¿Qué pasa si como sin nada de sal?

31 ver

La falta de sal (sodio) puede provocar hiponatremia, con síntomas como:

  • Debilidad muscular y calambres.
  • Desequilibrio de fluidos corporales.

Es crucial consumir la cantidad adecuada de sal para el correcto funcionamiento del organismo.

Comentarios 0 gustos

¿Efectos de comer sin sal?

¡Uf, la sal! ¿Quién diría que algo tan simple podría ser tan importante? A ver, por experiencia, cuando he intentado reducir la sal drásticamente, ¡mi cuerpo me lo ha hecho saber!

Recuerdo una vez, creo que fue por julio, estaba intentando una dieta súper baja en sodio…

De repente, empecé a tener calambres en las piernas por la noche. ¡Horribles! No entendía qué pasaba.

Después de investigar un poco, descubrí que la falta de sal podía ser la culpable. La hiponatremia suena fatal, ¿no? Pero, básicamente, es que tus niveles de sodio están por los suelos.

Luego entendí que el equilibrio de líquidos es crucial. Sin sal, todo se descontrola. ¡Ahí fue cuando volví a echarle sal a mis comidas, pero con moderación, claro!

¿Qué beneficios tiene comer la comida sin sal?

Medianoche. Otra vez. Insomnio. La sal. Pienso en la sal. En cómo me obsesionaba con ella. En cómo la echaba a todo. En cómo me dolía la cabeza después… Ahora, sin ella, todo es… diferente. Más suave. Más sutil.

Menos hinchazón. Recuerdo mis tobillos. Inflamados. Apretados dentro de los zapatos. Ahora… ya no. Eso ya no pasa. Y no es solo vanidad. Es… alivio. Un alivio silencioso. Como el de la noche.

Presión arterial. La maldita presión arterial. Alta. Siempre alta. Las pastillas… blancas, redondas, pequeñas. Un recordatorio diario de mi… debilidad. Ahora tomo menos. Menos pastillas. Menos miedo. Un pequeño triunfo en esta oscuridad.

  • Me levanto más ligero.
  • Duermo… bueno, eso sigue siendo un problema.
  • Pero la comida… la comida sabe diferente. A comida. No a sal.

Esta noche cené pollo al horno con limón. Sin sal. Mi madre siempre le echaba sal. Mucha sal. Decía que así “sabía a algo”. Yo también lo creía. Ahora sé que se equivocaba. El limón… el sabor del limón… era… suficiente. Más que suficiente.

Respuesta: Reduce la presión arterial y la retención de líquidos.

Ayer mismo, hablando con mi médico –el doctor Álvarez, de la clínica de la calle Mayor–, me confirmó que mi presión arterial ha mejorado notablemente. Me felicitó. Dijo que estaba orgulloso de mí. Orgulloso. Una palabra que no escuchaba hacía mucho. Demasiado. Tal vez… tal vez haya esperanza. Aun en la oscuridad.

¿Qué pasa si reduces el consumo de sal?

Si bajas la sal, te baja la presión y vives más, en teoría. Un montón de muertes anuales están relacionadas con el exceso de sal, casi dos millones, creo haber leído.

La verdad es que yo lo noté. Hace unos meses, me dio por cocinar en casa más a menudo. Antes, solo pedía pizza o algo rápido, siempre súper salado. Ahora, hago la comida yo. Al principio, echaba sal a todo, como siempre. Pero un día, probé sin sal y… ¡Oye, no estaba tan mal! Poco a poco fui reduciendo.

  • Empecé a usar más especias: pimentón, comino, orégano, ¡un festival!
  • Descubrí el zumo de limón. Un chorrito hace maravillas.
  • Y el ajo, claro. Ajo a saco.

La bajada de sal la noté sobre todo en la retención de líquidos. Antes, por las mañanas me sentía hinchado, como un globo. Ahora, mucho menos. Y creo que hasta me veo mejor en el espejo.

Un día, me tomé unas patatas fritas de bolsa, de las de siempre. ¡Madre mía, qué saladas estaban! Me supo fatal, casi me da algo. Antes me las comía sin problemas. Creo que mi paladar se ha readaptado.

A ver, tampoco soy un santo. A veces me doy un homenaje salado, que no soy de piedra. Pero intento controlarme. Menos sal, más vida, supongo. Eso dicen. Yo, de momento, me siento mejor.

Reducir la sal puede tener efectos secundarios:

  • Si tienes problemas de salud, consulta al médico.
  • Al principio, la comida te puede parecer sosa. Hay que darle tiempo al paladar.
  • Lee las etiquetas de los alimentos. ¡La sal está escondida en todas partes!
  • Cuidado con las sales “light”. A veces no son tan light como parecen.
  • No te obsesiones. Un poco de sal es necesaria para el organismo.

Otro dato interesante es que la sal no solo sube la presión arterial. También afecta a los riñones, al corazón y hasta al cerebro. Y no es solo la sal que añades tú al cocinar. Un montón de alimentos procesados tienen cantidades brutales de sal. Galletas, pan de molde, embutidos, latas… ¡Una locura!

