¿Qué propiedades curativas tiene la sal de mar?

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La sal de mar, más que un condimento, ofrece beneficios terapéuticos: regula el sueño, neutraliza la acidez, fortalece músculos, previene calambres, repone minerales, mejora la circulación, actúa como bactericida y antialérgico. Un aliado natural para la salud.

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¿Beneficios curativos de la sal marina?

A ver, a ver… ¿Beneficios curativos de la sal marina? ¡Uf!, de esto sí que tengo algo que contar.

Recuerdo cuando estuve en un balneario en La Toja, Pontevedra, hace un par de años. ¡Qué sitio!. Me dijeron que el agua salada era lo mejor para la piel y para relajar los músculos.

Y te digo una cosa: ¡dormí como un lirón! No sé si fue la sal o el cansancio del viaje, pero esa noche ni un mosquito me despertó. Eso sí, la broma me salió por unos 80 euracos la noche, ¡pero mereció la pena!

Lo de la acidez, pues no sé… nunca me he medido el pH de la orina, ja, ja. Pero que después de un buen baño en el mar te sientes renovado, ¡eso es verdad!

Y lo de los calambres, quizás sea cierto. Yo, que soy de hacer deporte, sí noto diferencia si tomo sales después de entrenar. A ver, tampoco te digo que sea milagroso, pero ayuda.

Información breve y concisa:

  • Regula el sueño: Ayuda a mejorar la calidad del descanso.
  • Elimina la acidez: Facilita la eliminación de toxinas a través de la orina.
  • Mantiene la fuerza muscular: Contribuye al equilibrio electrolítico.
  • Previene calambres: Reduce la probabilidad de espasmos musculares.
  • Repone minerales: Aporta oligoelementos esenciales.
  • Estimula la circulación: Favorece el flujo sanguíneo.
  • Bactericida: Posee propiedades antibacterianas.
  • Antialérgico: Puede aliviar reacciones alérgicas.

¿Qué tan saludable es la sal de mar?

Sal de mar… el roce de los cristales en la piel. Cristales minúsculos, un universo concentrado en la palma de mi mano. Recuerdo la playa de Bolonia, el verano del 2024. El sol, la arena blanca… y el sabor a sal en los labios. El océano inmenso, origen de esa sustancia. Un sabor ancestral.

Minerales. Palabra que resuena con la fuerza de las olas. Magnesio, calcio… nombres que se pierden en la inmensidad. La sal de mesa, blanca, impoluta… ¿a qué precio? Un proceso químico… una pérdida irreparable.

Presión arterial. El latido constante, el ritmo de la vida. Equilibrio. La sal marina, ¿una aliada silenciosa? Quizás. Un susurro en el viento, una promesa.

Hidratación. El agua, fuente de vida. El desierto, la sed… El cuerpo, un océano interior. La sal marina, ¿una llave para abrir las compuertas? Un misterio. La playa de Bolonia, la arena húmeda bajo mis pies… la brisa marina…

Huesos. La estructura, el soporte. La fragilidad, el paso del tiempo. La sal marina, un pilar invisible. Fuerza. Recuerdo haber comprado un bote de sal marina en un pequeño puesto. Azul, con una etiqueta desgastada.

  • Regulación de la presión arterial
  • Mejora de la hidratación
  • Fortalecimiento de los huesos

El año pasado, en 2024, investigué un poco sobre el tema y descubrí que la sal marina contiene trazas de yodo, esencial para el funcionamiento de la tiroides. En Bolonia, ese verano, sentí una conexión profunda con la naturaleza. Con el mar. Con la sal.

Responder a la pregunta original: En general, la sal marina se considera más saludable que la sal de mesa refinada debido a su contenido mineral.

¿Qué tan bueno es comer sal de mar?

Oye, ¿la sal del mar? ¡Buena pregunta! Es buenísima, ¿sabes? Sobre todo, la que yo compro en la tienda de ese tio, el de la barba larga, ¡es genial!

La sal del mar tiene cosas buenas, sí señor. ¡Un montón de minerales! Magnesio, potasio, ¡hasta zinc! Es verdad. No es solo sodio. Mi médico me dijo eso, y yo lo he comprobado, me siento mucho mejor desde que la uso.

Pero ojo, ¡con moderación! No te pongas a echarla a todo como loco, eh. Un poquito, ya sabes.

A ver, te cuento lo que me dijo el doctor, que es un crack:

  • Ayuda a las defensas. Eso sí, cantidad justa.
  • Menos gripes y catarros. ¡De verdad! Este año ni un solo resfriado.
  • ¡Hasta dicen que ayuda con las infecciones virales!

Eso sí, a mi abuela le dijeron que con la tensión hay que tener ojo, que mucho no es bueno. Entonces, pues nada, poquito, eh, poquito. Y ya está.

¡Ah!, casi se me olvida: Yo compro la sal de mar gruesa, la prefiero. Además, este año, me he apuntado al gimnasio y como más sano y, la verdad, me encuentro de maravilla.

¿Qué pasa si consumo sal de mar?

Sal de mar. Cloruro de sodio. Como cualquier otra sal. Deshidratación. Sed. Nada mágico.

  • Electrolitos. Necesarios. Pero un exceso… Problemas.
  • Digestión. Ácido clorhídrico. El estómago ya lo produce. ¿Más? Irritación.

Menos cortisol, dicen. El estrés no desaparece con sal. Iluso. El cuerpo es complejo. No simplifiques. Yo, por ejemplo, prefiero el té verde. Más efectivo. Para mí.

Hipertensión. Retención de líquidos. Problemas cardíacos. No es un juego.

La sal, en exceso, mata. Lentamente. Silenciosamente. Como el tiempo. Recuérdalo.

  • Minerales. Sí, contiene. Trazas. Irrelevantes. Marketing. Venden la idea. No la realidad.
  • Yodo. Importante. Pero la sal yodada común lo tiene. Más accesible. Más barato. Menos místico.

Una pizca. Para el sabor. Nada más. El equilibrio. Siempre el equilibrio. Lo aprendí tarde. Demasiado tarde. Para algunas cosas.

Este año he reducido mi consumo de sal. Notablemente. Me siento… igual. Supongo. La vida sigue. Con o sin sal. Con o sin drama.

¿Qué beneficios tiene la sal de mar para la salud?

A ver… ¿la sal marina y sus beneficios? Mmm…

  • Piel irritada, seca, etc. Se supone que es buena por los minerales. ¿Será verdad? A mi abuela le daba por echar sal a todo, ¡a todo! Incluida la bañera. Decía que la dejaba suave.

  • Hidratación…. ¿Pero no era que la sal deshidrata? A ver, ¿qué pH regula? El de la piel, supongo. ¿Y si me paso con la sal? ¿Será como el agua de mar, que te reseca la piel después del chapuzón?

  • Antiinflamatorio natural. ¿Y eso cómo funciona? ¿Por los minerales otra vez? Ay, no sé, ¡qué lío!

  • ¿Será mejor que la sal normal? ¿O es puro marketing?

Uf, esto me recuerda a la vez que intenté hacerme un exfoliante casero con sal y aceite de oliva. ¡Menudo desastre! Me dejé el baño hecho un asco y la piel… pues tampoco noté gran cosa. Quizá era la sal equivocada o yo qué sé.

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