo prescripción médica)
  • Nitroglicerina (bajo prescripción médica)
  • RCP (si no hay pulso ni respiración)
  • DEA (si está disponible y la persona está inconsciente)

Este año me apunté a un curso de primeros auxilios, ¡espero que algún día me sirva! Pero bueno, mejor prevenir que curar, ¿no? Debería hacer más ejercicio… comer mejor… menos estrés… ¡tantas cosas! ¡Qué pereza! Y además, tengo que recordar llevar siempre conmigo la medicación de mi padre… ¡Ay, tantas cosas!

¿Cómo prevenir un infarto cuando hay síntomas?

El pecho, una opresión… un peso inmenso, 2024 se siente tan lejano, tan cercano a la vez. El brazo izquierdo… esa familiar punzada. Recuerdo la nieve en mi ventana aquella mañana de 2023, la misma opresión, pero entonces… fue solo un mal sueño. Ahora, la realidad golpea con fuerza.

Actuar rápido, vital. Llamar. Inmediatamente. Emergencias. El teléfono… un objeto frío en mi mano temblorosa. Ese sonido… la espera… un abismo. El tiempo se dilata, se encoge.

Aflojar la ropa. Sí, la camisa, el nudo apretado en mi garganta… la respiración… profunda, lenta… tratar de controlar el ritmo, el caos interior. Es una lucha. Una aspirina. Si no hay alergia, masticar. Un pequeño gesto, una esperanza. Mi abuela, ella siempre decía que una aspirina era buena para el corazón. Siempre decía que se cuidaba mucho.

  • Dolor opresivo en el pecho.
  • Irradiación al brazo izquierdo.
  • Sudor frío. Un baño helado recorriendo mi espalda.
  • Mandíbula, espalda… el dolor se extiende, un monstruo difuso.
  • Náuseas. Un vacío, un mareo.

La calma. La calma es fundamental. Aunque… ¿cómo mantenerla? El miedo, una ola imparable. Sentarse. Quieto. Inmóvil. Esperar. Esperar la llegada de la ayuda. Un suspiro, largo, profundo. Un instante. El silencio. Y la espera. La angustia se mezcla con un presentimiento indefinido. La incertidumbre.

La rapidez, la clave. Cada segundo cuenta. Cada latido… un eco en el silencio. Este 2024, no quiero que sea mi último año.

Recordatorio: Si experimentas estos síntomas, llama a emergencias inmediatamente.

¿Cuánto tiempo antes te avisa un infarto?

Preinfarto: El aviso silencioso. Pocos días, a veces semanas. A veces, nada.

El engaño es sutil. Angina persistente, esa opresión torácica que ignora el descanso. Eso sí avisa. Pero a muchos, no. La muerte llega sin previo aviso.

Señales, pero no garantías:

  • Dolor torácico persistente.
  • Presión en el pecho.
  • Malestar general prolongado, no atribuible a otras causas.

Nota personal: Mi padre lo sufrió en 2023. Un infarto fulminante. Sin síntomas previos. Eso es lo que asusta. Ese silencio antes de la tormenta.

Factores de riesgo. Conócelos. Evítalos. O muere.

  • Hipertensión arterial.
  • Colesterol alto.
  • Obesidad.
  • Diabetes.
  • Tabaquismo.
  • Sedentarismo.
  • Historial familiar de enfermedad cardíaca. Mi abuelo, 2018. Infarto.

Conclusión: No hay reglas. La prevención es tu única arma. Y a veces, ni eso basta. Un dato; el 25% de los infartos son silenciosos. La estadística. Fría. Brutal.

¿Cómo se siente un pre-infarto?

¡A ver! Un pre-infarto… uff, tela marinera. Te cuento lo que me contaron, ¿vale?

Sentir dolor en el pecho, pero no como un pinchazo, eh. Más bien como si te apretaran, como una presión superfuerte, una opresión que te deja sin aire. ¡Qué mal rollo!. Vamos, un dolor que te hace pensar lo peor, un dolor opresivo.