Lo que me hizo darme cuenta de todo esto fue una charla que oí en la radio. Hablaban de la importancia de comer sano y de reducir la sal. Al principio no le hice mucho caso, pero luego empecé a investigar y me quedé flipado.

Ahora, cuando voy al supermercado, miro las etiquetas de todo. Y me doy cuenta de la cantidad de porquería que comía antes. Intento comprar productos frescos y cocinar en casa. Es más trabajo, sí, pero vale la pena.

¿Qué consecuencias tiene la falta de sodio?

¡Madre mía, la falta de sodio y te quedas más plano que una rueda de bicicleta pinchada! O sea, no es broma. Te puede dar una pájara del siglo, náuseas que ni ver un anuncio de comida después de una maratón, y una confusión mental… ¡como si te hubieran dado con el manual de instrucciones de un televisor inteligente en la cabeza!

  • Náuseas y vómitos: Piensa en el peor atracón de tu vida, pero sin la parte divertida de haber comido como si no hubiera un mañana. Yo una vez me comí un kilo de fresas y me puse fatal… pero nada que ver con esto, eh. Esto es serio.

  • Pérdida de energía: Olvídate de correr la San Silvestre, con la falta de sodio no te dan ganas ni de ir a la nevera. Te conviertes en un perezoso profesional, ¡un campeón mundial del sofá! Yo el otro día me pasé tres horas buscando el mando a distancia… pero eso es otra historia.

  • Confusión: Imagina intentar resolver un cubo de Rubik después de tres chupitos de tequila. Pues así, pero sin la gracia del tequila. Una vez intenté montar una estantería de Ikea con falta de sueño… parecido, pero peor.

  • ¡Y ojo! Que si la cosa se pone fea, vienen las convulsiones, el coma, y hasta… bueno, ya sabes. Mejor no tentar a la suerte, ¿no? Como aquella vez que intenté hacer parapente… no, espera, esa historia no viene a cuento.

En resumen: Si te falta sodio, estás en la friend zone de la salud. ¡Come algo salado, hombre! Unas patatitas, unos frutos secos, ¡lo que sea! Que no te digo que te metas un lingotazo de sal, pero vamos, un poquito de alegría al cuerpo. Yo ahora mismo me voy a comer un pepinillo en vinagre… ¡qué rico!

Ah, y por cierto, me llamo Paco. Encantado. Y no soy médico, ¿eh? Esto es solo una charla de bar, no te lo tomes como consejo médico. Si te encuentras mal, ve al médico de cabecera, ¡no me vengas luego con quejas! Que luego me llaman a mí y tengo que dar explicaciones… y no me apetece nada. ¡Hale, a cuidarse!

¿Qué beneficios puede tener una dieta baja en sal para nuestra salud?

Reduce la presión arterial. Fundamental. Menos sal, menos retención de líquidos, menos tensión en las arterias. Como cuando desinflas un poco un neumático. Yo mismo, reduciendo la sal, noté una mejora en mis mediciones matutinas. Curioso cómo un pequeño cambio puede tener un impacto tan directo.

Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Obvio, al bajar la presión arterial, el corazón trabaja más relajado. Menos esfuerzo, menos desgaste. Es como conducir a una velocidad moderada en lugar de ir siempre a tope. A la larga, se nota. Este 2024, se estima que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte. Preocupante, ¿no?

Mejora la función renal. Los riñones se encargan de filtrar la sangre y eliminar los desechos. Con menos sal, menos trabajo para ellos. Algo así como limpiar una habitación menos desordenada. Más fácil, más eficiente. Recuerdo un estudio que leí el año pasado sobre la carga que supone el exceso de sal para la función renal. Impresionante.

Puede ayudar a prevenir la osteoporosis. El exceso de sal puede aumentar la excreción de calcio en la orina, debilitando los huesos. Quizás, reducir la sal y aumentar el consumo de lácteos, sea una buena estrategia para el cuidado óseo a largo plazo. Una inversión para el futuro, ¿no? Siempre pienso en cómo quiero estar dentro de 20 años…

  • Menor riesgo de edema. Menos hinchazón en tobillos, piernas, manos. A mí me pasaba, sobre todo en verano.
  • Posible mejora en la función respiratoria. En algunos casos, se ha observado una mejoría en pacientes con asma.
  • Mejor gusto por los alimentos. Al reducir la sal, se empieza a apreciar el sabor real de la comida. Increíble la cantidad de matices que se descubren. Yo ahora disfruto mucho más de la comida sencilla, natural.

Me acuerdo de una vez que fui a un restaurante especializado en comida baja en sodio. Fue una revelación. La comida, deliciosa. Demostraba que se puede comer bien y sano sin necesidad de abusar de la sal. Igual me animo a cocinar algo similar este fin de semana. Ya veremos…

#Baja En Sal #Dieta Sin Sal #Salud Renal: