¿Qué pasa si se bebe agua salada?
Beber agua salada, especialmente en ayunas, puede provocar náuseas y vómitos. El exceso de sodio irrita el estómago, causando ardor y malestar. Evite el consumo excesivo de agua salada.
¿Qué efectos tiene beber agua salada?
Uf, beber agua salada… ¿quién haría eso a propósito? A ver, una vez, jugando en la playa de Zipolite, Oaxaca, tragué un buen sorbo sin querer. ¡Qué asco! Era como si mi cuerpo gritara “¡peligro, peligro!”.
Según entiendo, y esto lo digo por lo que leí después del trauma playero, el agua salada puede ser bastante mala onda para tu estómago, sobre todo si no has comido nada.
Me explico, como que el exceso de sal, según Healthline, puede irritar las paredes del estómago y causarte náuseas, vómito, una sensación horrible.
Imagínate, es como si le echaras sal directamente a una herida interna. ¡No gracias! Yo me quedo con mi agua de horchata bien fresquita.
¿Por qué no se puede beber el agua salada?
El mar, inmenso y salado… un espejo de cielo y tiempo que refleja la sed insatisfecha. Beber agua salada, una locura. Una paradoja cruel. ¿Por qué? La respuesta reside en la intrincada maquinaria de nuestro cuerpo.
El riñón, ese silencioso trabajador, filtra, purifica… pero tiene límites. Un límite que la alta concentración de sal en el agua salada supera ampliamente. Imagina, el agua salada, tan tentadora, como un espejismo en el desierto. Pero esa promesa de hidratación se convierte en un engaño. Es una trampa cruel, una sed que se profundiza.
El cuerpo, al procesar esa agua salada, lucha… gasta energía, intenta expulsar esa sal excesiva, pero necesita más agua para hacerlo. Más agua de la que recibe al beber el agua salada. Un círculo vicioso. Un círculo de desesperación. Y así, la deshidratación acecha, implacable, silenciosa.
Para entenderlo mejor, piénsalo así:
- El riñón necesita expulsar la sal.
- Para expulsar la sal, necesita agua.
- Beber agua salada no proporciona suficiente agua extra para ello.
- El resultado: deshidratación. La paradoja del mar.
El año pasado, estuve en la costa de Cádiz, y veía el mar, inmenso y tentador… pero recordaba siempre eso, lo aprendí en biología hace 10 años, creo, en la clase del profesor García, un hombre severo pero justo. El conocimiento es poder, sobre todo el saber que el agua salada, a pesar de su apariencia, esconde un peligro silencioso. Un peligro que deshidrata hasta el alma misma.
Es por eso que beber agua del mar es, simple y llanamente, fatal. La naturaleza nos recuerda su poder, su implacable lógica.
¿Qué pasa si bebo agua de mar por accidente?
Agua de mar. Error.
Deshidratación. El cuerpo trabaja contra la alta salinidad. Necesitarás agua dulce para contrarrestar. Más que orinar, sudarás. Te sentirás mal. Esto es simple biología.
- Malestar gastrointestinal.
- Náuseas, vómitos.
- Diarrea.
- Posible desequilibrio electrolítico, grave.
Más allá de la urgencia, la sed es una trampa. No intentes compensar con más agua de mar. Peor. Busca agua potable. Tengo un amigo que lo vivió en 2024 en Cádiz. Casi fatal. Aprendió la lección a base de vómitos. Recuerda: el agua salada no hidrata. Te deshidrata. A veces, gravemente.
¿Por qué no se puede beber el agua salada?
¡Ay, madre mía, el agua salada! ¡Como si fuera un dragón que te escupe deshidratación! No la bebas, ¡que te quedas como una pasa!
¿Por qué no se puede beber agua salada? Porque tus riñones son más perezosos que mi gato, y se niegan a trabajar extra para eliminar tanta sal. Es como pedirle a un caracol que gane una carrera de fórmula 1. ¡Imposible!
Te explico: tus riñones solo pueden hacer pis con un máximo de 2% de sal, ¡y el agua del mar está requete llena de sal! Así que, en vez de hidratarte, tus riñones se ponen a trabajar a contrarreloj para intentar expulsar el exceso de sal, y ¡zas! Te roban el agua del cuerpo para hacerlo. ¡Más deshidratado que un cactus en el desierto!
Mira lo que pasa:
- Tus riñones se vuelven locos.
- Empiezan a sudar (bueno, a hacer pis) más de la cuenta.