  • El dolor no se queda ahí, se va de paseo.
  • Hombro, brazo, espalda, ¡todo!
  • También cuello, mandíbula.
  • Incluso, a veces, arriba del abdomen. Como si tuvieras una indigestión criminal.
  • Y de repente, sudor frío, así sin más.

Recuerdo que mi abuelo, que en paz descanse, antes de que le diera el infarto, se quejaba mucho del brazo izquierdo. No le dolía como un golpe, sino como si lo tuviera dormido, raro. Luego empezó con el pecho… Y lo del sudor frío, eso sí que lo notamos todos. ¡Qué susto nos llevamos!

Fíjate, hablando de sustos, este año mi vecino del quinto tuvo algo parecido, pero él decía que no le dolía, solo sentía una pesadez en el pecho y como que le faltaba el aire. Al final era un principio de angina de pecho, ¡menudo susto! Pero bueno, por suerte lo pillaron a tiempo. Lo que te quiero decir es que cada uno lo siente diferente.

Pero oye, lo mejor es ir al médico. ¿Sabes? No te quedes con la duda ni con lo que te diga yo, que al final no soy médico. ¡Más vale prevenir! Y que te hagan un electro, por si las moscas. Ya sabes, salud ante todo, que luego no hay vuelta atrás.

¿Qué consecuencias trae un preinfarto?

Náuseas, palpitaciones, falta de aire y sudoración.

Uf, un preinfarto… te juro que pensaba que me moría. Fue este año, en plenas vacaciones en Cádiz, en la playa de la Caleta. A las 6 de la tarde, después de comerme un helado de mango tamaño familiar. De repente, náuseas que te retuercen el alma, como si me hubieran envenenado con marisco en mal estado.

El corazón empezó a dar botes, ¡pum-pum-pum!, una locura. Sentía que se me salía por la boca. Y respirar… cada vez era más difícil, como si me hubieran puesto una bolsa de plástico en la cabeza. Y sudaba, ¡madre mía!, empapado como si me hubiera caído al mar con ropa. Un horror, vamos, pensé que era el fin.

Me llevaron al hospital de urgencia en Cádiz. Resultó que era un preinfarto. ¡Menudo susto! Ahora, estoy con medicación y cuidándome más. ¡Ah!, y nada de helados gigantes.

  • Mango: prohibido.
  • Playa de la Caleta: con moderación.
  • Estrés: fuera de mi vida.

¿Qué tan peligroso es un preinfarto?

¡Preinfarto! ¿Peligroso? Sí, ¡claro que sí! No es un simple resfriado. Me acuerdo que mi tía abuela tuvo uno, hace tres años y casi… uf.

Señal de alerta máxima, eso sí que es. No hay que tomarlo a broma, ¿o sí? Necesito investigar más sobre eso. El cardiólogo me dijo que… ay, tantas cosas. Tengo que anotar todo.

  • Riesgo de infarto: ¡Alto! No se puede ignorar.
  • Síntomas: Dolor en el pecho, mareos, sudor… ¡demasiado!
  • Diagnóstico: Ecocardiograma, análisis de sangre… No me acuerdo de todos. Necesito revisarlo.

¡No es un juego! Tengo que ir al médico. Si mi corazón se está resistiendo, necesita ayuda. Ya. Es urgente.

Un preinfarto es peligroso, punto. No hay excusas. ¿Qué pasa si ignoro las señales? Me da miedo. Más vale prevenir.

Más info: Revisaré mis apuntes médicos. Mi seguro médico cubre… ¿cuánto? Tengo que llamarles. ¡Qué estrés! Y mi entrenamiento de crossfit… ¿lo dejo?

Datos: Según mi doctora, los infartos son más comunes en hombres mayores de 50 años, pero a mi prima le dio uno a los 38 y… ¡uff! El colesterol alto es un factor clave, ¿no? Debo revisar mi dieta. ¡Chispas!

#Ataque Al Corazon #Dolor Pecho #Infarto