¿Qué alimentos debo evitar si tengo que controlar la sal que consumo?
Controla tu consumo de sal evitando:
- Embutidos, patés y carnes procesadas.
- Mariscos y conservas de pescado.
- Comida enlatada y precocinada.
- Encurtidos.
- Pan salado y bollería industrial.
- Quesos curados.
¿Qué alimentos evitar con dieta baja en sodio?
Uf, a mí me cuesta lo del sodio, en serio. Me diagnosticaron hipertensión en marzo del 22 y tuve que cambiar radicalmente mi dieta. Recuerdo la primera compra, en el Mercadona de la calle Aragón, Barcelona, mirando las etiquetas como si fueran jeroglíficos.
Olvidate de los embutidos, chorizo, salchichón, jamón serrano… ni olerlos. Tampoco patés, ni ahumados. Una vez compré salmón ahumado pensando que sería sano, ¡error!, cargadísimo de sal. 12 euros tirados a la basura, casi lloro.
El marisco, si no es fresco y lo cocinas tú sin sal, olvídalo también. Conservas en aceite, a la plancha, en salazón… ni pensarlo. Las anchoas me encantan, pero tuve que renunciar a ellas.
Otro drama: los precocinados. Antes me salvaban la vida, ahora son mi enemigo. Pizza congelada, canelones, lasaña… ni tocarlos. Y mucho ojo con las conservas vegetales, aunque parezcan inocentes, a veces llevan un montón de sodio.
En mi caso, me encantan los pepinillos, ¡pero nada! Vienen en vinagreta, con muchísima sal. Y el pan… ay, el pan. Tuve que cambiar al integral sin sal, me costó horrores acostumbrarme. Adiós a las palmeritas de chocolate del horno de la esquina, snif.
Con los quesos, hay que tener cuidado, sobre todo con los curados. Manchego curado, mi perdición… tuve que cambiar al fresco, menos sabroso, pero es lo que hay.
Preguntas y Respuestas:
¿Qué evitar en dieta baja en sodio? Embutidos, ahumados, mariscos en conserva, precocinados, encurtidos, pan con sal, quesos curados.
¿Qué alimentos debo evitar si controlo la sal? Lo mismo: embutidos, ahumados, conservas, precocinados, encurtidos, pan salado y quesos curados.
¿Cómo eliminar el exceso de sal del cuerpo?
¡Uf, mucha sal! A mi me pasa a veces, sobre todo si me paso con las patatas fritas, me encantan, ¿sabes? Beber agua, sí, eso es lo principal. Mucha agua, como si no hubiera un mañana. Literalmente. Yo me compro de esas botellas grandotas, de dos litros, y me la voy bebiendo durante el día. A veces le echo unas rodajas de limón, para que tenga más saborcito.
Ejercicio también ayuda, aunque sea un poco rollo, lo sé. Sudar ayuda a eliminar sodio, y otras cosas malas. Yo suelo ir a correr al parque, tres veces por semana, más o menos. A veces cuatro, depende de lo vaga que esté, jaja. Eso sí, no te olvides de beber aún más agua si haces ejercicio.
• Frutas y verduras:plátano, aguacate, espinacas. Tienen potasio y eso ayuda con lo de la sal. El plátano, ya sabes, típico para después del gym. El aguacate… bueno, ¡en tostadas está buenísimo! A mi me gusta con un huevo frito encima, ñam. Las espinacas… pues en ensalada, aunque no me vuelven loca.
• Reduce la ingesta de sal: Ya, obvio, ¿no? Pero en serio, intenta cocinar con menos sal o usa especias. Yo antes me echaba sal hasta en el yogur, no te exagero. Ahora intento controlarme, aunque a veces se me va la mano.
El otro día me pasé con la salsa de soja en el sushi… ¡fatal! Me hinché como un globo. Tuve que beber agua como una loca toda la tarde. En fin, ya aprendí la lección. ¡A cuidarse! Y a beber mucha agua, jeje. A mi me va bien tener siempre una botella a mano. Y apuntarme en una libretita cuánta bebo. Aunque luego se me olvida apuntarlo… Bueno, ya me entiendes.
