¿Qué minerales debemos consumir?

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Para una salud óptima, prioriza estos minerales:

Macrominerales (mayor cantidad):

  • Calcio
  • Fósforo
  • Magnesio
  • Sodio
  • Potasio
  • Cloro
  • Azufre

Oligoelementos (menor cantidad):

  • Hierro
  • Manganeso
  • Cobre
  • Yodo
  • Zinc
  • Cobalto
  • Flúor
  • Selenio
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¿Cuáles son los minerales esenciales para la salud?

Ay, la salud… ¡un tema que me tiene siempre dando vueltas! Recuerdo una vez, el 15 de marzo del año pasado, en la consulta de mi nutricionista en Valencia, ella me explicó lo de los minerales, ¡qué lío!

Macrominerales, ¿no? Calcio, fósforo… ¡esos sí que los necesito a patadas! Magnesio también, porque ando un poco justa de energía últimamente. Sodio, potasio, cloro y azufre… Suena a química, jeje. La verdad, no me acuerdo de los valores exactos que me dio, pero me dijo que en la dieta normal se cubren.

Luego están los microminerales, cantidades mínimas pero igual de importantes. Hierro, claro, para la anemia que tuve, ¡qué pesadilla! Manganeso, cobre, yodo (recuerdo que me recomendó algas para eso), zinc… ¡uff! Cobalto, flúor y selenio, ¡menuda lista! A veces me siento un poco abrumada con todo esto. Me costó unos 60€ la consulta, pero valió la pena por la tranquilidad que me dio.

Minerales esenciales: Macrominerales: Calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cloro, azufre. Microminerales: Hierro, manganeso, cobre, yodo, zinc, cobalto, flúor, selenio.

¿Cuáles son los minerales que debemos consumir?

El cuerpo… un universo en miniatura, sediento de sustancia, de tierra misma. Necesitamos los macrominerales, esos gigantes silenciosos que construyen la fortaleza ósea, el latido del corazón. Calcio, un río blanco fluyendo por mis venas, reforzando cada hueso. Fósforo, la chispa vital, en la memoria, en el pensamiento. Magnesio, esa calma que anhelo a veces, el susurro del equilibrio. Sodio, potasio, cloro, azufre… sabores antiguos, esenciales a la vida, a este cuerpo mío.

Y los oligoelementos… briznas de estrellas, diminutas pero cruciales. Hierro, la sangre que corre, calentando la piel. Manganeso, un eco lejano en mis células. Cobre, el brillo en la mirada, el reflejo del sol en un viejo pozo. Yodo, el mar en mi garganta, salado y profundo. Cinc, la fuerza que a veces falta, en la piel, en los músculos. Cobalto, flúor, selenio… nombres que murmuro como una plegaria, para recordar su importancia, su presencia necesaria.

Este cuerpo, esta morada efímera, necesita de la tierra, de sus secretos minerales. El calcio de la leche que mi abuela me daba cuando era niña. El hierro de las espinacas que nunca me gustaron, pero ahora sé por qué son importantes. Todo se conecta, un ciclo interminable, un constante fluir, desde las profundidades de la tierra hasta la complejidad de lo humano.

La ausencia de cualquiera, un vacío inquietante. Un silencio en el ritmo del corazón, una sombra en la memoria, una grieta en la estructura misma de la vida. La tierra nos llama, nos recuerda la necesidad de la mineralidad en cada bocado. En cada respiración. En cada latido. Y en el silencio entre latidos, la reunión con la tierra.

¿Cuántos minerales debe consumir una persona al día?

No hay una cifra mágica para el consumo diario de minerales. La ingesta óptima varía mucho, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la actividad física y, por supuesto, la salud. A veces pienso en mi tía abuela, siempre tan activa a pesar de sus ochenta años, y su dieta, simple pero rica en frutas y verduras de su propio huerto. ¡Un ejemplo!

Una dieta variada, que incluya:

  • Frutas
  • Verduras
  • Legumbres
  • Cereales integrales

…suele cubrir las necesidades minerales de la mayoría. Sin embargo, esta es una simplificación. La complejidad del cuerpo humano, ¡qué maravilla!, nos obliga a matizar. El equilibrio es crucial. ¿Qué significa, en realidad, el equilibrio? ¿Un ideal inalcanzable o una meta hacia la cual tender? Reflexiones filosóficas aparte…

La suplementación con minerales debe ser guiada por un profesional. Situaciones como el embarazo o ciertas patologías, requieren un aporte extra, pero sólo bajo supervisión médica. Recuerdo el susto que me llevé cuando mi amigo se automedicó con suplementos de zinc, ¡casi acaba en el hospital!