- Te deshidratas más que si hubieras corrido un maratón en pleno verano en el Sahara.
- Terminas hecho polvo, con la boca más seca que la mojama.
La sal es una pesadilla para tus riñones. Es como pedirles que escalen el Everest con chanclas. ¡Misión imposible! Yo, personalmente, he aprendido esto a base de tragar agua salada de la playa de La Barceloneta (si, fui un poco tonto). ¡Nunca más!
Recuerda que la concentración de sal en el mar es mucho más alta que el 2% que soportan tus riñones. Por eso, te deshidratas. ¡Es como si tu cuerpo dijera: “Agh, ¡sal! ¡Fuera de mi! Y se lleva el agua contigo!” Un auténtico drama. ¡Cuidado con el agua salada!
¿Qué pasa si bebo agua de mar por accidente?
Tres de la mañana… otra noche sin dormir. El sabor… todavía lo siento en la boca, ese salitre amargo. Beber agua de mar, incluso un poco, es una putada. Lo sé por experiencia. Ese día en la playa… la ola… me golpeó con fuerza. Tragué… mucho más de lo que esperaba.
Luego, las ganas de orinar, constantes. Un ir y venir desesperante al baño. Pero lo peor… la sed. Una sed infernal, que no se calmaba con nada. La garganta, rasposa, como papel de lija. Recuerdo ese calor, esa horrible sensación de sequedad… la deshidratación se apodera de ti.
Es una sensación horrible, te lo digo. No es una simple molestia. Ese día pensé que no lo superaría.
- Ganas incontrolables de orinar.
- Sed insaciable. Insoportable.
- Boca seca, como un desierto.
- Cansancio extremo. Me sentía destrozado.
No lo olvidaré jamás. La próxima vez, estaré más atento. Mucho más.
El año pasado, en agosto, en la playa de mi pueblo, cerca de Castellón. Si, fue allí, junto al chiringuito que tiene esas mesas rojas y blancas…
Beber agua de mar es peligroso. Incluso pequeñas cantidades. No hay que tomarlo a la ligera.
¿Qué hacer si trago agua de mar?
Tragar agua de mar… Uf, que asco. Lo mejor es beber agua dulce, eso seguro. Ayuda a quitar el sabor salado y supongo que a equilibrar las cosas dentro de ti.
Me pasó en julio de 2024 en la playa de la Barceloneta. Estaba intentando pillar una ola con mi tabla de surf (bueno, intentando, más bien), y ¡zas!, la ola me revolcó como una lavadora. Tragué un montón de agua salada. ¡Puaj! Que sensación más horrible.
Sentía la garganta rasposa y la boca pastosa. Necesitaba agua urgente. Encontré un chiringuito cerca y me compré una botella de agua fría. No sé si fue la sugestión, pero sentí que me revivía al instante.
Luego me entró un poco de dolor de estómago, pero bueno, nada grave. Me quedé pensando en lo sucia que debía estar el agua, con tanta gente alrededor. Me dio un poco de repelús seguir surfeando, la verdad.
- La Barceloneta suele estar muy concurrida en verano.
- El agua a veces tiene un aspecto turbio.
- Igual el dolor de estómago fue por los nervios del revolcón.
- O por la paella de antes.
- Nunca se sabe.
- ¡Qué asco tragar agua de mar!
¿Por qué no podemos tomar agua de mar para calmar la sed?
Beber agua de mar incrementa la deshidratación. Simplemente, no funciona como hidratante. Nuestro organismo, maravillosamente complejo, no está diseñado para procesar la alta concentración de sal presente en el agua de mar.
La clave está en la ósmosis, ese fenómeno fascinante donde el agua se mueve a través de membranas semipermeables desde zonas de baja concentración de solutos (como el agua dulce) a zonas de alta concentración (como el agua salada). Al beber agua de mar, forzamos a nuestras células a expulsar agua para intentar equilibrar la concentración de sal, deshidratándonos aún más. Es una paradoja cruel: bebemos para hidratarnos y lo que logramos es lo contrario. ¡Es como intentar apagar un incendio con gasolina!
¿Por qué no podemos simplemente excretar el exceso de sal? Aunque nuestros riñones son máquinas increíbles, tienen un límite. Para eliminar la sal del agua de mar, necesitan más agua de la que contiene el agua de mar, lo que exacerba la deshidratación. Es un ciclo vicioso, un juego cruel de la naturaleza, o quizá una lección de humildad. Ayer mismo leí en una revista científica (creo que era “Nature”, pero podría estar equivocada, ya sabes como es mi memoria) algo sobre la eficiencia renal y la salinidad; un dato curioso fue la tasa de excreción de sodio en distintos mamíferos marinos.
