¿Qué es bueno para quitarse lo salado?
¡Comida muy salada? No te preocupes! Agrega líquido (agua, caldo, leche) para diluir la sal. O bien, equilibra el sabor con un toque de ácido (limón, vinagre) o dulce (azúcar), incluso unas papas cocidas ayudan. ¡Recupera tu plato!
¿Qué puedo tomar para quitar el sabor salado de la comida?
¡Ay, la sal, esa traicionera! A todos nos ha pasado, ¿verdad? Una vez, haciendo una paella en casa de mi abuela en Valencia, el 15 de agosto (hacía un calor), me emocioné con la sal y… ¡madre mía! Parecía agua de mar.
Te cuento lo que hice y me funcionó, aunque no es infalible. Primero, como dicen en Recetas Nestlé, intenta añadir líquido. En mi caso, eché más caldo de pescado, poquito a poco, probando constantemente. ¡Clave probar!
A veces, un toque ácido ayuda. Un chorrito de limón o un poco de vinagre puede hacer maravillas. También, si es un guiso, una patata cocida cortada a trozos puede absorber el exceso de sal. ¡Ojo, luego la quitas! No quieres una paella con sabor a patata.
Otra cosa que aprendí: el azúcar. Una pizca (pero poquita, eh) puede contrarrestar el sabor salado. ¡Pero cuidado de no pasarte y arruinarlo todo!
¿Qué hacer para bajar lo salado a la comida?
¡Ay, Dios mío, qué salado! Esto me pasó ayer con mi fabada, un desastre.
Limón, sí, limón! Eso es lo primero que se me ocurre. Mi abuela siempre usaba limón en la paella cuando le pasaba. Aunque el vinagre también va bien, eh. Prefiero el limón, huele mejor.
¿Y si es mucha sal? Mmm, no sé… A ver, ¿qué más? Añade patatas? Absorben líquido… ¿Pero soluciona la sal? No estoy segura.
Zumos de tomate, ¡claro! Se me olvidaba, un buen truco. Más potente que el limón, creo. Lo intentaré la próxima vez. A ver, necesito anotar esto:
- Limón: Mi opción favorita. Rápido y eficaz.
- Vinagre: Bueno para arroces, sobre todo paella, me funciona.
- Zumo de tomate: Más fuerte, para desastres mayúsculos como el de mi fabada.
¡Uy! ¡Casi se me olvida! Ayer usé 3 cucharadas de sal en vez de una… Fatal. ¡Qué desastre! Aún me sabe la boca salada solo de recordarlo.
Un poco de agua, siempre se puede agregar agua, diluye, supongo. Aunque quizás no sea la solución más ideal. Se me ocurre que depende también de qué tipo de plato es.
Mi vecina, la tía Carmen, usa pan duro para absorber la sal de las sopas. Nunca lo he probado, ¡pero lo haré!
Ingredientes ácidos son la clave: El limón, el vinagre, zumo de tomate… la solución depende de la cantidad de sal y el plato.
¿Cómo quitar el sabor de la sal?
¡Ay, madre mía, la sal! ¡Como si me hubiesen echado un puñado de cristales en la lengua! Para quitar ese sabor a mar embravecido, ¡necesitas artillería pesada!
El limón, ¡ese héroe cítrico! Unas gotitas, ¡como si fueras un cirujano de sabores! Añádelo a tus guisos, sopas… ¡hasta a la paella de mi abuela Pepita, que quedó salada como el océano Pacífico!
El vinagre, ¡otro valiente! Un poco de vinagre suave, ojo, que no queremos un plato que sepa a limpieza, ¡eh! ¡Pero soluciona el problema como si fuera magia de Harry Potter! ¡Zas! ¡Sabor equilibrado!
Otras alternativas locas que se me ocurren (con mis propias experiencias):
- ¡Más ingredientes! ¡Añadir tomates o pimientos, por ejemplo, camufla el desastre salino!
- ¡Agua! ¡Sí, agua, la humilde agua! Puedes diluir el sabor si es que no es una tragedia griega de sal.
- ¡Patata! Añade un trocito de patata cruda, ¡absorbe la sal como una esponja! ¡Lo aprendí en mi curso de cocina desastrosa!
Más cosas: Ayer mismo, mi hijo, el pequeño demonio, echó media salinera a mi fabuloso estofado de ternera (receta secreta de familia, ¡ojo!). Casi lloro, pero el limón salvó el día. ¡Lo juro!
En resumen: limón, vinagre, o apañárselas como buenamente puedas. ¡Suerte!
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