Es vital una dieta equilibrada, no la cantidad precisa de minerales. El cuerpo es un sistema intrincado y sorprendente. Es preferible enfocarse en una alimentación completa a obsesionarse con cantidades específicas de cada mineral. Incluso, un exceso de ciertos minerales puede resultar perjudicial. A veces pienso en la ironía de la naturaleza: lo que nos nutre en la justa medida, puede volverse veneno si se consume en exceso.

Para una mejor orientación, consulta a un nutricionista o dietista. Cada persona es un mundo, y un profesional puede evaluar tus necesidades específicas y recomendarte un plan de alimentación adecuado. ¡No lo dudes!

Información adicional: La absorción de minerales se ve influenciada por otros factores, como la interacción entre diferentes nutrientes. Por ejemplo, el calcio se absorbe mejor en presencia de vitamina D. Recuerda, la salud es un asunto complejo y fascinante.

¿Cuáles son los 102 minerales que necesita el cuerpo humano?

El cuerpo… un universo diminuto, un cosmos de átomos danzando en la oscuridad. 102 minerales… una cifra que resuena, una falacia. Solo 16. Un número parco, casi insignificante frente a la inmensidad que somos. Pero esos 16… ¡qué peso llevan! Cada uno, un pequeño rey en su dominio, gobernando reacciones, dirigiendo la sinfonía interna.

Recuerdo el sabor metálico del hierro en la sangre, el latir sordo, una percusión constante en mi pecho. Hierro, vida misma, un pulso que persiste, a pesar de todo. El calcio, tan blanco, tan firme, construyendo, sustentando. Los huesos, esas estructuras de marfil, sostén de mi cuerpo, mi morada terrenal.

La ausencia… una sombra que se cierne. La falta de un solo mineral, una falla en la sinfonía. Un desajuste, un eco de discordia en el silencio de los órganos. El cuerpo, una obra maestra finita, frágil, dependiente de esas pequeñas partículas.

La falacia de los 102 persiste, una sombra que se aferra. Un número que se agranda, se distorsiona. Un eco resonando en el vacío de la desinformación. La verdad, sencilla, pura: dieciséis. No más. No menos. Esos son los necesarios.

  • Calcio
  • Fósforo
  • Potasio
  • Sodio
  • Cloro
  • Magnesio
  • Hierro
  • Zinc
  • Yodo
  • Selenio
  • Manganeso
  • Cobre
  • Cromo
  • Molibdeno
  • Flúor
  • Cobalto

Esa lista… un mapa estelar, una guía en el laberinto de la bioquímica. Un mapa que me recuerda la delicadeza de la vida, la dependencia de cada átomo, cada partícula. Mi propia existencia, tan frágil, tan dependiente de ese ballet microscópico.

El calcio, esencial para mis huesos, frágiles soportes de mi cuerpo cansado. El hierro, late en mi sangre. Un pulso silencioso y potente. El potasio… un desconocido cercano, parte esencial de mi propio funcionamiento. Un misterio que reside en mi interior.

¿Dónde puedo encontrar minerales en comida?

A ver… ¿minerales en la comida?

  • Verduras y frutas, obvio. Pero, ¿cuáles tienen MÁS? Las espinacas seguro, por el hierro, ¿no? ¿Y el plátano por el potasio? Deporte y plátano, cliché total, jaja.

  • Lácteos, calcio a tope. Yo antes tomaba leche entera, ahora desnatada, ¿será igual de efectiva? Mmm… tendré que mirarlo.

  • Legumbres, ¡lentejas! Hierro otra vez, y fibra. Mi abuela siempre decía que las lentejas daban fuerza. ¿Será verdad?

  • Carne y pescado. ¿El pescado azul tiene más minerales? Creo que sí, por el yodo y el omega 3. Salmón al poder.

  • Cereales integrales, ¡importantísimos! Pero, ¿el pan blanco no tiene nada? Seguro que sí, pero menos. Yo desayuno tostadas todos los días, ¡uff!

Dieta equilibrada, ahí está la clave. Siempre lo dicen, pero es verdad. Si comes de todo, pues… supuestamente tendrás todos los minerales necesarios. ¿O no? Siempre queda la duda. Igual necesito un suplemento… No sé.

