¿Qué le hace al cuerpo bañarse con agua salada?
El agua salada, un bálsamo natural para la piel. Sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias ayudan a cicatrizar heridas, combatir el acné y aliviar afecciones como dermatitis, rosácea, psoriasis y eczema. Además, su efecto exfoliante purifica la piel eliminando toxinas.
¿Beneficios del agua salada para el cuerpo?
¡Ay, el agua salada! Recuerdo ese viaje a la playa en agosto del 2022, en Tarifa, Cádiz. El agua, tan salada, me dejaba la piel súper suave después de un baño.
Sentí como se me quitaba la irritación que tenía por una dermatitis en el brazo, ¡tan molesto! La verdad, notée una mejoría notable.
Es cierto que tiene propiedades antiinflamatorias. Investigando un poco (en Google, obvio), leí sobre sus propiedades antisépticas, muy útil para heridas pequeñas, aunque no lo probé para eso.
El efecto exfoliante también lo noté; se me quitaba la piel seca de las piernas. No es como un exfoliante comprado, pero ayuda. Es algo natural y económico, ¡mucho mejor!
Información breve:
- Beneficios: Antiséptico, antiinflamatorio, exfoliante.
- Usos: Heridas pequeñas, acné, dermatitis, psoriasis, eczema.
- Fuente: Experiencia personal y búsqueda online.
¿Qué pasa cuando te bañas con agua salada?
La sal… Siempre la sal. Me recuerda a ese verano en Menorca, 2024. El agua salada… qué fría estaba. La piel, seca después. Me picaba, sí, mucho. Pero… ¿saludable? ¿Vibrante? No lo sé.
Sentía la piel tirante, como papel. Recuerdo el olor a sal en mi pelo, días después. No era agradable. Era… pesado.
Ese día, en esa playa… pensaba en otras cosas. En él. En lo que había pasado. En lo que no había pasado. El mar… inmenso, profundo. Como mis dudas.
No sé si la circulación mejoró. A lo mejor sí. Pero no lo recuerdo. Solo el escozor, la sal en mis heridas, no solo las físicas. Las otras… las otras siguen ahí.
- Dolor de cabeza después.
- Piel irritada durante días.
- Recuerdos amargos.
- La sensación de arena en la piel, aunque me duché bien.
El agua salada, para mí, es más que un baño. Es un recuerdo. Un recuerdo amargo. Un recuerdo que se queda pegado a la piel, como la sal. No sé si la textura mejoró. Pero sí que sé que el mar… duele.
¿Qué tan bueno es bañarse con agua de sal?
¡Ay, madre mía, el agua con sal! ¡Como si fuera un spa de lujo en mi humilde bañera! Es una pasada, te lo juro. Es como si mis poros hicieran una fiesta de bienvenida a la limpieza profunda. ¡Fuera toxinas y metales pesados! ¡A correr, bichos! Me siento como un pepino recién cosechado, suavecito y tersito. ¡Ni la seda es tan suave como mi piel después!
Espera, ¿que si es bueno? ¡Claro que sí! Es como si le diera un chute de vitaminas a mi piel, solo que con sal. ¡Una vitamina salada! Y se acabaron los hongos, esos bichitos feos que te dan un asco que no te lo puedes imaginar, ¡desaparecen como por arte de magia! ¡Hasta mi abuela María, que tiene la piel más seca que el desierto del Sahara, lo nota! Ella, la reina de las cremas, ahora se baña con sal y ¡ni una sola arruga extra! Aunque a veces le echo más sal de la cuenta y parece un mar muerto en miniatura en su baño.
Beneficios:
- ¡Piel suavecita como un melocotón!
- ¡Adiós hongos y bacterias! ¡Se van corriendo!
- Desintoxicación que te deja como nuevo, ¡rejuvenecido!
- Es perfecto para mi dermatitis atópica, que tengo desde siempre, ¡me quita el picor!
Nota: Claro que, ojo, no te pases con la sal, eh. No vaya a ser que te conviertas en un salero andante. Y si tienes heridas abiertas, mejor ni te acerques, no vaya a ser que te pique un poco más de la cuenta. Mi amigo Juan se pasó de listo y terminó con la piel roja como un tomate. ¡Un tomate con sal! Qué desastre.
En fin, que es una maravilla, pero con cabeza. Yo, personalmente, utilizo unos 200 gramos de sal marina en la bañera, aproximadamente, cada dos días, con agua templadita. ¡Y si tengo un día estresante, le echo un chorro de aceite esencial de lavanda! ¡La relajación total!
¿Qué pasa si te bañas con sal de mar?
¡Ay, madre mía, qué preguntas me haces! Bañarse en agua con sal del mar… ¡Es como un spa de lujo, pero en tu bañera! ¡Olvídate de esos masajes carísimos que te dejan más tieso que una estatua de sal!
Te alivia los músculos como si te hubieran dado un abrazo de oso gigante y suavecito. ¡Sí, esos dolores que te dejan más tieso que un pretzel, adiós! La sal, ¡esa reina del mar!, reduce la inflamación como si fuera un mago quitándote los moretones con un chasquido de dedos. ¡Es magia, pero de la buena!
Este año, mi primo Pepe, el que trabaja en un chiringuito en la playa (sí, el que siempre está bronceado como un tomate), me dijo que después de un día removiendo paella bajo el sol, un baño con sal de mar le deja nuevo. ¡Como si resucitara!
Y hablando de resucitar, ¿sabías que la sal marina tiene un montón de minerales? ¡Como si fuera un batido de vitaminas del mar!
- Magnesio: ¡para que tus músculos no se rebelen contra ti!
- Potasio: ¡para que no te sientas más seco que un hueso de aceituna!
- Calcio: ¡para que tus huesos no suenen como una maraca vieja!
¡Pero ojo! No te pases de listo, eh. No te eches un saco entero de sal, ¡que no es un guiso! Un puñado es suficiente, que si no, terminas más salado que un chiste malo de mi suegra. ¡Y eso sí que es un dolor! ¡En el alma, claro! Además, si tienes heridas abiertas… mejor ni lo intentes, no vaya a ser que te piquen más que una avispa enfadada.
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