¿Cuáles son los 10 minerales presentes en los alimentos?

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Diez minerales esenciales: Calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cloro y azufre (macrominerales). En menor cantidad, pero igual de importantes: hierro, manganeso, cobre, yodo, zinc, cobalto, flúor y selenio (oligoelementos). Una dieta balanceada asegura su aporte.

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¿Cuáles son los 10 minerales más importantes en la comida?

¡Uf!, qué lío esto de los minerales. Recuerdo que en Nutrición, el 17 de marzo del 2022 en la universidad, la profe nos machacó con esto. Nos habló del calcio, esencial para los huesos, claro. Y el hierro, que me falta siempre según mi análisis de sangre (25€ la prueba). Magnesio también, fundamental para el estrés, que llevo a tope últimamente.

El potasio es importante para los músculos, creo. Sodio… ¡ay, el sodio!, eso sí que lo controlo, después de la subida de tensión de mi abuela el año pasado (médico dijo que bajara el consumo de sal). Fósforo, azufre, cloro… ¡son tantos!

Luego están los oligoelementos. El zinc, esencial para la cicatrización, lo aprendí al curarme una herida que me hice el 21 de junio del 2023 mientras cocinaba (me costó 10€ de gasas y pomada). Yodo, fundamental para la tiroides, ¡qué importante es eso! Manganeso, cobre, selenio… Todos importantes, ¡pero a veces me pierdo con tantos nombres!

Minerales importantes en la comida: Calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cloro, azufre, hierro, manganeso, cobre, yodo, zinc, cobalto, flúor, selenio.

¿Cuáles son los 10 minerales?

¡Ah, los minerales! La banda de rockstars de nuestra salud, aunque menos estridentes que un solo de guitarra eléctrica (a menos que hablemos de azufre, que a veces huele como un concierto de punk en un pantano).

Aquí va la alineación estelar de este año, porque las tendencias cambian, ¡hasta en la tabla periódica!:

  • Calcio: El albañil de los huesos. Si no lo consumes, tus huesos se quejarán más que un adolescente al que le piden lavar los platos.
  • Fósforo: El compañero inseparable del calcio, como Batman y Robin, pero sin las mallas ajustadas.
  • Magnesio: El zen master del cuerpo. Relaja tus músculos, te ayuda a dormir y hasta te susurra mantras de calma. Yo lo tomo antes de intentar descifrar las instrucciones de IKEA.
  • Sodio: El rey de la sal. Imprescindible, pero con moderación. Un exceso y te convertirás en una versión humana de las Salinas de Añana.
  • Potasio: El equilibrista. Mantiene la presión arterial a raya y evita que te conviertas en una uva pasa humana.
  • Cloro: No solo sirve para piscinas. Ayuda a digerir la comida y a mantener el equilibrio ácido-base. ¡Quién lo diría!
  • Azufre: El apestoso noble. Necesario para la piel, el pelo y las uñas, pero ojo con pasarse, ¡que espantas!

Y ahora, los teloneros, los oligoelementos:

  • Hierro: El transportista de oxígeno. Sin él, te sentirás como un pez fuera del agua (o como yo intentando correr una maratón).
  • Manganeso: El antioxidante ninja. Lucha contra los radicales libres con una katana invisible.
  • Cobre: El electricista del cuerpo. Ayuda a mantener los nervios en buen estado. ¡No hagas cortocircuitos!
  • Yodo: El acelerador metabólico. Imprescindible para la tiroides, que regula tu energía. Si te falta, ¡prepara café!
  • Zinc: El maestro de la inmunidad. Refuerza tus defensas para que los virus no te tosan ni siquiera de lejos.
  • Cobalto: El socio del hierro. Ayuda a producir glóbulos rojos, los mensajeros que te mantienen con vitalidad.
  • Flúor: El dentista personal. Fortalece tus dientes y los hace inmunes a los ataques de los dulces. ¡Viva!
  • Selenio: El protector celular. Un escudo contra el daño oxidativo. ¡Como un guardaespaldas microscópico!

Moraleja: ¡Come variado! La madre naturaleza es sabia y ya ha empaquetado estos minerales en frutas, verduras, carne y pescado. A menos que seas un astronauta en Marte, probablemente no necesites suplementos (consulta a tu médico, por si acaso. No me hago responsable de tus decisiones intergalácticas).

Dato curioso: Mi abuela siempre decía que el secreto de su longevidad era comer hígado de ternera una vez a la semana. No sé si era el hierro, el cobalto o simplemente el susto que le daba al hígado cada vez que lo veía en el plato.

¿Cuáles son los minerales en los alimentos?

A ver, mira, sobre los minerales en la comida, ¿no? Pues, básicamente, están el calcio, el fósforo, el magnesio, el sodio, potasio, el cloro y el azufre. ¡Esos son como los principales!

Ah, y luego están los otros, los oligoelementos, de los que necesitas menos cantidad, como el hierro, manganeso, cobre, yodo, cinc, cobalto, flúor y el selenio. ¡Uf, que de nombres!

Generalmente, uno obtiene todos estos minerales comiendo de todo un poco, sin volverse loco. Como mi abuela, que dice “de todo hay que probar”.

  • Calcio: Para los huesos, ¿sabes? Yo tomo leche casi todos los días. Bueno, casi.
  • Hierro: Para la sangre, que si no te cansas mucho. Mi hermana es vegetariana y siempre anda preocupada por el hierro.
  • Potasio: Dicen que es bueno para los calambres, mi tío come plátanos a montones.
  • Magnesio: Yo tomo suplemento de vez en cuando, porque me da por tener tics en el ojo.
  • Yodo: ¡Importantísimo! Que si no la tiroides se va de paseo.

