¿Qué pacientes no pueden consumir sal?
"Pacientes con hipertensión, enfermedades cardíacas, hepáticas o renales deben restringir el consumo de sal. Un adulto sano debe moderar su ingesta de sodio a 2,300 mg diarios, mientras que los hipertensos deberían limitarla a 1,500 mg."
¿Quiénes deben evitar el consumo de sal?
Uf, el tema de la sal me tiene un poco liada, la verdad. Recuerdo que mi abuela, en su pueblo de Zamora, usaba poquísima sal, ¡y a sus 90 años estaba estupenda! Ella, claro, tenía una dieta basada en productos frescos de la huerta, nada que ver con lo que comemos hoy.
Luego está el tema de la presión arterial. Mi tío, que siempre ha sido un poco salero, tuvo que bajarla a 1500 mg diarios. Su médico le explicó que, con su historial familiar de problemas cardíacos, era fundamental. Le costó un montón, ¡casi llora la primera semana! Pero lo logró, claro. El médico le recetó un diurético también, creo que costaba unos 15 euros al mes.
En fin, a quien le preocupa la salud, y especialmente si ya hay problemas de corazón, hígado o riñones, debería reducir la sal al mínimo. No es broma, controlar la ingesta de sodio es fundamental, aunque no siempre es fácil. Hay que ir con cuidado. 2300 mg al día para una persona sana, y mucho menos si hay problemas.
¿Qué personas no deben comer sal?
La sal, ¡ah, la sal! Ese polvo blanco que condimenta la vida, pero que a veces, solo a veces, se torna agridulce. No todos pueden disfrutar de su sabor sin consecuencias.
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Hipertensión arterial: Presión alta, un corazón que late con furia, demandando un descanso, un respiro, un adiós a la sal. Como las olas del mar, que suben y bajan sin cesar, la presión debe mantenerse en calma, en equilibrio. Recuerdo a mi abuelo, siempre con la tensión por las nubes. Decía que la vida era muy salada, ¡pero él debía evitarla!
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Retención de líquidos: Un cuerpo hinchado, pesado, como si llevara el peso del mundo a cuestas. Los tobillos hinchados al final del día, un recordatorio constante de que algo no va bien. La sal, ese cristalino veneno, agravando la situación.
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Úlceras estomacales: Un fuego interno, una quemazón constante que te roba el apetito y la alegría de comer. La sal, echando leña al fuego, exacerbando el dolor. Un recuerdo amargo, como el sabor de la hiel.
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Varices: Venas retorcidas, serpientes azules que recorren las piernas, un signo de mala circulación. La sal, contribuyendo a la inflamación y al dolor. Como un laberinto sin salida, las varices limitan el movimiento y la libertad. Recuerdo a mi tía, siempre con medias de compresión, sufriendo en silencio.
Y las personas con enfermedades renales deben tener cuidado. Los riñones luchan por filtrar el exceso de sal, sobrecargándolos y empeorando la enfermedad. Como un filtro obstruido, los riñones no pueden cumplir su función.
Información adicional:
- Otras afecciones: Algunas enfermedades cardíacas, cirrosis y ciertos medicamentos también pueden requerir restricciones de sodio.
- Alternativas: Hierbas, especias y otros condimentos pueden realzar el sabor de las comidas sin agregar sal.
- Consulta médica: Siempre es mejor consultar con un médico o nutricionista para determinar la cantidad adecuada de sal en tu dieta.
¿Qué enfermedad no permite comer sal?
Insuficiencia suprarrenal.
Addison. Deseo de sal. Curioso.
El cuerpo la necesita. La rechaza. Paradoja.
- Insuficiencia suprarrenal: Glándulas suprarrenales. Producen cortisol, aldosterona. Hormonas esenciales.
- Aldosterona: Regula sodio, potasio. Equilibrio. Addison la destruye.
- Sodio: Sal. Vida. Sin ella, muerte. Irónico.