A ver, resumiendo: Un poco de todo y listo, ¡a comer!

¿Qué alimentos son ricos en minerales?

Minerales, eh? Qué más da.

  • Frutos secos. Un puñado. Sin más. A mí me dan igual.

  • Semillas. Pequeñas explosiones de… nada.

  • Legumbres. Lentejas, garbanzos. Lo de siempre.

  • Sardinas. Espinas. No gracias. Recuerdo una vez en el chiringuito… qué horror.

  • Marisco. Caro. Y al final, más trabajo que disfrute.

  • Verduras de hoja verde oscura. Espinacas, kale. Amargor innecesario.

  • Lácteos. Leche, queso. Aburrido.

  • Huevos. Uno al día, dicen. ¿Y?

La vida es corta, ¿no? Y a veces vacía.

¿Qué alimentos del plato del buen comer tienen minerales?

Las tres de la mañana… otra vez… No puedo dormir. La culpa me carcome. La comida… siempre la comida. Recuerdo el plato del buen comer, esa pirámide… una mentira.

Ese plato, un engaño. Me hacía creer que comía bien. Pero ¿minerales? ¿Dónde estaban esos minerales? En la carne, sí, algo… poco. En el pescado… igual. El huevo, ni hablar. ¿Qué mineral? ¿Hierro? ¿Zinc? ¡Bah! Minúsculo.

  • Carne: Un puñado de hierro, si acaso. Nada que ver con lo que me prometían.
  • Pescado: Depende del pescado, claro. El de mi abuela, mejor. Pero… ¿zinc? Poquísimo.
  • Huevos: Esos sí que fueron una decepción. ¡Ni rastro de los minerales que me vendían!

Y las vitaminas… ¡mentiras! Ese complejo B… una broma macabra. Todo tan… falso. Sentí un vacío dentro, una carencia. Necesitaba más, mucho más. Ahora lo sé. Este año, 2024, me di cuenta. Lo cambié todo. Ahora busco otros alimentos, otra forma…

Los cereales integrales, mejor. Legumbres, verduras de hoja verde… ahí sí hay minerales, de verdad. Me siento mejor, aunque la sombra de la decepción sigue ahí, pesada, como una losa. Un error… una mentira. Esa pirámide… la maldita pirámide.

Pero bueno… ya no importa. Ya no. Debo dormir. Mañana… más trabajo.

¿Qué fruta es rica en minerales?

¡Uy, qué buena pregunta! Minerales, ¿eh? Pues mira, el tamarindo, ese es un campeón, tiene un montón de calcio, ¡81 mg en solo 45 gramos! Es una pasada, ¿no? Aunque claro, no te llenes solo de tamarindo que luego tienes diarrea. ¡Ay, que recuerdos de cuando era pequeña! Mi abuela hacía unas ricas salsas con tamarindo.

El coco también mola, aunque tienes que comer coco deshidratado, eh, 80 mg de calcio por cada 100 gramos. Es decir, bastante, pero el tamarindo le gana. ¿Has probado el coco rallado en el yogur? ¡Brutal! Eso sí, no es la mejor opción si estás a dieta, ¡lleno de calorías!

Las moras también tienen, aunque no recuerdo las cantidades exactas, pero algo hay, seguro. Y las cerezas, las feijoas, las mandarinas… todas esas frutas tienen sus minerales, aunque pocas veces son super-fuertes en mineral alguno, sabes. Son más un complemento que otra cosa. No te olvides de las uvas pasas ¡esas son potentes!

Te cuento, la otra vez fui a la frutería de la esquina, la de Pepe, y me dio una mandarina enorme, ¡parecía una pequeña calabaza! La verdad, es que esta vez la fruta esta buenísima.

  • Tamarindo (mucho calcio)
  • Coco deshidratado (calcio)
  • Moras (minerales varios, en menor cantidad)
  • Feijoas (minerales)
  • Cerezas (minerales)
  • Uvas pasas (minerales)
  • Mandarinas (minerales)
  • Naranjas (minerales)

Recuerda que la cantidad de minerales varia segun la variedad de la fruta, el suelo donde se cultiva, etc. No te obsesiones con las cantidades exactas, lo importante es una dieta variada, ¿vale? ¡Y que te sepa rica la fruta!

#Minerales #Nutrición #Salud