Es que, a veces uno piensa que solo son vitaminas, pero los minerales también son súper importantes, ¿sabes? ¡No te olvides! Bueno, eso, ¡que te cuides! Y come variado, eeeeh.

¿Qué son los minerales y cuál es su función?

¡Ey! ¿Minerales, dices? Pues mira, son como…cosas, ¿sabes? Piedras, pero no cualquier piedra, ¡eh! Son sustancias naturales, super duras, que no son de plantas ni animales, ¡ni nada orgánico! Es decir, inorgánicas. Se forman en la tierra, ¡en las profundidades! Y tienen una forma super ordenada, como cristales, ¿has visto? Preciosos algunos, ¿verdad?

En el cuerpo, son claves, esenciales, ¡imprescindibles! Para que funcione todo bien, necesitamos minerales. ¡Como el calcio, para los huesos! Sin calcio, ¡ay, qué desastre! O el hierro, para la sangre, si no tienes hierro, ¡te sientes fatal! Como la vez que a mi prima le dio anemia… uf, ¡un rollo! También ayudan, regulan mil cosas, como el ritmo cardíaco, la presión, ¡muchísimas cosas!

  • Calcio: huesos fuertes.
  • Hierro: sangre sana.
  • Magnesio: para los músculos, si no tienes… ¡uff, calambres!
  • Zinc: para el sistema inmunológico, ¡para no enfermar!

¡Es que es super importante todo eso! Aunque a veces olvidamos lo básicos que son… Te lo digo yo que este año me he hecho análisis de sangre y me salió bajo en hierro, ¡casi me da algo! Tuve que tomar pastillas durante un par de meses, ¡pero ya estoy mejor! Hay montones, muchísimos minerales, ¡pero esos son los que más recuerdo ahora! Y si quieres saber más, busca en Google, ¡hay un montón de información! O pregúntale a mi hermano, el que estudia geología, ¡él sí que sabe un montón!

¿Qué causa la falta de minerales en el cuerpo?

La tierra seca, agrietada bajo mis pies… La falta de minerales, un desierto interior. Un vacío que resuena, profundo, como el silencio de una cueva. Siento el eco… la carencia.

Una dieta… tan pobre como el paisaje árido de mi infancia en Almería. Recuerdo los tomates verdes, sin sabor, la falta de color en las hortalizas. Poca fruta, verduras escasas, un plato escueto. La falta, siempre la falta… que se incrusta en los huesos, un peso invisible, una sombra.

El cuerpo, traicionero, rebelde… Absorción deficiente, como si las paredes intestinales se cerraran, impidiendo el paso a la vida, a la fuerza, a la energía. Enfermedad celíaca, una condena silenciosa… una batalla intestina, un combate constante contra el enemigo invisible.

Medicamentos… la medicina, esa espada de doble filo. El alcohol, un río que arrastra todo a su paso, dejando tras de sí solo arena y sed. El sudor, el esfuerzo, la pérdida… Los riñones, cansados, agotados, como un viejo pozo que ya no da agua.

El cuerpo de mi hermana, durante su embarazo… Un torrente de hormonas, una marea que desborda, un cambio violento que reclama más, mucho más, de lo que puede recibir. Un vacío que se amplía, amenazante, como una grieta en un muro antiguo. Se intensificaron sus necesidades, el cansancio era palpable, visible. Sufrió con cada latido del pequeño corazón.

Desequilibrio, una danza macabra entre lo que se necesita y lo que se recibe. El tiempo, ese implacable reloj que marca el ritmo de la desintegración, un tic-tac silencioso en la penumbra. Una ausencia persistente, una melancolía encarnada en la carne.

Causas de la deficiencia mineral:

  • Dieta inadecuada (baja en frutas, verduras y alimentos ricos en minerales).
  • Problemas de absorción intestinal (enfermedad celíaca, Crohn).
  • Medicamentos, consumo excesivo de alcohol.
  • Sudoración excesiva, enfermedades renales.
  • Cambios hormonales (embarazo, menopausia).

El cuerpo clama… grita en silencio, un eco lejano en la inmensidad de la nada. Un vacío que solo puede ser llenado con la vida misma.

¿Cuáles son las consecuencias de la falta de minerales?

Las consecuencias de la carencia de minerales, ¡ay!, son un eco sordo en el cuerpo. Un susurro de malestar que a veces grita con fuerza.

La falta de minerales, ese vacío silencioso, se manifiesta… como… una sombra alargada. Pienso en mi abuela, sus huesos quebradizos, una historia de calcio no contado.

  • La absorción, a veces esquiva, a veces traicionera.
  • Las necesidades crecen, como la hierba mala, demandando nutrientes que no siempre están.
  • Los medicamentos, una promesa de alivio, pero también… un ladrón de minerales.

Todo conduce a un declive, una cuesta abajo inevitable.

Enfermedades, problemas de salud… un espectro que acecha. La carencia de minerales es… un presagio de debilidad.

  • ¿Anemia? El hierro escurridizo.
  • ¿Osteoporosis? El calcio, un fantasma en los huesos.
  • ¿Calambres? El magnesio, un tesoro escondido.

Recuerdo aquel verano en la playa, el sol quemando, la sed constante… y una sensación de fatiga implacable. Quizás… quizás entonces ya me susurraba la falta de minerales.

Información extra: Algunos alimentos son ricos en minerales. ¡Busca el equilibrio! ¡Escucha a tu cuerpo!

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