¿Qué bacterias no se curan?

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Algunas bacterias desarrollan resistencia a los antibióticos, dificultando su tratamiento. Ejemplos preocupantes incluyen:

  • Tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis)
  • Infecciones por Clostridium difficile
  • Estafilococo dorado resistente a la meticilina (SARM)
  • Gonorrea (Neisseria gonorrhoeae)
  • Enterobacterias resistentes a carbapenémicos.

La resistencia antimicrobiana es una amenaza creciente para la salud pública.

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¿Qué bacterias son incurables?

A ver, si me preguntas qué bacterias son, digamos, “incurables”, la cosa se pone un poco turbia. No es que haya una bacteria que, ¡zas!, imposible de tratar. Más bien, algunas se vuelven superresistentes a los antibióticos, lo que hace que combatirlas sea un verdadero dolor de cabeza.

Recuerdo que hace un tiempo, hablando con una amiga que trabaja en un hospital aquí en Barcelona, me contaba el problemón que tenían con ciertas infecciones. No me acuerdo exactamente de los nombres raros que decía, pero sí que me quedó claro que algunas bacterias son más listas que otras y aprenden a defenderse de los medicamentos.

Entre las más “problemáticas” están:

  • Mycobacterium tuberculosis: El coco de la tuberculosis.
  • Clostridium difficile: Un bicho que causa diarreas severas.
  • Enterococos resistentes a la vancomicina: Unos tipos duros.
  • Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA): El famoso “estafilococo dorado”.
  • Neisseria gonorrhoeae: La causante de la gonorrea.
  • Enterobacteriáceas resistentes a los carbapenemas: Un grupo de bacterias que resisten a antibióticos muy potentes.

O sea, no es que no haya tratamiento, pero a veces es súper difícil encontrar uno que funcione. ¡Y vaya estrés!

¿Cuáles son las 3 superbacterias?

El aire pesa, denso y cargado de una inquietud silenciosa. Tres nombres susurran en la penumbra:E. coli, Serratia, Proteus. Suenan a conjuro, a sombras acechantes en los pliegues de la carne. Infecciones, sí, pero mucho más que eso. Un eco lejano de mi propia fragilidad, de la finitud que palpita bajo la piel. Ese eco… ¿es un susurro de miedo? E. coli, ese nombre, tan familiar, tan próximo a lo cotidiano, ahora se tiñe de una oscuridad ominosa.

La amenaza se cierne. Un peso imperceptible en el pecho, como si el silencio mismo se hubiera vuelto tóxico. Recuerdo los días de guardia en el hospital de Valencia, en 2024. Las caras pálidas, la tensión en el aire… bacterias indomables, resistentes a todo. Resistentes a nuestras defensas, a nuestros antibióticos… como pequeños tiranos microscópicos. Neumonías… la imagen de esos pulmones devastados… una imagen que no se borra. Sangre, sepsis… La vida se desliza, se escapa entre los dedos como arena fina.

Serratia marcescens, una palabra que vibra con un extraño poder. Infecciones graves. Un rojo amenazante, ese es su color, creo. O quizás era algo que leí, hace tiempo… quizás en alguna vieja revista médica. Proteus mirabilis, nombres que son marcas en la piel del tiempo, cicatrices invisibles. Su presencia, una sombra que se alarga, inasible, inquietante. El tiempo se desdibuja, un torrente lento de imágenes y sensaciones vagas.

Puntos clave:

  • E. coli: Potencialmente mortal. Infecciones sanguíneas, neumonía.
  • Serratia: Resistencia a antibióticos. Infecciones severas.
  • Proteus: Infecciones del tracto urinario, resistencia a fármacos.

El miedo se anida en la memoria. Esos rostros, esos nombres… La noche se estira, interminable, y estas tres bacterias, estos tres demonios microscópicos, habitan ahora en el silencio de mi mente. Un silencio que resuena con la profunda certeza de la fragilidad humana.

#Bacterias #Enfermedades #No Curables