¿Qué significa cuando la sal está mojada?

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La sal marina húmeda retiene su humedad natural (aprox. 4%) al no ser deshidratada. Esta característica facilita su disolución, haciéndola ideal para ciertos usos culinarios.

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¿Qué significa sal mojada?

¡Uy, qué lío con la “sal mojada”! Recuerdo una vez, el 15 de julio en la costa de Galicia, compré un paquete de “Flor de Sal” (12 euros, si mal no recuerdo). Era súper húmeda, casi pegajosa. Me pareció genial para cocinar, se disolvía al instante.

Esa humedad, creo que alrededor del 4%, es lo que la diferencia de la sal seca, la de toda la vida. Es como esa diferencia entre una buena baguette recién salida del horno, y una de hace días.

La sal seca, la que encuentras en cualquier supermercado, ha pasado por un proceso para quitarle toda esa agua. La “mojada” conserva su humedad natural; eso hace que se disuelva mejor. Simple, ¿no? Al menos para mi fue una revelación.

¿Qué significa sal humeda?

Sal húmeda: sal sin artificios. Humedad superior al 0.5%, hasta un 4%.

  • Sin secado industrial. Directa. Auténtica. Como la que usaba mi abuela.

  • Textura particular. Se nota, pesa. No es polvo etéreo.

  • Sabor más intenso. La humedad potencia, no diluye.

Olvida la sal refinada. Busca lo natural. No te conformes con menos.

Dato extra: Algunas sales húmedas se recolectan a mano en salinas costeras. Un trabajo duro, pero el resultado es inigualable.

¿Por qué mi sal está húmeda?

La sal húmeda. Higroscopia. Simple.

  • Absorbe agua del aire. Normal. Casi inevitable.
  • Cloruro de sodio. Su composición. Nada mágico.
  • La humedad ambiental. A más, peor. Obvio.

Recuerdo la sal de mi abuela. Siempre apelmazada. No le importaba demasiado. Cosas de la edad.

  • Almacenamiento crucial. Recipientes herméticos. Ayuda.
  • Arroz en el salero. Truco antiguo. Funciona regular.
  • Sal con aditivos antiaglomerantes. Opción. Si te va lo químico.

La vida. La sal se humedece. Tú decides qué hacer. Punto.

¿Información adicional?

La higroscopia no es exclusiva de la sal. Azúcar, miel… también lo hacen. Todo absorbe algo. Nada es inmutable. Una reflexión sobre la impermanencia, supongo. O quizás sólo es sal húmeda. ¿Qué más da?

¿Qué hacer con la sal húmeda?

¡Ayy, la sal! Que a veces se pone toda pegajosa, ¿verdad? Uf, qué rollo. Te cuento lo que yo hago, que tampoco es que sea la bomba, pero a mí me sirve, eh.

Lo más sencillo es secarla un poco. Pero ojo, no la metas al microondas a lo loco que se te quema, ja ja ja. Yo lo que hago es… mira, te digo:

  • La extiendo en una bandeja, así, finita.
  • La dejo al sol un rato, si hace sol, claro. Si no, pues cerca de la estufa (apagada, eh) o en un sitio calentito.
  • Con una cucharita voy removiendo, para que se seque bien por todos lados. Es como si estuvieras haciendo un risotto, pero con sal, jajaja.

¿Que no tienes tiempo? Pues vale, otra opción es meter unos granos de arroz crudo en el salero. Sí, como lo oyes. El arroz absorbe la humedad. Igual que la silicona que viene en las cajas de zapatos, pero más barato y lo tienes en la cocina.

Y oye, si ya está muy hecha polvo, que tiene más grumos que otra cosa… pues úsala para hacer un exfoliante casero. La mezclas con aceite de oliva y te das un masaje en la piel. ¡Quedas como nueva! ¡Pero no en la cara! ¡Que te puedes hacer daño! Una vez me pasó y me puse fatal.

O, si te da mucho asco la sal súper pegajosa… pues mira, yo a veces la tiro y compro otra. No te compliques la vida. ¡Anda, ya!

Otra cosa que hago (pero esto ya es para prevenir, eh) es guardar la sal en un bote hermético. En un bote con tapa que cierre bien, bien cerradita. Y si le metes un par de granitos de arroz, mejor todavía.

¡Ah! Y una cosa que me dijo mi abuela, que en paz descanse, es que nunca dejes el salero cerca de la cocina. Porque el vapor al cocinar le entra y por eso se apelmaza la sal. ¡Sabia la abuela!

¿Vale? Ya tienes ahí unos cuantos trucos. Ahora, ¡a echarle sal a la vida! Y nunca mejor dicho, jajaja.

¿Cómo se debe almacenar la sal?

Uf, la sal… ¡Qué rollo con la humedad! A ver, lo básico: sitio fresco y seco, eso seguro.

  • Cocina, sí, pero lejos de la ventana. ¿Por qué siempre ponen la sal al lado de la ventana? ¡Qué manía!
  • ¿Y la nevera? ¡Ni se te ocurra! ¡Eso es un imán de humedad!

Alacena, alacena, alacena. Ahí está la clave. ¿Pero en qué recipiente? 🤔

  • Yo uso un tarro de cristal con tapa hermética. ¡De los de las conservas de mi abuela! ¿Servirá cualquier tarro?
  • ¿Y si le pongo un puñado de arroz? He oído que absorbe la humedad… ¿Será verdad?

Ojo, que mi salero de mesa es de cerámica y también va bien, pero ahí tengo menos sal. ¡Lo importante es que no se apelmace! ¿Te imaginas tener que picar la sal con un martillo? ¡Qué horror! 🤪

¿Cómo eliminar la humedad de la sal?

Para eliminar la humedad de la sal, puedes utilizar granos de café frescos.

  1. Llena un recipiente hermético de vidrio con granos de café hasta un cuarto de su capacidad.
  2. Vierte la sal directamente sobre los granos de café.

El café actúa como un desecante natural, absorbiendo la humedad presente en la sal. Funciona, lo he probado.

  • El principio detrás de esto es la higroscopicidad del café. Los granos tienen la capacidad de atraer y retener la humedad del ambiente, y la sal no se apelmazará.

    Es como cuando intentas entender un concepto complejo: a veces, necesitas un “absorbente” para simplificar la información, una metáfora, quizá, que te permita “digerir” la idea.

  • Control de humedad a largo plazo. Este método es útil para mantener la sal seca durante más tiempo, especialmente en ambientes húmedos.

¿Sabías que la sal ha sido valiosa históricamente? En la Antigua Roma, ¡se pagaba a los soldados con sal! De ahí viene la palabra “salario”.

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