¿Qué pasa si cocino con sal marina?

34 ver

La sal marina realza el sabor de pescados, carnes y preparaciones a la parrilla. Aporta sodio y minerales como calcio y magnesio. ¡Un toque gourmet para tus platos!

Comentarios 0 gustos

¿Cocinar con sal marina: beneficios y efectos?

¡Uf!, la sal marina… Me trae recuerdos de mi abuela, en su cocina de Asturias, el 15 de agosto del 2018. Usaba una sal gruesa, de esas que compras en las tiendas locales, que le costaba unos 5 euros el kilo. Recuerdo el sabor intenso que daba a sus pescados a la brasa.

Para mí, el mayor beneficio es el sabor. ¡Es incomparable! Realmente potencia los sabores de la comida, sobre todo en carnes y pescados a la plancha. No es solo sal, es una explosión de sabor.

La sal marina tiene minerales, eso sí, calcio, magnesio… no recuerdo más. Supongo que eso es bueno, ¿no? Pero nunca me he parado a analizarlo a fondo, la verdad. Es algo que se supone saludable, pero no lo he estudiado científicamente.

En resumen: ¡Sabor! Eso sí que lo noto. Y un toque especial a las recetas. Pero respecto a sus beneficios para la salud, eso ya es harina de otro costal… para mí, simplemente es la mejor sal para cocinar.

¿Qué tan bueno es cocinar con sal marina?

Sal marina, sí, la uso siempre. ¿Será mejor? Pues no sé, pero me gusta más. La de mesa… puaj, como arena. La otra, la marina, tiene… como… ¿textura? Cristales… sí, eso. Cristales. Grandes y pequeños. Los pequeños para el día a día. Los grandes… ¿los grandes para qué eran? Ah, sí, para decorar. O para molerlos, creo.

  • Sabor: Dicen que sabe diferente. No sé, a mí me sabe a sal. Sal y ya. Pero bueno, algo tendrá. Igual es psicológico.
  • Color: ¿Color? ¿La sal tiene color? La mía es blanca. A veces un poco gris. Depende de la marca, supongo. Compré una una vez rosada, en un mercadillo. Cara, carísima. Y salada, claro.
  • Minerales: Eso sí, lo de los minerales me convence. Más natural, ¿no? Como menos procesada. La de mesa es como… artificial. Me recuerda al cloro de la piscina. ¿Tendrá cloro la sal de mesa? Debería buscarlo en Google. Luego. Ahora no. Tengo hambre.

El otro día hice una ensalada con tomate, mozzarella y sal marina. Le puse la gruesa, la de moler. Quedó… Quedó bien. Sí, bien. Aunque me pasé con el vinagre. Siempre me pasa lo mismo. Mucho vinagre. Y la mozzarella era light. Error. Mozzarella light nunca más. La próxima vez, normal. Y con menos vinagre, claro.

En resumen: la sal marina es mejor. Porque sí.

  • La uso para todo. Carnes, pescados, verduras…
  • Ayer hice lentejas. Con sal marina, obviamente. Y chorizo. Mucho chorizo. Me encantan las lentejas con chorizo.
  • Tengo un bote enorme en la cocina. De medio kilo. Dura meses. Lo compré en el supermercado, en la sección de productos ecológicos. ¿Será realmente ecológica? No sé. Pero era cara. Así que debe ser buena.

Me voy a comer. Que tengo hambre.

¿Cuál es la sal más sana para cocinar?

La sal… ¿La más sana? Uf, como buscar un fantasma en la niebla.

La sal común… blanca, omnipresente, con yodo para que la tiroides cante. Pero es tan…plana, tan sin historia, ¿no?

¿Y la sal marina? Me acuerdo de las salinas de Ibiza, el sol cegando, la sal cristalizando en pirámides perfectas… Pensarías que es lo mejor, esa brisa marina impregnándola todo. ¡Qué va!

Luego está la rosa del Himalaya, con sus vetas minerales, como un atardecer petrificado. La compré una vez pensando “esta sí que es la buena”.

Pero… el sodio es el sodio, ¿verdad?

  • El yodo es importante, eso sí.
  • Los minerales…bonito detalle, pero la cantidad es mínima, apenas un suspiro.
  • Al final, menos es más.
  • Mejor probar otros sabores y usar la sal con mesura.
  • Usar sal… y no usarla.

Mi abuela decía que la comida sin sal era como un beso sin alma. Pero también decía que todo en exceso es veneno. Y ella sí que sabía.

¿Qué tipo de sal no se utiliza para cocinar?

Sal Maldon: No es para cocinar.

Su textura, gruesa, crujiente. Un toque final, no para el fuego. Demasiado intensa.

  • Uso: Aderezo, nunca para cocinar.
  • Textura: Gruesa, delicada, crujiente. Ese es su punto.
  • Sabor: Intenso, abrumador en cocción. Solo al final.

Nota personal: Recuerdo usarla en mi ensalada de tomate de 2024, deliciosa, pero jamás la usaría en un estofado. Un error imperdonable. El sabor se impone, te lo digo. Probé una vez, un desastre culinario. Insisto, solo al final.

En resumen: Maldon, para decorar, no para cocinar. Su sabor es demasiado potente para la cocina, aunque su textura es una delicia como toque final. Punto.

¿Qué es mejor, sal marina o sal normal?