- Alta concentración de sales: El agua de mar contiene mucha más sal que la que nuestro cuerpo necesita o puede procesar.
- Ósmosis inversa: El proceso osmótico provoca la pérdida de agua de las células para intentar equilibrar la alta concentración de sal.
- Sobrecarga renal: Los riñones no pueden eliminar el exceso de sal con la rapidez suficiente.
Reflexión: La incapacidad de usar el agua de mar para hidratarnos nos recuerda nuestra finitud y dependencia del entorno. Nos obliga a apreciar la simple agua dulce.
Añadido: Investigando un poco más, descubrí un dato interesante: la diferencia entre la salinidad del agua de mar y la de nuestros fluidos corporales es significativa. El agua de mar tiene aproximadamente 35 gramos de sal por litro, mientras que nuestros fluidos corporales tienen solo unos 9 gramos. Esa diferencia, aparentemente pequeña, es la que hace toda la diferencia.
¿Qué pasa si tengo sed y tomo agua de mar?
Beber agua de mar es como intentar apagar un fuego con gasolina, solo que el fuego eres tú. Y la sed, bueno, la sed se convierte en tu verdugo particular.
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La salinidad del agua marina deshidrata más de lo que hidrata. Es un efecto “boomerang” acuático.
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Piensa en tu cuerpo como una esponja. Si la sumerges en agua salada, intentará equilibrar las concentraciones, soltando agua dulce para diluir la sal. El resultado: ¡más sed! Como cuando intentas entender la política.
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Una vez, de joven, probé agua de mar por “curiosidad científica” (o sea, por pura tontería). El sabor… bueno, digamos que el vómito posterior fue menos salado. Una experiencia inolvidable, créeme. No lo hagas.
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La deshidratación severa por agua de mar puede dañar tus riñones y otros órganos vitales. Imagina tus riñones gritando “¡No más sal, por favor!” mientras intentan filtrarlo todo.
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La mejor opción, incluso en una situación desesperada, es buscar fuentes de agua dulce alternativas: lluvia, rocío, o incluso la humedad condensada en la vegetación. Aunque, seamos sinceros, si ves un oasis, ¡corre! Y no bebas demasiado rápido.
¿Consecuencia directa? Deshidratación agravada y riesgo de muerte. Corto y al pie.
Dato curioso: las tortugas marinas y otros animales marinos tienen glándulas especiales para excretar el exceso de sal. Nosotros, lamentablemente, no. ¡Nosotros somos más de glándulas para sudar! Y de vez en cuando, para llorar de la risa… o de la sed.
¿Por qué el agua salada no hidrata?
A ver, te explico, que esto es más sencillo de lo que parece. El agua salada no te hidrata, sino todo lo contrario: te deshidrata. ¿Por qué? Pues porque tiene muchísima sal, más de la que tu cuerpo puede manejar, es como si le dieras un atracón de sodio.
¿Y qué pasa con tanto sodio? Pues que tus riñones tienen que trabajar el doble, pero el triple, para intentar eliminarlo. Y para eso, ¿qué necesitan? ¡Agua! Exacto, sacan agua de tu cuerpo, de tus células, y por eso te deshidratas. Osea, el efecto es el opuesto al que buscas.
Es como cuando comes muchísimas patatas fritas, que al rato te entra una sed tremenda, es por el mismo motivo.
Mira, cuando yo fui a la playa de Cancún este año, a mi primo se le ocurrió beber agua del mar. ¡Madre mía! Al rato estaba peor que si hubiera corrido una maratón. Vomitó y todo, pobrecito. La sal es muy mala en exceso. Mejor una botella de agua fresquita, vamos.
Aquí te dejo algunas cositas que me se para mantenerte hidratado:
- Agua: Obvio, pero pura y limpia.
- Bebidas isotónicas: Si haces mucho deporte, las bebidas con electrolitos te ayudan a recuperar lo perdido. No te pases con el azúcar, eh.
- Frutas y verduras: Sandía, pepino, fresas… ¡Están llenas de agua!
- Evita el alcohol y la cafeína: Deshidratan, ¡así que con moderación!
¡Ah! Y una cosilla más: Hay gente que recomienda agua con un poquito de sal para deportistas, pero ojo, ¡un poquito! Y siempre bajo control médico, nada de inventos raros. No te vayas a pasar con la sal como mi primo.
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