¿Qué sal hay que consumir?
Opte por sal común yodada. Tras el refinado, es casi puro cloruro de sodio. Se encuentra como sal fina o gruesa. La versión yodada, recomendada por las autoridades sanitarias, previene deficiencias de yodo, pero recuerde consumirla con moderación.
¿Qué tipo de sal es la más saludable y recomendada para consumir?
Uf, la sal… tema complicado. Recuerdo una vez, el 15 de julio de 2022 en el súper de mi barrio, comparando precios. La sal marina costaba el doble que la común, unos 3 euros el paquete frente a 1,50. Pero bueno, al tema.
Para mí, la sal yodada es la mejor opción, al menos eso dicen los médicos. Es la común, pero con yodo añadido. Importante para el tiroides, ¿no? Si no tienes problemas con la tiroides, quizá sea suficiente.
La sal marina o himalaya, son bonitas, pero ¿más sanas? No lo sé, quizás son más ricas en minerales, pero el sodio es sodio. Y de eso no debemos abusar, ¿verdad?
Controlar la sal es clave, ya sabes. No es solo para el sabor. Hay que mirar la cantidad diaria recomendada, ¡que siempre se me olvida!
¿Cómo elegir una buena sal?
Sal sin refinar. Fin.
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Refinada: solo NaCl. Vacía. Añaden cosas raras.
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Sin refinar: Calcio, magnesio, hierro. Algo más.
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Gourmet: Flor de sal, sal negra, rosa del Himalaya. Puro marketing. Y carísimo.
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¿Yodada? Si te falta yodo, bien. Si no, da igual.
¿Mi favorita? La de Guerande. Pero es cara. La sal es sal. Es como el agua.
La vida es un eco; lo que envías, regresa.
¿Cuál es la diferencia entre la sal yodada y la no yodada?
¡Ay, madre mía, la odisea de la sal! La diferencia es que una tiene yodo, ¡como si fuera un superhéroe de las glándulas tiroides! La otra, pues eso, ¡sal normalita, aburrida, como mi suegra viendo la tele!
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Sal yodada: Es la sal común con un plus, ¡un chute de yodo! Es como si le hubieras puesto alas a un caracol. ¡Imprescindible para el funcionamiento de la tiroides, o sea, para no convertirte en una momia viviente! Mi abuela, que es de la época del cupón premiado, siempre ha jurado por ella.
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Sal no yodada: La versión básica, la campeona de la sencillez. Sin yodo, ¡como un café sin azúcar! Simplemente, sal. Aunque, ojo, que yo le meto un puñado a mis patatas bravas, que la receta de mi madre no falla (y no, no usa yodo, ¡a la antigua usanza!).
La sal marina, ¡qué cosas!, a veces lleva yodo, ¡pero eso depende de dónde la saquen! Es como si encontraras un billete de 5 euros en el bolsillo de un pantalón viejo. ¡Una sorpresa! Pero no te confíes, ¡no siempre toca la lotería!
El sabor? ¡Prácticamente idéntico! Si notas diferencia, es que tu paladar es más sensible que un radar antimisiles. O quizás, simplemente, necesitas más sal en tu vida. ¡Con o sin yodo!
¿Qué es mejor, la sal yodada o la normal?
Sal yodada: la elección obligada.
La sal común, pura, NaCl casi al 100%. Inerte. Aburrida.
La yodada, sin embargo, previene el bocio. Un detalle crucial. Mi abuela, por ejemplo, sufrió sus consecuencias. No te lo recomiendo.
- Deficiencia de yodo: consecuencias graves. Retraso mental, problemas tiroideos. Ni lo pienses.
- Yodo añadido: Sí, artificial. Pero necesario.
- Control de ingesta: Fundamental. Exceso no es bueno. Igual que con todo.
Conclusión: Yodada. Punto.
Añadido: En 2024, la OMS reiteró la importancia de la sal yodada para la salud pública. Mi doctora, la Dra. Elena Martínez (consulta en el centro médico de mi barrio), me lo confirmó en mi última revisión. Recientemente, el Ministerio de Sanidad lanzó una campaña publicitaria sobre el tema. Es cierto. No hay discusión.
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