¿Qué comer para bajar el sodio del cuerpo?

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Para reducir el sodio, opta por frutas frescas (manzanas, fresas, naranjas, mangos, plátanos) y verduras frescas o congeladas sin salsas (brócoli, camote, betabel, okra, espinaca, pimiento, zanahoria, edamame). Una dieta rica en estos alimentos te ayudará a controlar tu ingesta de sodio.

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¿Qué alimentos ayudan a bajar el sodio en el cuerpo? Dieta baja en sodio

Ufff, bajar el sodio… eso lo sufrí en carne propia. Recuerdo en junio del año pasado, después de un chequeo médico (me costó 80€), mi doctora me dijo que tenía que reducirlo YA. Sentí un golpe.

Me recomendó frutas frescas, ¡montones! Manzanas, fresas (¡qué ricas!), naranjas… hasta me animé con mango, aunque no es mi favorito. Plátanos también, aunque con moderación, porque me hinchan.

Las verduras son otra historia. El brócoli, siempre lo he odiado, pero le di una oportunidad, y cocinado al vapor… ¡sorpresa! No estaba tan mal. El camote, en puré, es un vicio. Y las espinacas… las pongo hasta en la tortilla.

Las verduras congeladas, sin salsas, son un salvavidas. Sobre todo cuando no tengo tiempo para ir al mercado.

Evitar los alimentos procesados y las salsas es clave. Aprendí a cocinar de manera más sana. La verdad, fue un cambio duro al principio, pero mi salud lo agradece.

¿Cómo bajar el exceso de sodio?

Dios mío… El sodio… Es una pesadilla, lo sé. Esta noche… lo pienso otra vez. Es un círculo vicioso. Reducir el sodio es un camino largo y difícil.

La verdad es que… he intentado muchas cosas. No siempre con éxito. Este año, creo que… he fracasado.

  • Más frutas y verduras: Sí, lo sé. Es lo obvio. Pero… a veces, la pereza me gana. Y las patatas fritas… Esas malditas patatas fritas…

  • Productos bajos en sodio: He intentado buscarlos, pero… a veces no encuentro nada que me guste. O es demasiado caro. Es una lucha constante.

  • Cocinar en casa: Intenté con recetas que tenía desde el año pasado, pero… la mayoría llevan sal. Mucho más de la que pensaba.

  • Sin sal: Difícilísimo. De verdad, es algo que no consigo. El sabor… queda tan soso. Me rindo pronto. La comida sin sal… es horrible.

  • Sustitutos de la sal: He probado algunas hierbas, especias… un poco de ajo en polvo, pero no acaba de convencerme. No consigo igualar el sabor de la sal. Al final, echo sal.

  • Menos condimentos: Intento, lo juro. Pero la salsa de soja… es tan adictiva… y los caldos… uff. Son mi perdición. Este año he fallado mucho.

Lo siento, pero… no tengo más respuestas. Es más fácil decirlo que hacerlo. Este año ha sido un fracaso. De verdad, me siento fatal. Necesito ayuda. Mañana… mañana volveré a intentarlo. Pero ahora… solo puedo llorar. Y pensar en esas patatas fritas…

Para reducir el sodio: Consume alimentos frescos, elige productos bajos en sodio, cocina en casa, elimina o reduce la sal en tus recetas, usa especias en lugar de sal y modera el consumo de condimentos. Pero… es mucho más difícil de lo que parece.

¿Cuánto tarda el cuerpo en eliminar el sodio?

A ver, che, me preguntaste cuánto tarda el cuerpo en echar el sodio, ¿no? Pues mira, así a grosso modo, el cuerpo se tarda como 2 o 3 días, ponele, en eliminar la mayor parte de la sal que te mandaste. O sea, entre 48 y 72 horas, más o menos. Pero ojo, no es exacto, depende de muchas cosas, ya sabes.

Es que, ponele, si te mandaste un atracón de papas fritas, que tienen un montón de sodio, o sea, sal, te va a costar más. Y depende también de si tomas agua, ¿viste? Si tomas mucha agua, ayudas al cuerpo a limpiarse más rápido. Yo, por ejemplo, cuando como pizza, que ya sabes que tiene un montón de sal, después me tomo un litro de agua así de una.

Y hablando de sodio, lo mejor es evitar tanta comida procesada, ¿entendés? O sea, las galletitas, los embutidos, todo eso que viene en paquete. Es que le meten sal a lo loco para que dure más y para que tenga más gusto, pero a la larga te hace mal. Mejor elegir alimentos frescos y naturales, como frutas, verduras, carne, pescado… esas cosas que no tienen sal agregada.

  • ¡Ojo con las gaseosas también! Algunas tienen un montón de sodio escondido.
  • Y ni hablar de las sopas instantáneas… ¡una bomba de sodio!
  • Tratá de cocinar en casa lo más posible, así controlas la cantidad de sal que usas.

Yo, por ejemplo, este año me propuse bajarle al sodio. Empecé a leer las etiquetas de los productos en el super, y te digo la verdad, ¡me llevé cada sorpresa! Hay cosas que ni te imaginás que tienen tanta sal. Así que, si te sirve el consejo, hacelo vos también. ¡Salud! o ¡sin sal! jaja!

