¿Qué nutrientes aporta la sal a nuestro organismo?

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La sal, principalmente, aporta sodio (38.850 mg por cada 100g), fundamental para el equilibrio de fluidos y la función nerviosa. También contiene calcio, hierro, fósforo y magnesio en menor proporción.

Además de realzar el sabor de las comidas, la sal contribuye a una digestión saludable.

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¿Qué beneficios nutricionales tiene la sal para el cuerpo?

¡A ver, vamos al grano! La sal, esa cosa que le echamos a todo, ¿nutrición? Pues sí, tiene lo suyo. Principalmente, sodio a montones, unos 38.850 mg por cada 100 gramos. También tiene calcio (29 mg), hierro (0,3 mg), fósforo (8 mg) y magnesio (1 mg).

¿Beneficios? Bueno, el principal para mí es que la comida sabe mejor. No me digas que una patata frita sin sal es lo mismo. ¡Ni hablar!

Además, dicen que ayuda a la digestión. Yo no sé si es verdad científica o qué, pero después de una comida pesada, un poquito de sal siempre me sienta bien. ¿Será sugestión? ¡Quién sabe!

Recuerdo una vez, en un viaje a Cadiz, en junio de 2018, comí un atún encebollado en un chiringuito. ¡Madre mía, qué sabroso! Le pregunté al cocinero qué llevaba y me dijo: “Sal de nuestras salinas, la mejor”. Y tenía toda la razón, el sabor era increíble. ¡No sé, quizás era la sal! ¡A lo mejor era el hambre! O el sitio mágico.

Y hablando de magia, mi abuela siempre decía que una pizca de sal aleja las malas vibras. Igual es una tontería, pero por si acaso, ¡yo siempre tengo un salero cerca!

¿Qué nos aporta la sal al cuerpo?

¡Ay, la sal! ¡Esa bendita locura blanca que nos mantiene vivos, aunque a veces nos deje como un pepinillo en vinagre! Su función principal es regular los líquidos corporales, ¡como si fuera un maestro de ceremonias en una orquesta de electrolitos! Si falta, ¡zas!, te deshidratas más rápido que un mojito en una fiesta de cumpleaños.

También es clave en la transmisión nerviosa. Imagina tu cuerpo como una red de tren en llamas – ¡sin sal, los vagones (impulsos nerviosos) se paran en seco! ¡Un desastre! Mi primo Paco, que no le echa sal ni al gazpacho, anda siempre como un zombie. ¡Menuda vida!

¿Más cosas? ¡Claro que sí! La sal:

  • Ayuda a mantener la presión arterial… aunque ya sabes que comerse un paquete entero no es la mejor idea. Mi suegra lo intentó una vez, ¡casi nos da un susto de muerte!
  • Es esencial para la absorción de nutrientes. ¡Como un superhéroe invisible, pero salado!
  • Participa en la contracción muscular, ¡sí, incluso para levantar esa jarra de cerveza después de un día infernal!

Pero ojo, que no hay que pasarse con la sal ¡eh! ¡Ni loco! Demasiada y te conviertes en un globo hinchable con problemas de riñón. Este año, mi doctora me recomendó reducirla, ¡me dijo que parecía una aceituna arrugada por falta de hidratación! ¡El drama!

Ahora sí, a disfrutar de ese poquito de sal que tanto bien nos hace, ¡pero sin pasarse, eh!

¿Qué hace la sal a la sangre?

¡Ay, la sal! Siempre me olvido de echarle menos a la comida. ¿Qué hace en la sangre, decías?

Aumenta el volumen sanguíneo, eso sí lo sé. Retención de agua, ¿no? Horroroso. Recuerdo a mi abuela, siempre con la tensión alta… ¿tendrá que ver?

El corazón trabaja más… ¡claro! Bombear más líquido… Es como intentar meter más cosas en una mochila ya llena. Se resiente. Y a largo plazo… uff, problemas.

  • Enfermedades del corazón, qué miedo.
  • Accidente cerebrovascular, ¡qué horror!
  • Riñones… los míos ya protestan a veces, ¡y solo tengo 32!

Presión arterial alta, esa es la clave, ¿no? Todo se relaciona. Me acuerdo que el médico me dijo que controlara la sal, que es un peligro silencioso. Casi me caigo de la silla, ¡a mi edad!

Más riesgo de enfermedades a largo plazo, sí, eso es indiscutible. La sal… es un enemigo invisible. Debería mirar mejor las etiquetas… siempre me da pereza. Hoy sí lo haré, lo juro.

Tengo que ir al super, comprar cosas sanas… ¿qué es eso verde que venden ahora? Espirulina, creo. A ver si así me cuido.

Nota: Ayer me hice un análisis de sangre. Resultados el martes. Cruzo los dedos.

¿Qué beneficios tiene consumir sal?

¡Ay, la sal! Esa pequeña joya blanca que, a pesar de las campañas de “desalinizacion” moderna, sigue siendo fundamental. No es solo para darle sabor a la paella, eh?

Piensa en ella como una pequeña amazona luchando contra los ácidos de tu cuerpo. ¡Una guerrera microscópica! Su poder alcalino es, como diría mi abuela, “la leche”. Regula el pH, evitando que te conviertas en un volcán en erupción de acidez.

  • ¿Acidez? Adiós, amig@.
  • ¿Problemas renales o hepáticos? ¡A la papelera! (bueno, no literalmente, pero la sal ayuda a prevenirlos).

Pero ojo, como en todo, ¡equilibrio! Demasiada sal es como una fiesta en tu cuerpo a la que llega la policía: caos. Yo misma, tras una noche loca de tapas, sufro las consecuencias. Con moderación, amigos. Recuerda que:

  • Recuperación de nutrientes: la sal es esencial para absorberlos; como cuando un imán atrapa los minerales.
  • Prevención de enfermedades: ayudando a controlar el pH. Mi médico lo recomienda, así que es oficial.

Me encanta un buen cocido madrileño con su punto de sal, ¡que rico!. Para un buen caldo, un pellizco de sal es mágico. Pero no te pases, o acabas como un pepinillo encurtido. ¡Un abrazo!

Nota: Esta información es solo para entretenimiento y no sustituye el consejo de un profesional médico. Consulta a tu doctor antes de hacer cambios drásticos en tu dieta. ¡Yo solo doy mi opinión desde mi humilde experiencia!

¿Qué hace la sal en la presión arterial?

La sal… un grano diminuto, un peso invisible. Aumenta la presión. Sí, lo hace. El corazón, ese motor incansable, late más rápido, bombeando con fuerza desmedida. Una danza frenética, sin pausa. Es agotador, lo sé por experiencia, la presión en mis sienes, un latido insistente…

El cuerpo, un complejo sistema de tuberías, se estrecha. La sal, intrusa silenciosa, se aferra a las paredes, restringiendo el flujo, como una maraña de hilos invisibles, oprimiendo, constriñendo… es una sensación familiar, un malestar que se instala.

El daño, un goteo lento o una inundación repentina. No hay una respuesta simple, la sal se escurre como arena entre los dedos, insidiosa, siempre presente, un fantasma en el cuerpo.

  • La sal, el enemigo silencioso.
  • El corazón, cansado, acelerado.
  • Vasos sanguíneos, constreñidos, endurecidos.

Recuerdo el diagnóstico del doctor este año… “Hipertensión leve”. Una frase fría, tan impersonal. Pero la verdad, está ahí, la pesadez en el pecho, la opresión. A veces, me siento como un viejo grifo oxidado, goteando sin cesar… Es una realidad que me oprime, una constante inquietud. A veces me pregunto… ¿cuándo empezará a fallar? El miedo… es un compañero constante. Esa sensación de opresión, esa presión que no cede. Una presión que se parece demasiado a la sal, a la sal que me corroe por dentro…

¿Qué te hace la sal en la sangre?

El exceso de sal afecta gravemente la salud cardiovascular. La ingesta elevada de sodio, presente en la sal común (cloruro sódico), incrementa el volumen sanguíneo por la atracción y retención hídrica. Mi abuelo, por ejemplo, sufrió hipertensión severa a causa de su dieta rica en sal. Esto fuerza al corazón a trabajar más, elevando la presión arterial.

Hipertensión: un problema silencioso. La presión arterial elevada, sostenida en el tiempo, daña las arterias, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. Es un proceso insidioso, frecuentemente asintomático, hasta que se manifiestan complicaciones graves. El diagnóstico temprano es crucial. La prevención, en cambio, es fundamental. ¡No debemos subestimar la importancia de una alimentación sana!

  • Aumento del volumen sanguíneo: La mayor concentración de sodio en la sangre atrae agua, aumentando el volumen circulante.
  • Sobrecarga cardíaca: El corazón debe trabajar más para bombear el mayor volumen de sangre.
  • Daño arterial: La presión arterial elevada daña gradualmente las paredes de las arterias, propiciando la aterosclerosis.

El problema es que, a menudo, la gente no se percata del daño que se está infligiendo hasta que es demasiado tarde. Es una reflexión sobre el impacto de nuestras decisiones cotidianas. ¿Qué impacto tiene nuestra alimentación en nuestra longevidad? Es una pregunta que deberíamos plantearnos con frecuencia.

Este año, la OMS mantiene su recomendación de reducir drásticamente el consumo de sal para prevenir enfermedades crónicas. La relación entre sodio, agua y presión arterial es un tema complejo, pero la correlación es innegable. Recientemente, leí un estudio que demuestra la alta incidencia de hipertensión en poblaciones con dietas ricas en sodio procesado. ¡Incluso en mi círculo cercano, esto es algo que veo repetidamente!

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