¿Qué es bueno para cuando té cae mal la comida?
"Si te sienta mal la comida, prioriza la rehidratación con líquidos y electrolitos. En casos bacterianos, un médico podría recetar antibióticos. Los antiparasitarios se usan si hay parásitos involucrados y los probióticos ayudan a restaurar la flora intestinal."
¿Qué tomar si te indigestas o cae mal la comida? Remedios?
Ay, la indigestión… ¡qué mal rato! Recuerdo una vez, el 15 de agosto en casa de mi tía en Galicia, comí un pulpo a la gallega… ¡demasiado! Pasé fatal.
Lo primero fue rehidratarme, agua con limón, mucho. Eso sí ayuda un montón, lo he comprobado. Necesitas reponer líquidos, sobre todo si tienes vómitos o diarrea.
Mi médico, la Dra. Pérez, me dijo que para las indigestiones, a veces lo mejor es reposo y dieta blanda. Arroz blanco, galletas maría… cosas suaves.
Antibióticos o antiparasitarios, solo si un médico lo indica. No automediques, eh. Eso es importante. Con el pulpo, solo necesité reposo y líquidos.
Probióticos… nunca los probé para una indigestión, la verdad. Sé que ayudan con la flora intestinal, pero para eso, prefiero comer yogur natural, me siento mejor.
En resumen: líquidos, reposo y comida ligera. Si persiste, al médico. Un consejo de alguien que ha pasado por eso.
¿Qué puedo tomar cuando una comida me cae mal?
El estómago, un revoltijo. Una pesadilla digestiva. El malestar se instala, lento, pesado, como una piedra en el pozo del alma. Necesitas alivio. Ya.
La acidez, ese fuego que sube, que quema… Recuerdo esa vez, el verano pasado, en la playa… las gambas… un error. Un error terrible.
Ranitidina, omeprazol. Nombres que resuenan en la memoria, en el dolor agudo. Sí, esos. En la farmacia, sin receta. Un pequeño respiro. Una ayuda, aunque sea temporal. Un consuelo para el alma herida. El cuerpo grita, pide calma.
Pero… si el malestar persiste, si el fuego es demasiado intenso, si la piedra en el pozo se hace demasiado grande… médico. Es necesario. Es indispensable. No esperes. No lo ignores.
Es importante:
- Descanso.
- Agua. Mucha agua.
- Evitar ciertos alimentos: fritos, grasos, picantes. Ya sabes cuales. Los que te hacen daño. Mi abuela decía, “escucha a tu cuerpo”.
- Evitar el estrés. Aunque eso… a veces es imposible.
El doctor, el médico. Es fundamental ir, si el problema se prolonga. No lo olvides. Porque la salud… eso es importante.
La próxima vez, más cuidado. Es la única verdad que tengo presente. Ya lo sé. Lo sé. Lo sé.
¿Qué hacer cuando comiste mucho y te sientes mal?
El estómago, como un globo hinchado, pesa. Un plomo. La culpa, quizá, aún más.
No fustigarse, importante. El remordimiento es un veneno lento, inútil. Recordar la tortilla de patatas de mi abuela… y ese vino tinto que siempre insistía en servir. Imposible decir que no. Imposible.
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Verticalidad. Sentarse recto, sí. O caminar lento, muy lento. Como una tortuga cargada de recuerdos. Imagino las calles empedradas de mi pueblo, bajo el sol de agosto. Cada paso, una respiración.
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Hidratación. Agua. Pura, fresca. Como el agua del pozo de la finca. Recordar el sonido del cubo al caer, el eco en la piedra. El alivio, después.
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Jengibre y Menta. Menta en el té. Jengibre confitado. Aromas que me transportan a la cocina de mi infancia, al calor del hogar.
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Antiácido, si arde. Si la acidez quema como un reproche. Pero antes… antes, intentar respirar hondo. Pensar en el mar. En la inmensidad.
Un paseo lento, eso ayuda. Dejar que el tiempo, como un río, lave las culpas. Y esperar, simplemente esperar, a que la pesadez se disipe. Esperar, como esperamos la lluvia tras la sequía.
¿Qué hacer si me siento mal después de comer mucho?
¡Ay, la dulce resaca del atracón! ¿Te sientes como un globo a punto de explotar? No te preocupes, todos hemos estado ahí, incluso yo después de esa paella gigante en la boda de mi prima el pasado abril.
Muévete, como si tuvieras un espíritu danzante dentro. No hace falta que te apuntes a la maratón; con dar una vuelta a la manzana, como si fueras un espía intentando no llamar la atención, es suficiente. Así, tu cuerpo empezará a quemar las calorías sobrantes, esas pequeñas traidoras que ahora te pesan como plomo.
- Regular el azúcar: Imagina que tus niveles de azúcar son como una montaña rusa. El ejercicio ayuda a suavizar las subidas y bajadas, evitando que te sientas peor.