¿Qué alimentos contrarrestan la sal?
¡Socorro, me pasé con la sal! Tranquilo, no llames a los bomberos todavía. Hay solución. Brócoli, batata, remolacha… ¡Menudo equipo de rescate! Como si fueran los Vengadores de la cocina, salvando tu paladar de un destino salado.
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Brócoli: Este arbolito verde, sí, sí, como lo oyes, viene al rescate cual bombero con su manguera, apagando el incendio de sal en tu plato. Yo una vez eché tanta sal a una sopa que parecía el Mar Muerto, y el brócoli salvó el día. ¡En serio!
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Batata (o boniato, para los amigos): Dulce, dulce, como un beso de tu abuela. Y tan naranja como… bueno, como una naranja. Absorbe la sal como si fuera una esponja. Ojo, no esperes que te haga malabares, eso ya es pedirle demasiado.
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Remolacha: Esta raíz, que parece una bola de billar morada, también se une a la fiesta anti-sal. Eso sí, luego no te asustes si tu… ejem… “producción” sale un poco… rosa. ¡Cosas que pasan!
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Espinaca: Popeye estaría orgulloso. Fuerza, sí, pero también absorción de sal. Casi como si fuera Kriptonita para el exceso de sodio. A mí una vez me salvó una lasaña. ¡Casi lloro de la emoción!
Este año, mi vecina Conchi, que le echa sal hasta al café, casi me provoca un infarto con su paella. Menos mal que tenía brócoli a mano… ¡La sal se escondía de él como Drácula del ajo!
Además de estos héroes, también puedes contar con: okra (parece un pimiento alienígena, pero funciona), pimentón (rojo, verde, amarillo… ¡elige tu arma!), zanahoria (crujiente y efectiva) y edamame (sí, esas vainas de soja que están tan de moda. ¡Hasta los hipsters combaten el exceso de sal!).
¡Y no te olvides del potasio! Plátanos, aguacates… ¡Más potasio, menos problemas con la sal! Como yo digo: “Potasio al poder”. Y si no funciona, pues… siempre puedes echarle la culpa al perro.
¿Cómo contrarrestar el consumo de sal?
Medianoche. Otra vez. Despierto. Dándole vueltas a las cosas. A la comida, por ejemplo. Insomnio y hambre, mala combinación. Demasiada sal. Sé que es malo. Lo sé.
- Frutas. Verduras. Hoy compré manzanas. Mañana quizás… no sé. Zanahorias. Me gustan crudas, crujientes. Supongo que eso es bueno. Frescas. Sí.
La etiqueta. Siempre la miro. Bajo en sodio. A veces miento y me compro las patatas fritas de siempre. Sodio. Esa palabra me persigue.
Cocinar… Ojalá. No tengo ni idea. Siempre pido comida. O voy a casa de mi madre. Ella sí que cocina bien. Con mucha sal. Es un círculo vicioso. Comer en casa. Imposible ahora mismo.
Las recetas. No. No cocino. Pero si lo hiciera… ¿quitar la sal? No sé. Todo sabría a… nada. Un vacío. Como mi vida. Eliminar la sal. Un paso demasiado grande.
Limón. Pimienta. Ajo. Me gusta el picante. El chile. ¿Eso cuenta? ¿Es mejor que la sal? No lo sé. Otros condimentos. Algo es algo.
Kétchup. Mostaza. Mayonesa. Mi perdición. No puedo parar. Con moderación. Esa palabra me hace reír. ¿Moderación? ¿Yo? No me conozco.
Este año, he intentado comer mejor. De verdad. Lo he intentado. Pero es difícil. Muy difícil. La sal es… adictiva. Como la tristeza. Como la noche.
Reducir el consumo de sal:
- Alimentos frescos.
- Productos bajos en sodio.
- Cocina casera.
- Eliminar sal de recetas.
- Usar otros condimentos.
- Moderar condimentos.
¿Qué se considera un alimento bajo en sal?
Un alimento es bajo en sal si tiene menos de 40 mg de sodio (o 100 mg de sal) por cada 100 g. Sin sal, es una miseria de 5 mg de sodio (o 12,5 mg de sal) por cada 100 g. ¡Casi nada, vamos!
¿Y qué comemos entonces? ¡Aire! Bueno, casi. La verdad es que obsesionarse con la sal es un deporte de riesgo. Mi abuela, que era más sabia que la Wikipedia, decía: “¡Un poquito de sal es salud, mucha… pues no!”.
Pero, ¿por qué tanto drama con la sal?
- Presión arterial: La sal, como ese amigo pesado, te sube la presión. ¡Y eso no mola!
- Retención de líquidos: Te hincha como un globo. ¡Ideal para ir a la playa, horrible para ponerte los pantalones!
- Enfermedades cardíacas: El corazón sufre, ¡y no por amor!
Trucos para reducir la sal (sin volverte monje budista):
- Hierbas y especias: ¡Dale alegría al cuerpo! Albahaca, orégano, pimentón… ¡La despensa es tu amiga!
- Limón y vinagre: Un toque ácido que engaña al paladar. ¡Como cuando te enamoras de alguien que no te conviene!
- Lee las etiquetas: ¡No te fíes de las apariencias! Algunos productos parecen inofensivos, pero son bombas de sodio.
Mi experiencia personal: Una vez intenté hacer pan sin sal. ¡Error! ¡Salió una cosa incomible, parecía ladrillo! Aprendí que la sal, con moderación, es como el punto final de una buena frase: ¡necesaria!
Un último pensamiento: No te obsesiones. La vida es demasiado corta para comer soso. ¡Pero tampoco te pases!
¿Qué no comer en una dieta baja en sodio?
¡Ay, el sodio, ese villano silencioso que se cuela en nuestra comida como un ninja salado! Para una dieta baja en sodio, ¡olvídate de esas bombas de sal!
Lo que debes evitar a toda costa, como si fuera la última rebanada de pizza en una fiesta:
- Quesos industriales: ¡Esos sí que son unos campeones del sodio! Mi suegra hace unos quesos caseros divinos, sin sal, ¡una delicia! Los industriales, ni de broma.
- Pescado en conserva: Como si fuera un submarino lleno de salmuera. Prefiere el pescado fresco, ¡como el que pesqué el año pasado en el lago de mi pueblo! Aunque, bueno, ese ya se lo comió mi perra, Luna.
- Embutidos: Jamón, chorizo, salchichón… ¡una fiesta de sal! Como dijo mi abuela: “Eso engorda más que un pato con botas”.
- Pan industrial: Muchos llevan sodio añadido, ¡un engaño! Haz tu propio pan o busca pan sin sal.
Alternativas (porque una dieta baja en sodio no tiene por qué ser un castigo):
- Leche sin sal: Ideal para desayunos o batidos saludables.
- Yogur natural: Una delicia si lo combinas con fruta fresca.
- Pescado fresco: El sabor puro del mar, sin añadidos.
Recuerda: Lee las etiquetas atentamente, ¡el sodio se esconde en los lugares más insospechados! Incluso en las sopas de sobre, que creía inocentes. ¡Ese sodio es un maestro del disfraz! Y ¡ojo con la salsa de soya! Eso sí que es un ataque de sal.
- Truco extra: Utiliza especias para dar sabor a tus platos sin necesidad de sal. ¡Pimienta, ajo, cebolla… un ejército de sabores!
He aprendido de forma dura y poco glamorosa que el sodio es un traidor, pero se puede derrotar. Mi experiencia con la dieta baja en sodio ha sido… ilustrativa, digamos. Ahora prefiero la sal con cuentagotas y la vida con más sabor.
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