¿Qué rayos dan vitamina D?

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La vitamina D se obtiene principalmente mediante la exposición de la piel a la radiación ultravioleta (UV) del sol. Esta luz solar activa la producción natural de vitamina D en nuestro organismo, contribuyendo a la ingesta diaria necesaria.

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El Sol, la Vitamina D y el Mito de los “Rayos que Dan Vitamina D”

La frase “los rayos dan vitamina D” es una simplificación, aunque útil, de un proceso complejo y fascinante. No son los rayos solares en sí mismos los que “dan” la vitamina D, sino la interacción de su radiación ultravioleta B (UVB) con nuestra piel. Es un proceso de biosíntesis, una creación interna desencadenada por una fuente externa: el sol.

La radiación UVB, un componente específico de la luz solar, inicia una reacción en cascada en las células de la epidermis. Esta reacción transforma un precursor, el 7-dehidrocolesterol, en vitamina D3 (colecalciferol). Este proceso es fundamental, ya que la vitamina D3 es una prohormona esencial para la salud ósea, inmunológica y incluso cardiovascular. No se trata, por lo tanto, de una simple absorción, sino de una auténtica producción endógena estimulada por la luz solar.

Es importante matizar que no todos los “rayos” del sol contribuyen por igual. La radiación UVA, aunque presente en mayor cantidad, juega un papel menor en la síntesis de vitamina D. La UVB es la clave, y su intensidad varía según diversos factores: la hora del día (mayor en el mediodía), la época del año (mayor en verano), la latitud geográfica (mayor en zonas cercanas al ecuador), la altitud y, crucialmente, la cobertura nubosa.

La idea de que “tomar el sol” equivale a “obtener vitamina D” requiere una precisión crucial. La exposición excesiva a la radiación UVB puede provocar quemaduras solares y un mayor riesgo de cáncer de piel. Por lo tanto, la obtención de vitamina D a través del sol debe ser equilibrada y prudente. Se recomienda una exposición moderada y segura, evitando las horas de mayor intensidad solar y utilizando protección solar de amplio espectro después de un tiempo prudencial de exposición.

En resumen, la expresión coloquial de que “los rayos dan vitamina D” es una metáfora que simplifica un proceso bioquímico complejo. Es la radiación UVB del sol, interactuando con la piel, la que inicia la síntesis de vitamina D3 en nuestro organismo. Esta síntesis, esencial para nuestra salud, debe ser abordada con conciencia y responsabilidad, evitando la sobreexposición solar. Una alimentación equilibrada y, si es necesario, la suplementación, son complementarias a una exposición solar segura y responsable para asegurar los niveles adecuados de esta vitamina vital.