¿Qué pasa si una herida no para de sangrar?

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Si el sangrado es abundante, incontrolable o persiste a pesar de la presión directa, requiriendo torniquete o tras un trauma severo, consiga atención médica urgente. La herida puede necesitar sutura y una evaluación profesional.
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Cuando la Herida se Niega a Callar: Entendiendo el Sangrado Incontrolable

Una herida es una ruptura en la piel, una puerta de entrada para gérmenes y una señal de que nuestro cuerpo ha sufrido un daño. La mayoría de las heridas sanan sin complicaciones, pero algunas presentan un problema significativo: un sangrado persistente e incontrolable. Entender cuándo este sangrado se convierte en una emergencia médica es crucial para evitar consecuencias graves.

La sangre, vital para nuestra supervivencia, contiene células que coagulan para detener el sangrado. Este proceso natural, generalmente eficiente, puede verse comprometido en diversas situaciones. Un corte superficial suele detenerse con presión directa en pocos minutos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la sangre sigue fluyendo a pesar de nuestros esfuerzos?

Sangrado que Requiere Atención Inmediata: No todos los sangrados son iguales. Necesitas buscar atención médica inmediata si el sangrado presenta alguna de las siguientes características:

  • Sangrado abundante: Si la sangre empapa rápidamente un apósito o vendaje, o si se observa un flujo constante y visible, incluso tras la aplicación de presión, es una señal de alerta. Esto puede indicar una lesión arterial o venosa significativa.

  • Sangrado incontrolable: A pesar de aplicar presión directa firme y continua durante al menos 10 minutos sobre la herida, el sangrado no cesa o incluso aumenta. Esto requiere atención médica urgente.

  • Sangrado persistente después de la presión: Si la hemorragia se detiene momentáneamente con presión, pero vuelve a aparecer con facilidad al retirar el apósito, es una indicación de que algo no está bien.

  • Sangrado tras un trauma severo: Un accidente grave, una caída desde una altura considerable, o un golpe fuerte pueden causar lesiones internas y externas que provoquen hemorragias significativas y ocultas. En estos casos, la atención médica inmediata es imprescindible.

  • Signos de shock: Además del sangrado, la víctima presenta palidez, piel fría y húmeda, pulso rápido y débil, respiración rápida y superficial, y mareos o desmayos. Estos son síntomas de shock hipovolémico, una condición potencialmente mortal causada por la pérdida de sangre.

¿Qué NO debes hacer?

Antes de la llegada de los servicios de emergencia, evita:

  • Limpiar la herida profundamente: Una limpieza superficial con agua limpia está permitida, pero evitar la manipulación excesiva para no remover coágulos.
  • Retirar los objetos incrustados: A menos que estén obstruyendo las vías respiratorias, deja que los profesionales médicos se encarguen de su extracción.
  • Aplicar remedios caseros no probados: Concéntrate en la presión directa.

La importancia de la evaluación profesional:

Un sangrado incontrolable puede requerir suturas para cerrar la herida y detener la hemorragia. El profesional médico evaluará la profundidad y extensión de la lesión, determinará si hay daño en vasos sanguíneos importantes, y descartará lesiones internas. En casos severos, puede ser necesaria una transfusión de sangre.

En resumen, si una herida no deja de sangrar a pesar de la presión directa, o si el sangrado es abundante o se presenta tras un trauma significativo, busca atención médica inmediata. No te arriesgues; tu vida puede depender de ello. La rapidez en la respuesta puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y una complicación grave.

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