¿Qué tiene de malo el glutamato monosódico?
El glutamato monosódico (E621) puede ser perjudicial. Su exceso estimula las neuronas, causándoles agotamiento e incluso muerte celular. Altos niveles sanguíneos se asocian con malestar físico. Se recomienda moderación en su consumo.
¿Cuáles son los riesgos del glutamato monosódico?
Uf, el glutamato monosódico… Me da un poco de repelús solo de pensarlo. Recuerdo una vez, el 15 de agosto de 2022, en un restaurante chino cerca de mi casa (el “China Garden”, creo que costó unos 25€ la cena), me sentí fatal después de comer. Me dio un dolor de cabeza horrible y un mareo que me dejó KO.
Sospeché del glutamato, porque la comida estaba riquísima, ¡demasiado rica! Leí después que un exceso puede sobreexcitar las neuronas, como si les dieras un chute de cafeína brutal. El efecto no es inmediato siempre, pero a la larga…
Algunos estudios hablan de un daño neuronal a largo plazo, aunque no es algo cien por cien concluyente. Lo que sí parece claro es que un alto nivel de glutamato en sangre te deja hecho polvo, con malestar general.
En mi caso, la relación causa-efecto no es comprobada científicamente, pero la experiencia me dejó marcada. Ahora evito comida con mucho potenciador de sabor.
Información breve: El glutamato monosódico (E621) puede sobreestimular las neuronas, causando malestar físico y, potencialmente, daño neuronal a largo plazo. Su consumo excesivo es perjudicial.
¿De qué está hecho el glutamato monosódico?
¡Glutamato monosódico! ¡Suena a experimento científico fallido, pero no lo es! Está hecho, básicamente, de cosas ricas. Piensa en él como el primo elegante del azúcar, pero con un toque umami.
El Ajinomoto, esos genios del sabor, lo hacen fermentando cosas vegetales. Como si hicieran kimchi, pero sin el picante y con un resultado mucho más… sabroso. Este año, por ejemplo, mis sobrinos ayudaron a su abuela a hacer una salsa con GMS de remolacha y quedó de chuparse los dedos, ¡literalmente!
La clave está en el ácido glutámico. Ese es el jefe, el rey del umami. El GMS es solo su versión con un toque extra de sodio. Como si el ácido glutámico se casara con el sodio y tuviera un hijo super sabroso.
- Caña de azúcar: ¡dulzura y umami, una mezcla explosiva!
- Remolacha azucarera: Aporta su dulzor terroso, como un toque secreto de chef.
- Yuca: Raíz noble, con una contribución humilde pero vital, ¡como la base de una buena paella!
- Maíz: La estrella del sabor, como si fuera el sol de este universo umami.
Es como una orquesta, donde cada ingrediente aporta su nota musical para crear una sinfonía deliciosa. Y aunque parezca magia, es puro ingenio químico. O al menos eso es lo que me dijo mi vecino que es bioquímico, ¡aunque a veces cuenta batallitas! Quizás exageró un poco, pero la esencia es la misma: Es natural, ¡aunque suene a laboratorio secreto!
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