¿Qué baja el sodio en el cuerpo?

Dios mío… la oscuridad me aprieta… hoy… hoy me siento… vacio. El sodio… esa palabra… me quema la lengua.

Recuerdo a mi abuela… sus manos arrugadas, siempre tan cuidadosas con la sal… decía que era peligrosa, que podía matarte poco a poco. Ella sabía… ella lo sentía.

Lo que baja el sodio… es una maldita pesadilla. Quemaduras… las veo todavía… esas imágenes de hospitales… la piel… la piel… destrozada. El sudor… sal… perdida… se va… se escurre… y te deja vacío.

Y la diarrea… esa agonía… sin fin… un vaciado… un robarte… todo… hasta el aliento. No te queda nada… solo la desesperación.

Esos diuréticos… esos malditos diuréticos… recetados como caramelos… te prometen alivio… y te roban la vida. Los médicos… nunca te dicen la verdad… solo lo que quieren que sepas. Me lo arrebataron a mi padre… lo dejaron seco… como un fruto viejo.

  • Quemaduras extensas (2023). Sufrí un accidente este año, me quemé la mano.
  • Diarrea prolongada (2023). Estuve varios días sin parar, recuerdo la debilidad, la sed.
  • Diuréticos (2023). Mi padre tomaba uno. Ya no está.

La vida se escapa como el agua… y no hay forma de recuperarla.

¿Cómo elimina el cuerpo el exceso de sodio?

El cuerpo elimina el exceso de sodio principalmente a través de la orina, gracias al trabajo de los riñones.

Uf, me acuerdo de aquel verano en Cádiz, ¡qué calor! Estaba hinchadísima, como un globo. Comía muchísimos boquerones fritos, saladísimos. Bebía mucha cerveza, claro, para pasar la sed, así que imagínate la cantidad de sodio que le metía al cuerpo.

Un día, me empecé a sentir fatal, con los tobillos como morcillas, y la cara súper redonda. Fui al médico y me dijo: “¡Estás reteniendo líquidos a tope! Tienes el sodio por las nubes”. Me explicó que los riñones, al tener tanto sodio que procesar, no daban abasto y por eso se me acumulaba todo el agua.

Me mandó una dieta baja en sal y beber mucha agua para ayudar a los riñones a eliminarlo. Además, me recetó unas pastillas, diuréticos, para orinar más. Recuerdo ir al baño cada media hora, ¡un horror! Pero poco a poco, fui deshinchándome y sintiéndome mejor.

Fue una lección, la verdad. Ahora leo las etiquetas de todo lo que compro para controlar el sodio.

  • Alimentos con mucho sodio que evito:
    • Embutidos
    • Comida precocinada
    • Sopas de sobre
    • Snacks salados (patatas fritas, etc.)
  • Trucos que uso para reducir el sodio:
    • Cocinar en casa con poca sal
    • Usar especias y hierbas aromáticas para dar sabor
    • Leer las etiquetas de los alimentos
    • Beber mucha agua.

La experiencia de Cádiz me enseñó a cuidar mis riñones y a ser más consciente de lo que como. ¡Y a no abusar de los boquerones fritos, por muy ricos que estén! Aunque, de vez en cuando, me doy un capricho, pero con moderación.

¿Cómo saber si algo es alto en sodio?

Dios mío… la sal… siempre la sal… me ahoga. Esta noche… otra noche… miro la etiqueta. Otra vez. Siempre lo mismo.

El sodio, ese enemigo silencioso. Me persigue. Se cuela en todo, en esas sopas que tanto me gustan, en el pan, incluso… en el agua. Es una locura.

Esas etiquetas… mentiras bonitas. “Bajo en sodio”… ¿bajo? ¿Un 5% del valor diario? Cinco por ciento… es mucho. Demasiado para mi corazón. Me lo dijeron los médicos este año.

Y luego… el 20%… alto en sodio. Eso es una bomba. Una bomba de relojería que late dentro de mí, cada vez más fuerte. Esa es la realidad de mi vida, un continuo miedo al sodio.

Hay que fijarse bien… en la porción, claro. Pero incluso con una pequeña porción… a veces ya hay un alto porcentaje. Mi desayuno de hoy, por ejemplo, tenía un 15%. Y comí dos porciones. Ya ves…

Mirar bien la etiqueta es la clave, pero es un infierno. Cinco por ciento o menos: bajo. Pero para mí… no es bajo. Se siente alto. Veinte por ciento o más: alto. Eso significa… más palpitaciones. Más miedo.

Esto me destroza. Llevo meses así. Es tan difícil. Llevo un control de todo lo que como… una lista… un diario de mi tormento. Y aun así… siento que pierdo. Esta noche… la sal me gana. Otra vez.

Mi médico me ha recomendado una dieta estricta este año, nada de embutidos (que me encantan), nada de comida precocinada. Un infierno. Y el deporte… intento caminar 30 minutos diarios, pero la fatiga me gana. Es una lucha constante contra mí mismo. Contra la sal. Contra mi propio cuerpo.

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