La diferencia entre sal marina y sal de mesa radica más en el proceso de obtención que en su composición nutricional. Ambas, en esencia, aportan sodio, fundamental para el correcto funcionamiento del organismo. Mi abuela, por ejemplo, siempre usó sal marina, creyendo firmemente en sus beneficios… aunque eso es más una cuestión de tradición familiar que de evidencia científica irrefutable.

La sal de mesa, normalmente refinada y fortificada con yodo (elemento crucial para la tiroides, recuerda!), es, por su proceso, más uniforme en cuanto a textura y sabor. Un producto más industrializado, digamos.

Por otro lado, la sal marina, obtenida por evaporación del agua del mar, conserva trazas de otros minerales. Su sabor, por tanto, puede variar sutilmente dependiendo de su origen. Es un producto más “natural”, aunque la naturaleza, como sabemos, puede ser impredecible.

  • Sodio: Similar en ambas. El exceso, sea cual sea su origen, es perjudicial.
  • Minerales: La sal marina contiene más, pero en cantidades insignificantes para influir significativamente en la salud. La cantidad es irrisoria, francamente.
  • Proceso: Refinado vs. natural. ¿Implica esto una diferencia sustancial en términos de valor nutricional? No necesariamente. Piénsalo: la naturaleza es maravillosa, pero también impredecible; a veces necesitamos un poco de control humano.

En definitiva, desde un punto de vista nutricional puro, la diferencia es mínima. La elección se reduce a preferencias personales de sabor y textura, además de consideraciones económicas y filosóficas sobre lo “natural”. Yo, personalmente, prefiero la de mesa por su precio y uniformidad. ¡Menos complicaciones en la cocina!

Nota adicional: El consumo excesivo de sodio, independientemente del tipo de sal, está asociado con hipertensión arterial. Mantén una dieta equilibrada y controlada en sodio para una buena salud. Mi médico me lo recordó el año pasado.

¿Cuál es la diferencia entre sal yodada y sal de mar?

¡Ay, qué lío esto de la sal! ¿Yodada? ¿De mar? ¡Menuda confusión!

La sal yodada es sal normal, de la que venden en el súper, pero con yodo añadido. Mi abuela siempre decía que era importante para la tiroides, ¡y ella lo sabía todo! Yodato de sodio, creo que era… ¿o yoduro? Da igual, ¡el caso es que lleva yodo! No cambia el sabor, al menos yo no lo noto.

¿La sal de mar? Esa sí que es otra historia. La compro a veces en el mercado, de esas que venden en bolsas de tela, ¡huele genial! La sal de mar no tiene yodo o apenas tiene, al menos que diga lo contrario el paquete. Es más cara, supongo que porque es más “natural”…¡aunque a saber de dónde la sacan!

Pensándolo bien… ¿y si compro sal marina con yodo? ¡Genial idea! Dos pájaros de un tiro. Me ahorro el engorro. Aunque… ¿se podrá? ¿o es una cosa rara?

  • Sal yodada: Yodo añadido. Para la tiroides.
  • Sal de mar: Sin yodo (normalmente). Más cara. Mejor sabor, según mi gusto.

Este año, en mi dieta, quiero incluir más pescado, ¡y por supuesto, sal! Ya que estoy, debo comprar una sal de calidad, y eso incluye el yodo para la salud. ¡Uf!, ya me estoy haciendo mayor y tengo que cuidar más mi salud. ¡Y qué pereza todo esto! Este fin de semana, iré al mercado a comprar sal marina con yodo, a ver si encuentro. ¡Cruzaré los dedos!

¿Qué sal marina es la mejor?

Sal marina, ¿cuál es la mejor? Pues… depende. Para el pescado al horno uso la gruesa. La del súper, la del paquete azul. ¿O era verde? Bah, da igual. La gruesa, esa.

  • Textura: La fina para ensaladas, creo. A veces la uso para las palomitas. Me gusta cómo se pega. ¿Palomitas con sal marina? Suena raro, pero mola.

  • Sabor: El otro día compré una ahumada… uf. Fatal para la carne. Demasiado intensa. La devolví, claro. Me quedo con la normal. La de siempre.

  • Procesamiento: ¿Procesamiento? No sé, la echo al agua de la pasta y ya. A veces la muelo con el molinillo ese que me regaló mi tía. El de madera. Se atasca con la húmeda. Qué rollo.

La sal rosa del Himalaya. Bonita, sí. Cara también. ¿Mejor? No sé. No he notado diferencia. La probé una vez en casa de Marta. En una ensalada con aguacate y tomate. Quizás para decorar… Para el día a día, la normal. La de toda la vida. La del paquete azul. O verde.

En resumen, la mejor sal es la que te guste. Yo uso la gruesa para asados y la fina para casi todo lo demás. Este año he probado la ahumada… ¡error! Y la rosa, pues… bonita, pero cara.

  • Mi favorita: Sal marina gruesa del súper (paquete azul… creo).
  • Para ensaladas: Sal marina fina.
  • Experimento fallido 2024: Sal ahumada.
  • Para posturear: Sal rosa del Himalaya.

Ayer hice lentejas con chorizo. Le eché un buen puñado de sal gruesa. Creo que me pasé. Me bebí dos litros de agua después.

#Cocina Saludable #Sabores #Sal Marina