Bebe agua, mucha agua, como si estuvieras intentando llenar el Gran Cañón. A veces, la sensación de pesadez es en realidad deshidratación disfrazada. Piensa que eres como una planta que necesita riego urgente, solo que en lugar de hojas, tienes un estómago quejumbroso.
- Agua frente al licor: ¿Sabías que el agua ayuda a contrarrestar los efectos de la deshidratación que puede causar el alcohol? Aunque, siendo sinceros, después de la paella, el alcohol fue lo de menos.
Dormir, a veces la mejor cura es un buen “siestón”. ¡A recuperar energías!
Un te digestivo, como una infusión de manzanilla o jengibre.
Información adicional:
- Evitar el atracón: Obvio, pero a veces se nos olvida. Comer despacio, saborear cada bocado y ser consciente de las señales de saciedad son claves. ¡Pero claro, decirlo es más fácil que hacerlo frente a un plato de croquetas de la abuela!
- Ayuno intermitente: ¿Has oído hablar de él? Algunos lo practican para compensar excesos. Yo, personalmente, prefiero el “ayuno intermitente de Netflix”, que consiste en quedarme en el sofá viendo series hasta que el remordimiento se desvanece.
- ¡Y no te martirices! Todos tenemos derecho a un capricho de vez en cuando. Mañana será otro día, y volveremos a la rutina saludable… o no. ¡Quién sabe!
¿Cómo quitar el malestar de estómago rápido?
El ardor… este fuego en el estómago… a estas horas… es insoportable. Duele. Mucho.
Plátano maduro, sí, ayer probé uno… pero no… no fue suficiente. El alivio, efímero. Como una promesa rota.
El zumo de aloe vera… asqueroso, pero… pensé, bueno, algo es algo. No lo recuerdo con exactitud, pero no funcionó. Solo me supo a agrio.
Jengibre fresco… me lo recomendó mi abuela, que en paz descanse… masticaba un trocito, ahora mismo lo haría, si lo tuviera. Pero no tengo nada, solo este vacío y este fuego.
Y la manzanilla… la manzanilla siempre, pero hoy… no me ayuda, nada me ayuda.
Bicarbonato, sí, bicarbonato… recuerdo que lo intenté, una cucharadita en agua… me alivió un poco, pero volvió. El maldito ardor volvió.
Hoy, 2024, este dolor… este infierno… me acompaña. No se quita. No se va.
- Plátano
- Aloe vera (mal sabor)
- Comino (no lo probé, lo olvidé)
- Jengibre (necesito)
- Manzanilla (no funcionó esta vez)
- Regaliz (ni idea de donde conseguirlo)
- Canela (no lo tengo)
- Bicarbonato (alivió poco)
Necesitaría algo más fuerte. Algo que me quite este… este… este fuego que me quema por dentro. Me siento derrotado. El estómago, un volcán en erupción.
Mi padre solía tomar leche tibia con miel, lo intentaré. Quizás la miel calme este incendio. Pero… la miel… tendría que ir a comprarla. Y me da pereza, muchísima pereza. Todo me da pereza.
¿Qué tomar cuando estás intoxicado por comida?
¡Ay, qué malestar! Comida en mal estado, seguro. Esto me pasó el año pasado con unos mejillones… ¡qué horror!
Reposo absoluto, eso sí que lo aprendí. Cama, sofá… nada de esfuerzos. A ver… ¿qué más? ¡Ah, sí!
Mucho líquido. Caldos, sí, pero no de esos de sobre, ¿eh? Los caseros, que los de sobre tienen demasiada sal. También bebidas isotónicas, esas que usan los deportistas. Me acuerdo que mi hermano usa Gatorade. Tengo que probarlas alguna vez, para no depender solo del agua. Agua, mucha agua, claro.
¿Alimentos sólidos? Ni hablar. Hasta que se me pase la náusea, cero sólidos. Qué asco solo de pensarlo.
Diarrea fuerte? ¡Solución de rehidratación oral! Es fundamental, eso lo aprendí en un vídeo de Youtube sobre senderismo… aunque no hacía senderismo ese día.
¡Uy! Casi se me olvida, vigilar la temperatura. Fiebre alta… mal asunto. Lo del año pasado, con los mejillones, no me dio fiebre. Pero sí un dolor abdominal… insoportable.
Si esto se agrava… hospital, sin pensarlo. No quiero otra experiencia como la de los mejillones. Ya estoy pensando en comida… ¡pero no debo comer!
No automedicarse, jamás.
- Reposo
- Líquidos: caldos caseros, bebidas isotónicas, agua.
- Evitar sólidos hasta que pasen las náuseas.
- Solución de rehidratación oral si diarrea severa.
- Controlar la temperatura.
- Atención médica si empeora.
- NO automedicarse.
(Mi hermano dice que el año pasado se tomó unas pastillas para el dolor de estómago, pero yo no lo recomiendo. ¿Tendría que haber llamado a una ambulancia?)
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