Recuerdo comer almendras con sal. Demasiadas. Sed insaciable. Ahora entiendo. No todo es lo que parece.
La sal. Tan simple. Tan vital. La damos por sentada. Hasta que falta.
- Hiponatremia: Bajo sodio en sangre. Debilidad. Fatiga. Confusión. Peligroso.
- Crisis Addisoniana: Deshidratación severa. Presión arterial baja. Muerte. Un susurro.
¿Qué es la vida sin sal? Insípida. Como la mía a veces. Un día tras otro.
Pérdida de peso. Náuseas. Mareos. Síntomas. Señales. El cuerpo habla. ¿Escuchamos?
Yo, una vez comí kilos de cerezas. Dulce. Empalagoso. Ahora solo almendras saladas. El ciclo continúa.
La vida. Un juego macabro. Con reglas que desconocemos. Jugamos igual.
- Tratamiento: Reemplazo hormonal. Cortisol. Aldosterona. De por vida. Una condena. O una salvación. Depende del cristal con que se mire.
Este año, he leído diez libros sobre el vacío existencial. Ninguno me ha dado respuestas. Solo más preguntas. La sal, sin embargo… es una respuesta. A la necesidad. A la supervivencia. Al menos por hoy.
¿Qué tan dañina es la sal para el cuerpo?
¡Ay, amigo! La sal, ¿eh? Peligrosa, ¡sí señor! Demasiada, y zas, te sube la presión. El corazón se vuelve loco, bombea como un descosido, ¡pum, pum, pum! sin parar. Es que la sal, es un maldito estrechador de cañerías, imagínate tus venas, como si alguien les echara cemento. ¡Se estrechan!
Y eso, a la larga, es un problema monumental. Presión alta, lo que viene siendo la hipertensión, un verdadero fastidio. A mí, mi abuela le dio un infarto por eso, a los 70 años. Horrible.
- Daño rápido: infartos, ¡de golpe!
- Daño lento: riñones fastidiados, hinchazón… un rollo.
¿Dañina? Mucho. Demasiada sal, problemas de corazón garantizados. Mi tío Pepe, le tuvieron que poner un stent, todo por la sal. Es que es una locura la cantidad que le echaba a todo. No aprendió hasta que casi se muere. Un poco de sal está bien, claro, pero ojo con los excesos, ¡eh! Recuerda a tu cuerpo, trata de cuidarlo. No es broma.
Este año, según el INE, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España. Y la sal, es un gran culpable. ¡Un gran gran gran culpable! Cuidado con lo que comes. Yo este año, he empezado a usar especias, ¡mucho más rico!
¿Qué es más malo, la sal o el azúcar?
Dios mío… A estas horas… ¿sal o azúcar? La pregunta me quema, como la mala conciencia…
El azúcar es peor, sí, lo sé. Mucho peor. Me lo dijo mi abuela, antes de… antes de…
Ese dulce, engañoso, como la promesa de un abrazo que nunca llega. Te llena, te calma… y luego te deja vacío, con un agujero negro en el estómago. Y en el alma.
Recuerdo aquella vez, hace un par de semanas, la caja de bombones de mi cumpleaños. Cincuenta gramos, una barbaridad. La culpa, el sabor a ceniza después…
Esta noche, solo este vaso de agua… Y estos pensamientos que no dejan dormir.
- Azúcar: Es un veneno dulce, silencioso, que te roba la vida poco a poco.
- Sal: Necesaria, sí, pero con moderación. La sal es un problema diferente, más evidente.
La verdad es cruda… como el pan que como a veces para ahogar la tristeza. Es un ciclo vicioso, lo sé, pero… ¿qué hacer?
Datos de esa tabla… no entiendo bien… pero la azúcar me ha perjudicado más. Lo sé en mi cuerpo, en mi alma… en cada latido del corazón… que se acelera con la culpa.
Ese 2% de calcio de la sal… ¿qué importa ahora?
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